Cortesía del Dr. Ronald Green.
La luxación de rótula, un trastorno hereditario en perros y gatos, se caracteriza por el desarrollo ectópico de la rótula medial o lateral al surco troclear del fémur. La luxación de rótula se asocia con múltiples deformidades de la extremidad posterior, incluyendo la cadera, el fémur y la tibia. Las luxaciones mediales de la rótula pueden implicar un ángulo coxofemoral reducido (coxa vara), arqueo lateral del fémur, rotación interna de la tibia, surco troclear poco profundo e hipoplasia del cóndilo femoral medial; las luxaciones laterales ocasionan cambios en sentido inverso.
Los signos clínicos son variables y están basados en la gravedad de la lesión. Pueden resultar afectados animales de cualquier edad. En general, los gatos y las razas de perros pequeños y miniatura sufren una luxación medial, mientras que los perros grandes sufren una luxación lateral. Los animales afectados están cojos o caminan a saltos. La palpación de la articulación de la rodilla revela un desplazamiento de la rótula.
La luxación de rótula se puede clasificar según el nivel de gravedad:
En el grado I, los signos clínicos son leves e infrecuentes, y la rótula puede luxarse de forma manual, pero regresa con facilidad al surco troclear.
En el grado II, la rótula se luxa durante la flexión de la articulación y vuelve a su posición durante la extensión, lo que hace que los animales tengan una cojera saltarina resoluble.
En el grado III, la rótula dislocada se encuentra con mayor frecuencia fuera, en lugar de dentro, del surco troclear, y la cojera es consistente. En estos animales son evidentes las deformidades óseas.
En el grado IV la cojera y las deformidades son más graves.
Las radiografías de los animales afectados revelan varios grados de cambios en las extremidades, a partir del grado de la luxación.
La corrección quirúrgica es el tratamiento habitual. El tipo de intervención quirúrgica se basa en la gravedad de la luxación y puede incluir procedimientos ortopédicos y de los tejidos blandos. Las actuaciones útiles son las incisiones de liberación fascial (en el lado de la luxación), la imbricación de la cápsula articular y retináculo (en el lado opuesto a la luxación), la profundización del surco troclear, la transposición de la cresta tibial y la sutura de imbricación de la tuberosidad tibial a la fabela. En las deformidades graves puede ser necesario practicar una osteotomía femoral o tibial, artrodesis de la articulación de la rodilla, o amputación de la extremidad.
El pronóstico de recuperación es bueno en los animales con afectación de leve a moderada. Las lesiones simultáneas del ligamento cruzado craneal y del menisco medial se deben identificar y tratar. La afección en gatos es menos grave que en perros y tiene un pronóstico excelente.