Las lesiones por quistes óseos en la falange distal pueden provocar una cojera que varía de leve a grave y puede no responder a los antiinflamatorios. No existe predisposición evidente por edad o sexo. Los quistes se suelen diagnosticar primero en caballos jóvenes (1-3 años de edad), pero pueden diagnosticarse en caballos viejos. Se desconoce si los quistes tienen un origen de desarrollo o traumático. Se localizan con mayor frecuencia en el hueso subcondral, ya sea en el proceso extensor o a lo largo de la superficie de la articulación cerca de la línea media; los quistes pueden comunicarse con la articulación interfalángica distal. La cojera puede exacerbarse con la flexión distal de la extremidad y por lo general responde a la anestesia intraarticular de la articulación interfalángica distal si los quistes se comunican con la articulación. La cojera puede responder a la anestesia del nervio digital palmar, pero más frecuentemente requiere un bloqueo del nervio más proximal (p. ej., sesamoideo abaxial) para la resolución de la cojera. El diagnóstico se confirma por radiología y/o TC. El diagnóstico diferencial incluye queratoma, enfermedad navicular y enfermedad degenerativa articular primaria de la articulación interfalángica distal. El tratamiento quirúrgico incluye el desbridamiento artroscópico; los abordajes extracapsulares (a través de la pared del casco) a los quistes se han utilizado en lesiones menos accesibles. Se ha descrito que se produce una fractura secundaria del proceso extensor debido a un quiste en esa región. Algunos caballos vuelven a un estado normal de rendimiento, mientras que otros se utilizan para fines alternativos, como la cría.