La marcha anormal en las cabras es un signo inespecífico común a muchas enfermedades y afecciones. Para el diagnóstico es importante contar con una anamnesis completa, que debe incluir la incidencia y la duración en el animal o en la explotación, la nutrición, los cambios alimentarios, el método de cría y las introducciones recientes en la explotación. ( ver Cuidado preventivo de la sanidad y la cría de cabras).
Algunas causas de cojera se pueden asociar con una enfermedad sistémica. Por tanto, se debe realizar siempre una exploración física a fondo, seguida por un examen detallado de las cuatro extremidades, con una valoración específica de la marcha y de la movilidad, como intento de localizar problemas locomotores. En las cabras, al igual que en otras especies, las dificultades locomotoras suelen implicar directamente al sistema musculoesquelético; sin embargo, las afecciones del sistema nervioso pueden mimetizar una enfermedad musculoesquelética.
Se debe examinar la pezuña de la extremidad o extremidades afectadas, y retirarse cualquier exceso de material córneo para dejar una superficie uniforme de apoyo. Si no se han recortado las pezuñas recientemente, o si las cabras se han mantenido sobre superficies o lechos blandos, es habitual que haya un exceso de material córneo que desborda las paredes, dedos y talones, y se dobla sobre la suela. En caso de negligencia grave, los cascos deformados con dedos alargados (es decir, en forma de trineo o babucha turca) pueden hacer que la cabra camine sobre sus talones. Durante el recorte de las pezuñas, se ha de observar cualquier porción anormalmente engrosada del estrato córneo, el deslizamiento del talón o la planta, el desgaste anormal de una pezuña o un olor anormal.
Después del recorte se deben lavar bien las pezuñas y examinar si hay heridas punzantes, cuerpos extraños como piedras o espinas atrapadas en el espacio interdigital o pus de un absceso. La inspección debe también incluir la banda coronaria o la corona.
El resto de la extremidad debe palparse cuidadosamente, con inclusión de huesos, tendones y músculos. Debe buscarse cualquier atrofia muscular o restricción de movimiento, y las estructuras de la extremidad contralateral se deben comparar para detectar asimetría.
Las articulaciones también deben examinarse para descubrir calor, tumefacción o signos de dolor. Si la exploración clínica sugiere la implicación de una articulación, puede ser necesario aspirar asépticamente un poco de líquido de una articulación afectada mediante artrocentesis.
También puede ser útil una muestra de sangre o suero para establecer la causa subyacente de la cojera. En la artritis séptica, el recuento de leucocitos puede estar elevado. Las concentraciones séricas de calcio, fósforo y vitamina D pueden ayudar a diagnosticar la epifisitis o el raquitismo, aunque las concentraciones a menudo vuelven a la normalidad antes de examinar a la cabra afectada. Si se sospecha artritis y encefalitis caprina (AEC), la presencia de anticuerpos se puede comprobar mediante ELISA sérico; sin embargo, pueden producirse resultados falsos negativos y falsos positivos. Los animales neonatos pueden presentar interferencias de anticuerpos calostrales.
La radiografía es a menudo una herramienta diagnóstica útil para la cojera, especialmente en casos de fractura, epifisitis y artritis séptica. En las epifisitis hay que comprobar las líneas de crecimiento; a menudo existe desviación lateral de los radios y, en ocasiones, adelgazamiento del hueso. En la infección por virus de la AEC, la tumefacción inicial del tejido blando, circundante a la articulación afectada, puede seguirse de depósitos de calcio en el tejido periarticular tumefacto, la cápsula articular, los ligamentos, los tendones y las vainas tendinosas. Los cambios posteriores pueden incluir una producción moderadad de osteofitos periarticulares, cuerpos sueltos intraarticulares (es decir, "ratones articulares") o huesos libres en la articulación, y extensiones rugosas del hueso periarticular proximal y distalmente.
El diagnóstico diferencial en cualquier caso de cojera está influido por la localización geográfica, la historia clínica del rebaño, las prácticas de tratamiento y otros factores relevantes.