Aunque muchos factores pueden afectar a la marcha normal de una vaca, los métodos típicos de detección de la cojera se basan en la identificación visual subjetiva de las desviaciones del movimiento normal, como resultado del dolor en una o más extremidades. Este método convencional puede carecer de sensibilidad en la detección de cojera de leve a moderada. El desarrollo de sistemas automatizados de detección de la cojera resulta prometedor para mejorar la precisión de la identificación de lesiones leves. Tanto si la cojera se detecta mediante observación visual como con un sistema automatizado, el diagnóstico de seguimiento y el tratamiento de la lesión o lesión causal son esenciales.
Una vaca con una locomoción normal (también conocida como marcha o movilidad) tiene una zancada que consiste en una fase de balanceo y una fase de apoyo. La fase de apoyo comienza cuando el talón de la pezuña lateral entra en contacto con el suelo, absorbiendo la fuerza inicial del impacto. A medida que progresa la fase de apoyo, la pezuña medial y las estructuras internas, como el aparato suspensor y el cojinete digital, distribuyen el impacto al posarse. La fase de apoyo termina y la fase de balanceo comienza cuando se levanta la pezuña del suelo y no hay soporte de peso. Las diferencias en la locomoción normal entre las vacas se pueden explicar por factores individuales como la raza, el tamaño de la vaca, la edad, el número de partos, la fase de la gestación y la conformación de la pezuña, la pata y la ubre. La locomoción también puede verse influida por factores ambientales como el tipo de superficie para caminar, la humedad, la tracción y los obstáculos (p. ej., escalones, giros, desniveles).
Una vaca coja ajustará o modificará su marcha y postura de forma diferente según el origen del dolor en el pie o en la parte superior de la extremidad, y también según el foco específico de dolor dentro de la pezuña en los casos de cojera del pie. Los signos clínicos de cojera incluyen cambios en la locomoción (p. ej., reducción de la velocidad, disminución del paso, longitud y seguimiento, aumento de la abducción, incremento de la asimetría), la postura (p. ej., dorso arqueado, higroma de corvejón, protracción o retracción de las extremidades traseras, apoyo sobre los nudillos del menudillo), la distribución del peso (p. ej., cambio de peso entre las extremidades, soporte desigual del peso) y cambios en el comportamiento (p. ej., tumbada, en estación, alimentación, socialización, rumia).
La detección de la cojera se suele basar en la observación visual de la locomoción de la vaca. Preferiblemente, se debe evaluar a las vacas donde puedan caminar con un flujo constante durante al menos cuatro zancadas completas en una superficie libre de obstáculos, giros, pendientes y escalones. Se han desarrollado numerosos sistemas de puntuación de la locomoción para identificar las desviaciones de la marcha o la postura normales, cuyo objetivo es evaluar el ganado vacuno de carne y leche cuando camina y está en estación, así como cuando está sujeto (es decir, evaluación del establo para explotaciones lecheras con estabulación en plaza fija). Hay más de 28 sistemas de puntuación de la locomoción en todo el mundo para el ganado vacuno de carne y leche, que difieren en la escala de valoración (cada uno de 2-9 puntos, con las escalas de 3 y 5 puntos utilizadas con mayor frecuencia), el número y el tipo de indicadores de cojera utilizados (arco posterior, sacudida de la cabeza, seguimiento hacia arriba, pasos asimétricos, soporte de peso, longitud de la zancada, velocidad, abducción y/o aducción de la extremidad, rigidez/flexión de la articulación) y la clasificación de la cojera (desde no cojera a leve, moderada, cojera o grave). En la industria láctea, la puntuación de la locomoción se ha convertido en un estándar de la industria y una práctica de evaluación de la salud de la explotación para identificar, controlar y controlar la cojera a nivel de la vaca y de explotación. La puntuación de la locomoción es un componente clave de los programas de prevención de la cojera y de los programas de garantía de la calidad del bienestar.
Varios factores contribuyen a los retos a los que se enfrenta actualmente la industria a la hora de detectar la cojera y diagnosticar las lesiones de las pezuñas. Por ejemplo, el dolor a menudo está enmascarado por la naturaleza estoica de la vaca, lo que ayuda a explicar el bajo rendimiento diagnóstico de la puntuación de la locomoción como herramienta para identificar a las vacas con lesiones dolorosas en las pezuñas. También hay un desfase entre el momento en que una vaca experimenta por primera vez dolor dentro de la pezuña y el momento en que se hace visible una lesión en la suela. Además de estos factores, la puntuación de la locomoción es un método subjetivo que exige una formación continua, lo que dificulta la identificación de las vacas con cojera leve o moderada. La tendencia a pasar por alto los casos leves y moderados contribuye a la subestimación común de la cojera por parte de los productores. Por ejemplo, los estudios en América del Norte, Europa y Nueva Zelanda indican que los productores no detectan entre el 60 % y el 80 % de las vacas calificadas como cojas por un observador externo entrenado. A nivel de explotación, la detección de la cojera y la evaluación y el tratamiento asociados de la pezuña deben realizarse de forma rutinaria (cada 2-4 semanas). La práctica constante de técnicas de detección de la cojera en la granja y el entrenamiento en estas técnicas pueden disminuir el impacto de la cojera al mejorar la detección precoz. Sin embargo, estos son métodos de diagnóstico que exigen mucho tiempo y trabajo y que, junto con el aumento del tamaño de la explotación, parecen representar complicaciones prácticas para los productores.
Las complicaciones relacionadas con los métodos visuales de detección están contribuyendo al desarrollo de tecnologías automatizadas. Los sistemas automatizados de detección de cojeras son un área de rápido desarrollo y se suelen basar en 1) métodos cinemáticos (analizando el movimiento corporal a lo largo del tiempo, como las técnicas de procesado de imágenes y el uso de acelerómetros), 2) métodos cinéticos (analizando la fuerza aplicada al cuerpo, como la fuerza y las placas de presión y las plataformas de pesaje) o 3) métodos indirectos (es decir, termografía por infrarrojos). Además, estos sistemas de detección automatizados suelen utilizar algoritmos diseñados para procesar los datos y filtrar el ruido. El grado de desarrollo y la precisión de estas tecnologías para su uso en la detección de la cojera, así como su eficacia para disminuir el impacto de la cojera, pueden variar ampliamente. Teniendo en cuenta el potencial de estos sistemas automatizados para ser rentables en las granjas, junto con sus beneficios adicionales para el bienestar animal, es probable que los sistemas automatizados de alerta temprana disponibles comercialmente se vuelvan más comunes en las explotaciones lecheras.
Es importante tener en cuenta que la cojera es un signo clínico y no una enfermedad en sí misma. Por tanto, la causa de la cojera en la vaca debe localizarse y determinarse siguiendo los pasos siguientes. Deben considerarse la anamnesis y el entorno del animal al interpretar los hallazgos de una evaluación clínica general y una evaluación física más detallada.
Pasos en un examen de cojera:
Evaluación de la locomoción: el propósito de evaluar la locomoción es obtener una impresión inicial de la localización anatómica del dolor y la cojera posterior, y evaluar la recuperación después del tratamiento. La evaluación de la locomoción implica valorar la postura de la vaca (p. ej., el dorso, los hombros, la pelvis), los movimientos (p. ej., al levantarse y tumbarse, cuando sea posible) y cada extremidad y pezuña. Por lo general, la evaluación de la marcha puede determinar si la cojera está en la extremidad delantera o trasera y, a veces, si está en la parte superior de la extremidad. En la mayoría de los casos, especialmente en el caso del ganado vacuno lechero, siempre se debe realizar un examen detallado de la pezuña, antes de considerar la parte superior de la extremidad como el origen de la cojera. (Enlace a los vídeos de puntuación de la locomoción visual.)
Examen físico de la extremidad: una vez que se ha identificado la extremidad afectada, se debe sujetar adecuadamente a la vaca y asegurar bien cada extremidad y pezuña para una evaluación más detallada. A menos que haya una lesión visible obvia, debe inspeccionarse minuciosamente la pezuña en busca de tumefacción, lesiones y objetos extraños, incluyendo el espacio interdigital y los bulbos del talón. En la mayoría de los casos, esta inspección necesitará un recorte funcional de la pezuña como se describe en Componentes de un programa de recorte de pezuñas. Si no se observa una lesión obvia durante o después del recorte de las pezuñas, se deben utilizar pinzas de cascos para evaluar la reacción al dolor en las pezuñas. El uso adecuado de pinzas de pezuñas significa aplicar una presión apreciable (teniendo cuidado de no apretar la banda coronaria) y observar la respuesta de la vaca (p. ej., cocear, retirarse, tensar los músculos o estremecerse). Si el problema se origina en la pezuña, el recorte funcional puede ir seguido de un recorte terapéutico. Si no se identifica una lesión en la pezuña o no se produce una respuesta dolorosa a la pinza de casco, se necesitará una palpación cuidadosa de las articulaciones, los músculos, los tendones y los huesos, así como la manipulación de la extremidad (flexión, extensión, abducción y aducción) para determinar la causa de la cojera de la parte superior de las extremidades.
Otras herramientas de diagnóstico: para la cojera que no se identifica fácilmente, o cuando se necesiten datos adicionales para determinar el pronóstico o el tratamiento más apropiado, se justifica el uso de diagnósticos auxiliares. Los bloqueos nerviosos digitales o la anestesia regional intravenosa (lidocaína al 2 %, 20-30 mL), administrados distalmente a un torniquete por encima del espolón, pueden usarse para ayudar a diferenciar la cojera de la pezuña de la cojera de la parte superior de la pata. Puede emplearse el mismo abordaje para procedimientos terapéuticos dolorosos, incluida la extirpación de tejido sensible y hueso afectado. Los torniquetes pueden dejarse hasta 60 minutos sin complicaciones y la anestesia persistirá después de la retirada del torniquete. La cojera puede evaluarse después de retirar el torniquete. Los procedimientos diagnósticos más complicados, que incluyen imágenes, artroscopia, artrocentesis y análisis del líquido sinovial, se suelen reservar para animales de mayor valor y se suelen realizar en un entorno hospitalario. Si se sospecha enfermedad articular (es decir, artritis séptica, osteocondrosis, traumatismo) se puede utilizar la artrocentesis con análisis posterior del líquido sinovial. Las imágenes radiográficas pueden ayudar a diagnosticar fracturas, luxaciones, artritis séptica y osteocondrosis. La ecografía se puede utilizar para examinar los tejidos blandos del sistema musculoesquelético y para ayudar en el diagnóstico de artritis séptica, tendinitis, fragmentos osteocondrales y lesiones musculares.
Diagnóstico diferencial y plan de tratamiento: los hallazgos del examen de cojera suelen permitir desarrollar una lista de diagnósticos diferenciales y una labor de diagnóstico, junto con un plan de tratamiento. Existe una amplia variedad de diagnósticos diferenciales para la cojera que se describen en Cojera originada en la pezuña.
Puntos clave
La detección de cojera en el ganado vacuno es difícil debido a la naturaleza estoica de las vacas y a la subjetividad de las medidas actuales.
La cojera es un signo clínico, no una enfermedad, y exige un examen de cojera para localizar y determinar su causa.
Un examen de la cojera consiste en una evaluación de la locomoción, seguida de una evaluación de la pezuña y de las extremidades y, si es necesario, procedimientos diagnósticos adicionales, como estudios de imagen o artrocentesis.
Para más información
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