Esta afección hereditaria (autosómica recesiva) se caracteriza por una deficiencia de fibra muscular de tipo 2 y ahora se denomina miopatía centronuclear. Los signos clínicos se producen a <5 meses de edad e incluyen atrofia del músculo esquelético, retraso en el crecimiento, ataxia y debilidad. Los signos son progresivos hasta que el animal alcanza la madurez, cuando se estabilizan. Los animales pueden tener una vida de duración normal. El diagnóstico es por creatinuria, biopsia muscular y electromiografía. La histología revela un incremento de tejido conjuntivo alrededor de las fibras musculares y una deficiente tinción de las fibras de tipo II. Con una electromiografía se observan descargas miotónicas. No existe un tratamiento eficaz, aunque el alojamiento cálido y la suplementación con L-carnitina puede hacer que los perros afectados se sientan más cómodos. Esta afección tiene características clínicas diferentes a las del colapso inducido por el ejercicio en los Labrador Retriever.
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Consulte también la información para propietarios sobre la miopatía del Labrador Retriever.