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Anomalías congénitas y hereditarias del sistema musculoesquelético en cerdos

PorRussell R. Hanson, DVM, DACVS, DACVECC
Revisado/Modificado jul 2019

Hipoplasia miofibrilar (splayleg)

En la splayleg, afección de lechones neonatos, las extremidades pélvicas están separadas o se extienden hacia delante por la debilidad de los músculos aductores con relación a los abductores. La afección se observa al nacimiento o poco después y puede presentarse de varias formas. En la forma de "estrella", ambos grupos de extremidades están extendidas hacia los lados, de modo que el cerdo no puede mantenerse en pie y puede moverse solo gateando o arrastrándose. La forma más común de la afección es la extensión de las patas traseras; las patas traseras se extienden hacia los lados y hacia delante, causando al cerdo una gran dificultad para mantenerse sobre su parte posterior. Muchos "se sientan como perros" y se arrastran de espaldas. Esto puede producir un traumatismo cutáneo considerable e infección secundaria. También se producen extensiones de las patas delanteras. Las patas traseras funcionan normalmente, pero las patas delanteras se extienden hacia los lados, de modo que el cerdo se mueve con el mentón en el suelo. Estos cerdos tienen grandes dificultades para amamantar y los niveles de mortalidad son elevados. La incidencia de las patas abiertas es mayor en la raza Landrace que en otras.

Histológicamente hay una gradación continua en el contenido miofibrilar entre los músculos normales y los más gravemente afectados. Las miofibrillas en las fibras afectadas son escasas y pequeñas en sección transversal. No se han detectado otras alteraciones morfológicas o histoquímicas. La causa de esta afección sigue sin estar clara. Los lechones recién nacidos de raza híbrida analizados para detectar defectos de transmisión neuromuscular mediante electromiografía de estimulación revelan que la hipoplasia miofibrilar congénita no es en origen un síndrome similar a la miastenia, sino que afecta de forma primaria al acoplamiento excitación-contracción o al mecanismo contráctil.

La selección para aumentar el tamaño de la camada incrementa indirectamente el potencial genético de las cerdas para crear un entorno uterino más propenso a producir camadas con cerdos con patas abiertas y debe tratarse como un rasgo de la cerda, más que del cerdo individual. Los lechones afectados corren el riesgo de ser aplastados, sufrir inanición y enfriamientos a causa de una escasa movilidad. La tasa de mortalidad puede alcanzar el 50 %. Se ha demostrado una influencia genética. Hay diferencias significativas en la incidencia entre camadas de diferentes sementales y razas.

Se produce con mayor frecuencia en machos que en hembras y en los lechones con menor peso al nacer. El síndrome puede también producirse si se administran glucocorticoides durante la gestación y parece posible que la sensibilidad al estrés por parte de padres muy musculosos sea un factor contribuyente. Sin embargo, cualquier causa que estire los músculos aductores aumenta la incidencia. El estiramiento puede ser el resultado de superficies resbaladizas o inclinadas, el esfuerzo por liberar las extremidades que se han introducido en ranuras en el suelo o como resultado de lesiones en los trayectos nerviosos debidas a infecciones intrauterinas víricas. Se ha sugerido que las micotoxinas desempeñan un papel en algunos casos. La nutrición general de la hembra (concentraciones de colina, metionina y vitamina E) puede influir sobre la incidencia, pero hay dudas sobre los beneficios de administrar suplementos alimentarios a las cerdas.

Los signos clínicos son característicos. Deben considerarse las infecciones en el útero por virus de encefalitis hemaglutinante, enterovirus y otros virus, y la infección meníngea bacteriana posparto, además de los traumatismos. Los músculos afectados suelen estar hipoplásicos y las fibras musculares pequeñas contienen pocas miofibrillas, como se produciría en músculos de fetos normales cerca del parto. Con frecuencia, los músculos afectados comprenden el semitendinoso, el largo dorsal y el tríceps.

Deben proporcionarse suelos secos, no resbaladizos, sin fisuras para que las patas no puedan quedar atrapadas, especialmente durante los primeros dos días. Los lechones deben ser protegidos contra lesiones causadas por la madre y debe asegurarse un amamantamiento adecuado. En los lechones afectados, las extremidades pélvicas deben amarrarse, por encima de los jarretes, con cinta adhesiva floja en forma de "8", durante 2-4 días. Los cerdos que reciben tratamiento adecuado suelen recuperarse al cabo de una semana, aunque son pocos los que se recuperan si además tienen lesionadas las extremidades anteriores. Los glucocorticoides no deben administrarse al final de la gestación. Las líneas sanguíneas más predispuestas deberían ser eliminadas.