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Diagnóstico por imagen en cojeras equinas

PorStephen B. Adams, DVM, DACVS;James K. Belknap, DVM, PhD, DACVS;Tracy A. Turner, DVM, DACVS, DACVSMR;Jane C. Boswell, MA, VetMB, CertVA, CertES (Orth), DECVS, MRCVS;Peter Clegg, MA, Vet MB, DipECVS, PhD, MRCVS;Matthew T. Brokken, DVM, DACVS, DACVSMR;Marcus J. Head, BVetMed;James Schumacher, DVM, DACVS;John Schumacher, DVM, DACVIM-LAIM;Chris Whitton, BVSc, FANZCVS, PhD
Revisado/Modificado sept 2015

Las técnicas de imagen proporcionan una importante información patológica y fisiológica necesaria para tratar trastornos específicos. Las técnicas de imagen pueden dividirse en métodos anatómicos y fisiológicos. Los métodos de imagen anatómicos incluyen la radiología, la ecografía, la TC y la RM. Los métodos de imagen fisiológicos incluyen la gammagrafía y la termografía. Cuando la analgesia diagnóstica ha fracasado en la eliminación de la cojera, la cojera es muy sutil para ser localizada mediante analgesia diagnóstica, o bien el caballo no se deja manejar o inyectar, las técnicas de imagen fisiológicas pueden ayudar a focalizar el problema en una región específica. Los métodos de imagen anatómicos pueden utilizarse entonces para valorar esas regiones. Las técnicas de imagen pueden también ayudar a evitar lesiones. Esto requiere una detección precoz de los cambios fisiológicos relacionados con la lesión. Aunque el uso frecuente de un método de imagen anatómico puede detectar cambios en una región, las técnicas de imagen fisiológicas permiten la valoración de todo el caballo de una forma rutinaria.

Técnicas de imagen anatómicas

Las técnicas radiológicas son los métodos mas comúnmente empleados para valorar la cojera en caballos. La radiografía simple solía ser el estándar, pero ha sido reemplazada por la radiografía digital en la clínica equina. La radiografía digital se puede dividir en indirecta y directa. La indirecta utiliza una placa especial en lugar de película. La placa almacena energía que luego es leída por una computadora para producir la imagen. La radiografía digital directa también usa una placa especial, pero la radiación se convierte en una señal digital y se envía directamente a un ordenador. La radiografía digital directa produce imágenes más rápidamente, pero ambas comparten las ventajas de un menor número de repeticiones, una menor necesidad de radiación y técnicas de posprocesamiento que eliminan los problemas de contraste. Una radiografía exige varias proyecciones para valorar cualquier área. Permite la determinación de los tejidos óseos y refleja tanto los cambios agudos como los crónicos. En ocasiones son necesarias técnicas radiográficas que proporcionen una mayor información. La radiografía de contraste proporciona información sobre el cartílago articular y las superficies, y es de particular utilidad para determinar si los quistes subcondrales comunican con la articulación y para delinear tractos subcutáneos. Más recientemente, estas técnicas se han utilizado para delimitar los cambios en la bolsa navicular y han producido un 60 % más de información que la radiografía simple. Los diagnósticos patológicos se suelen realizar a partir de la radiografía junto con el examen clínico.

El objetivo de la radiología, independientemente del sistema utilizado, es examinar la región lo suficiente como para evaluar completamente la estructura anatómica. Las radiografías diagnósticas requieren preparación, posicionamiento y producción. La preparación implica la preparación del objeto que se va a radiografiar. En la mayoría de los casos esto requiere que el objeto esté limpio y que se eliminen todos los materiales extraños (p. ej., cualquier producto a base de yodo en la extremidad causará artefactos en la radiografía). Para las radiografías del casco puede ser necesario retirar la herradura y rellenar los surcos, además de la limpieza.

El posicionamiento es fundamental; el objeto debe evaluarse desde un número suficiente de ángulos para asegurar una evaluación adecuada. Como mínimo, esto significa dos radiografías separadas 90°. Muchas de las extremidades requieren más vistas para una evaluación adecuada. El examen de esas proyecciones puede requerir más vistas para evaluar mejor cualquier área de interés. Por ejemplo, el casco equino, el menudillo y el carpo requieren cinco proyecciones, mientras que la cuartilla y el corvejón requieren cuatro. Las partes superiores de las extremindades del caballo requieren menos proyecciones. Esto no se debe a que sean áreas menos complejas; por el contrario, el tamaño del caballo dificulta la obtención de más proyecciones. Normalmente se pueden realizar dos proyecciones del codo y de la babilla. Para la articulación del hombro, normalmente solo es posible una proyección. Para la cadera se suele necesitar anestesia. Sin embargo, la radiografía digital ha hecho posible tomar proyecciones de la cadera en estación en caballos jóvenes y en aquellos con menor masa muscular.

La producción de buenas radiografías requiere la exposición correcta del chasis. Los ajustes correctos de kVp y mA, así como la distancia focal apropiada del chasis, son críticos. Desafortunadamente, estos factores varían y dependen de la máquina de rayos X en particular y del chasis o sistema electrónico utilizado. Para los veterinarios equinos de campo, otro factor que debe considerarse es la producción de electricidad en el establo donde se toman las imágenes; los establos más viejos pueden no tener suficiente potencia eléctrica para que el generador de rayos X produzca la exposición deseada. Los nuevos sistemas de radiografía digital que funcionan con baterías pueden evitar este tipo de problemas eléctricos.

La exploración ecográfica puede utilizarse para valorar cualquier tejido blando. Al igual que en la radiografía, el área a examinar debe evaluarse en dos planos separados 90°. La selección de una sonda debe tener en cuenta la profundidad, el contorno y la localización del tejido que se va a examinar. Cuanto más profundo es el tejido que va a ser valorado, menor es la longitud de onda de la sonda utilizada. Cuanto mayor es la longitud de onda, mayor es el detalle que se puede conseguir. Para la exploración de los tendones flexores superficiales y profundos o del ligamento suspensor es mejor utilizar una sonda lineal de 7,5-10 MHz. El examen de áreas anatómicas complejas, como el casco o la región pélvica, requiere una sonda lineal convexa. El examen de la región pélvica internamente requiere una sonda lineal rectal.

La ecografía es de mayor utilidad en la evaluación de tendones y ligamentos pero también puede utilizarse para valorar cartílago y músculo. En todos los casos, la alineación de las fibras tisulares y la ecogenicidad son los factores utilizados para determinar la alteración anatómica. En términos generales, la pérdida de alineación de las fibras y la disminución de la ecogenicidad son signos de lesión aguda; por lo general se piensa que el aumento de la ecogenicidad indica afecciones crónicas. Sin embargo, si surge alguna duda durante la exploración, se puede examinar la extremidad o el área opuesta para comparar los cambios. Para el ecografista novato, es una buena idea comparar los lados derecho e izquierdo antes de hacer un diagnóstico ecográfico.

La valoración de los cambios anatómicos sirve como base para el diagnóstico patológico, y también es importante para determinar el pronóstico. La radiografía y la ecografía son complementarias para estos fines. La radiografía proporciona información sobre los tejidos óseos, mientras que la ecografía proporciona información sobre los tejidos blandos que conectan con los huesos o dan soporte.

La RM y la TC son herramientas de imagen anatómica de alta precisión. Su uso es cada vez más común en las evaluaciones de cojera equina. La RM en particular se ha vuelto bastante popular. Hay dos tipos de RM disponibles: imanes de bajo campo y de alto campo. Los escáneres de alto campo producen una señal más fuerte e imágenes de mayor resolución en menos tiempo que los escáneres de bajo campo. Sin embargo, algunos escáneres de bajo campo pueden usarse para examinar el caballo sedado en estación, mientras que los escáneres de alto campo requieren que el caballo esté anestesiado. Las unidades de bipedestación solo se pueden utilizar para evaluar desde el carpo y el corvejón distalmente. Debido a la adquisición de imágenes más lenta con los escáneres de bajo campo, el movimiento puede ser un problema. La RM proporciona imágenes en cortes de la región anatómica de interés. Los cortes suelen estar en tres planos diferentes: axial (transversal), sagital (longitudinal) y dorsal. La RM de la enfermedad ortopédica se realiza en varias secuencias de adquisición. Cada secuencia muestra información anatómica, fisiológica y patológica diferente. Las secuencias más comunes son la densidad protónica y las imágenes ponderadas en T1 y T2. La densidad de protones proporciona el mejor detalle anatómico. Las imágenes ponderadas en T1 destacan las características estructurales del hueso y los tejidos blandos, mientras que las imágenes ponderadas en T2 enfatizan las características líquidas de los tejidos y son sensibles para detectar derrames sinoviales, quistes y edema. Las secuencias especiales pueden aclarar más o resaltar una lesión. Por ejemplo, las secuencias supresoras de grasa se usan para evaluar el edema en áreas de alta señal grasa como la médula ósea.

La TC es una tecnología que usa haces de rayos X muy pequeños desde muchos ángulos diferentes alrededor del cuerpo (llamados cortes) que son reconstruidos por ordenador para producir una imagen. Dado que las imágenes están en cortes hay menos interferencia de la anatomía circundante. Por lo tanto, la TC proporciona las imágenes más claras posibles de las extremidades, articulaciones, conductos nasales, cráneo, cavidades sinusales y cuello. Estas imágenes mejoran la capacidad del clínico para definir e identificar con precisión la extensión de las anomalías de estas regiones.

Técnicas de imagen fisiológica

Estas técnicas proporcionan imágenes que reflejan procesos fisiológicos. A diferencia de las de imagen anatómicas, que reflejan estructura, las técnicas de imagen fisiológicas valoran el metabolismo o la circulación. La termografía y gammagrafía permiten el examen de todo el caballo. Combinada con una exploración clínica a fondo, estos métodos ayudan a identificar lesiones que de otra manera pasarían desapercibidas.

La termografía es la representación visual de la temperatura superficial de un objeto. Es una técnica no invasiva que mide el calor emitido en forma de radiación infrarroja y ayuda a detectar cambios inflamatorios que pueden contribuir a la cojera. El flujo sanguíneo relativo dicta el patrón térmico. Los patrones térmicos normales pueden predecirse basándose en la vascularización y el contorno de la superficie. La piel que recubre el músculo también está sujeta a un aumento de temperatura durante la actividad muscular. La circulación se ve invariablemente alterada en los tejidos dañados o enfermos. Termográficamente, el "punto caliente" asociado con la inflamación localizada se suele ver en la piel que recubre directamente la lesión. No obstante, los tejidos enfermos pueden sufrir una reducción en el riego sanguíneo debido a la inflamación, trombosis vascular o infarto tisular. Con tales lesiones, la zona de la disminución de calor suele estar rodeada por emisiones térmicas incrementadas, debidas probablemente al desvío de la sangre. La Academia Americana de Termología ha publicado directrices para el uso de la termografía infrarroja en medicina veterinaria. (ver las recomendaciones aquí). El propósito de las directrices es proporcionar criterios para la producción de imágenes térmicas fiables y repetibles.

Durante la gammagrafía, se administran radiofármacos de polifosfonato IV. Su distribución se mide entonces con una cámara gamma, que mide la radiación emitida por el radiofármaco después de su distribución por el cuerpo. Los polifosfonatos se unen rápidamente a los cristales expuestos de hidroxiapatita, por lo general en áreas donde el hueso se está remodelando activamente. Dado que la inflamación provoca un incremento en el flujo sanguíneo, la permeabilidad capilar y el volumen de líquido extracelular, los tejidos inflamados acumulan valores altos de radiofármacos durante la fase de tejidos blandos de la gammagrafía, lo que permite valorar las lesiones en los tejidos blandos. Durante la fase ósea el radiofármaco se acumula en las áreas de mayor remodelado o vascularización. Debido a que el hueso lesionado se remodela más rápidamente, la gammagrafía ayuda a detectar lesiones en el hueso y los ligamentos, en particular para identificar la entesopatía (daño en las inserciones de tendones y ligamentos en el hueso).