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Anomalías congénitas y hereditarias del sistema nervioso en animales

PorRebecca A. Packer, DVM, DACVIM-Neurology
Última revisión/modificación sept 2020

    Los defectos congénitos del SNC están, por definición, presentes al nacer. Sabemos que algunos defectos congénitos son hereditarios, otros están causados por factores ambientales (plantas tóxicas, deficiencias nutricionales, infecciones virales); en muchos casos, la causa es desconocida. En los animales que nacen con un sistema nervioso bien desarrollado (potros, terneros, corderos y lechones), los signos clínicos de los trastornos neurológicos congénitos pueden identificarse al nacer. Los gatitos y los cachorros nacen con un sistema nervioso menos desarrollado; por ello, los trastornos neurológicos pueden no ser aparentes hasta que empiezan a andar.

    En algunas enfermedades neurológicas hereditarias, los signos clínicos no se observan hasta que el animal es adulto (p. ej., síndrome de malformación de la fosa caudal/siringomielia), aunque el defecto esté presente desde el nacimiento.

    Las lesiones congénitas pueden clasificarse según la región primaria del sistema nervioso central afectada.

    Los trastornos prosencefálicos (cerebro y tálamo) conducen sobre todo a signos clínicos como alteraciones visuales, cambios en el estado mental o en el comportamiento, movimientos o posturas anormales y convulsiones.

    Los trastornos cerebelosos suelen producir temblores de intención, estancia de base ancha e incoordinación (dismetría) en la cabeza, el tronco y las extremidades.

    Los trastornos del tronco encefálico pueden dar lugar a disfunción de nervios craneales, trastornos posturales o disfunción vestibular. En algunos casos, los trastornos del tronco encefálico también pueden provocar debilidad y alteraciones propioceptivas de la marcha, y los animales más gravemente afectados presentan alteración del estado mental.

    Los trastornos de la médula espinal no afectan a la función cerebral normal o a la coordinación de los movimientos de la cabeza, pero pueden causar debilidad, disfunción motora o déficits propioceptivos de las extremidades, como dismetría o la reducción del posicionamiento propioceptivo en más de una extremidad. (También ver Enfermedades de la columna vertebral y médula.)

    Los trastornos neuromusculares incluyen enfermedades de los nervios periféricos, la unión neuromuscular o los músculos. Los trastornos de estos sistemas pueden dar lugar a signos de debilidad y ataxia similares a los observados en las enfermedades de la médula espinal. Además, suelen provocar una alteración de los reflejos, de la sensación de dolor o una acentuada atrofia muscular. En algunos casos, estos déficits son marcadamente episódicos.

    Los trastornos multifocales combinan signos de más de una de estas categorías de déficits neurológicos.