ver Enfermedades de los nervios periféricos y de la unión neuromuscular.
Grandes animales
La paresia espástica bovina y el síndrome espástico bovino se observan en muchas razas de ganado vacuno y se conocen como "contracción del tendón de Aquiles", "corvejón recto", "calambre del establo" y "talón de Elso". ( ver Cojeras en ganado vacuno.) Se puede dividir en dos síndromes, uno que afecta a los terneros (paresia espástica) y uno que afecta a los adultos (síndrome espástico). Los músculos afectados incluyen el gastrocnemio, el cuádriceps o los músculos mixtos.
En los terneros, la enfermedad parece ser de origen hereditario, puede afectar a muchas razas y los signos empiezan entre 1 semana y 1 año de edad. Se caracteriza por la hiperextensión progresiva de la rodilla y el tarso, y por una contractura espástica de los músculos de uno o ambos miembros pelvianos. La extremidad se mantiene normalmente en extensión hacia atrás y no toca el suelo al andar. La enfermedad es progresiva, pero las formas del gastrocnemio y el cuádriceps suelen responder a la neurectomía parcial del nervio tibial. Sólo se observa una respuesta parcial a la neurectomía con afectación muscular mixta. La causa se desconoce a pesar de mucha investigación, y los estudios genéticos todavía no han identificado la(s) mutación(es) responsable(s). No se observan lesiones en los nervios periféricos, y se piensa que esta enfermedad supone una excesiva actividad del arco reflejo.
La enfermedad aparece en el ganado vacuno adulto a los 3-7 años de edad. Los músculos extensores de una o ambas extremidades pelvianas están afectados, y progresan hacia los músculos espinales, lo que causa cifosis y extensión caudal de las extremidades. También se piensa que esta enfermedad es hereditaria y suele ser progresiva. La mefenesina (30-40 mg/kg, PO, cada 24 h, durante 2-3 días) puede producir un control variable de los signos. La hipoplasia del cuádriceps se ha descrito como causa congénita de cojera en terneros Holstein. Un número reducido de neuronas motoras medulares sugiere que hay un fallo de inervación del músculo del lado afectado.
La parálisis hiperpotasémica periódica se produce en los caballos Cuarto de Milla de 2-3 años de edad y se debe a una mutación hereditaria del canal del sodio (SCN4A). Esto provoca episodios de temblores musculares y algunas veces decúbito esternal, que pueden precipitarse ambos con el ejercicio. Normalmente durante las crisis hay hiperpotasemia, y la electromiografía también puede ser útil para el diagnóstico. La acetazolamida (2–4 mg/kg, PO, cada 8–12 h) puede disminuir la frecuencia y la gravedad de los ataques.
La miotonía congénita es una alteración hereditaria/familiar en cabras, corderos Shropshire y, ocasionalmente, en caballos. Provoca rigidez muscular, marcado hoyuelo a la percusión en el vientre muscular y una marcha rígida y envarada. La electromiografía es una herramienta útil para el diagnóstico. Esta enfermedad es el resultado de una mutación en el canal del cloro (CLCN1).
La distrofia muscular es una enfermedad hereditaria en las ovejas Merinas y también se ha descrito en algunos caballos, incluidos los Pura Sangre Ingleses, los Cuarto de Milla y los mestizos suecos. Provoca una rigidez lentamente progresiva que afecta a las extremidades y el cuello a partir de las 3-4 semanas de edad, aunque algunos son notablemente más jóvenes. Los ovinos clínicamente afectados presentan unas concentraciones séricas elevadas de CK y lactato deshidrogenasa en reposo y en el posejercicio. En la histopatología, hay una atrofia selectiva de las fibras musculares de tipo I.
El síndrome de estrés porcino o hipertermia maligna es un síndrome hipermetabólico e hipercontráctil que, cuando se desencadena, por anestesia o estrés, produce un incremento sostenido de calcio intracelular en las fibras musculares esqueléticas. Esto, a su vez, provoca rigidez muscular, hiperventilación, hipertermia y un cerdo pálido y exudativo. Es el resultado de una mutación en los genes de los canales del calcio que se hereda como un rasgo autosómico dominante, normalmente en los cerdos Landrace. Puede ocurrir raramente en caballos. El dantroleno sódico puede usarse para reducir la incidencia o para tratar los signos. Pueden utilizarse cerdos (3,5 mg/kg, IV) o caballos (4-6 mg/kg después de un ayuno de al menos 4 horas, intragástricos, 1-1,5 horas antes de la inducción de la anestesia, con dosis adicionales de 2,5 mg/kg cada hora). La dosis IV en caballos se elimina rápidamente y no es tan eficaz, pero las dosis de 4 mg/kg, IV, deben mantener los niveles terapéuticos durante 2 horas.
La miopatía mitocondrial se ha descrito en caballos y puede darse sola o en combinación con otras miopatías, como la miopatía por almacenamiento de polisacáridos. Los caballos afectados muestran intolerancia al ejercicio y rigidez muscular. El diagnóstico se basa en la alteración de la actividad de fosforilación oxidativa y la acidosis láctica profunda, o por la evaluación histopatológica de la biopsia muscular. Pueden identificarse fibras rojas irregulares y aumento de la tinción de las mitocondrias. No existe tratamiento y la actividad debe limitarse en los caballos afectados.
Los trastornos de sobresalto incluyen la mioclonía congénita en terneros Poll Hereford (mutación GLRA1) y en caballos Peruanos de Paso, y la distonía muscular congénita en el ganado Azul Belga (mutación SLC6A5). Los signos clínicos están inducidos por estímulos e incluyen rigidez muscular y temblores en respuesta a la estimulación táctil, acústica o visual. La estación y la alimentación están a menudo perjudicadas, y los animales afectados a menudo mueren en días o semanas.
Pequeños animales
La neuropatía hipertrófica del Mastín Tibetano es una enfermedad autosómica recesiva que se ha reconocido en EE. UU., Suiza y Australia. El inicio se produce a las 7,5-10 semanas de edad y los signos clínicos incluyen paresia rápidamente progresiva e hipotonía muscular. Hay una marcada hiporreflexia pero se conserva la función sensitiva. En la biopsia del nervio se observa desmielinización y remielinización. El pronóstico es reservado. La enfermedad puede estabilizarse y algunos cachorros pueden recuperar la capacidad de caminar, pero permanecen débiles. No existe ningún tratamiento.
La polineuropatía del Alaskan Malamute afecta a los Alaskan Malamutes de 10-18 meses de edad y está causada por una mutación en el gen NDRG1. Los signos clínicos incluyen parálisis laríngea, intolerancia al ejercicio, disminución de las reacciones posturales, paraparesia que progresa a tetraparesia, hiporreflexia y atrofia muscular. La electromiografía muestra potenciales de fibrilación difusos y ondas agudas positivas. En la biopsia del nervio hay necrosis axonal con desmielinización. No hay tratamiento efectivo, aunque los signos clínicos se estabilizan en algunos perros. No obstante, en los perros más afectados, la incapacidad progresiva lleva a la eutanasia.
La parálisis laríngea congénita se ha visto en el Boyero de Flandes (autosómica dominante), el Husky Siberiano, el Rottweiler y el Bull Terrier <1 año. Produce intolerancia al ejercicio y disnea inspiratoria. El diagnóstico se confirma mediante visualización en la laringoscopia. La parálisis laríngea congénita con neuropatía periférica difusa se observa en varias razas, como el Dálmata, el Rottweiler y el Montaña del Pirineo. Se sospecha un patrón de herencia autosómico recesivo. El pronóstico es de reservado a malo sin tratamiento. Algunos perros con lateralización cricoaritenoidea unilateral han podido reanudar la actividad.
La hiperoxaluria primaria (aciduria l-glicérica) es un trastorno del neurofilamento hereditario (autosómico recesivo) poco frecuente de los gatos Comunes Europeos de pelo corto y de los perros Cotón de Tulear y Spaniel Tibetano. No se han descrito signos neurológicos en perros, mientras que los signos clínicos en gatos incluyen enfermedad renal y debilidad debida a una neuropatía periférica. Los síntomas se desarrollan a los 5-9 meses de edad en gatos y a las 3-4 semanas en perros. El signo más destacado es la posición plantígrada, y los reflejos espinales están algunas veces disminuidos. La orina presenta niveles elevados de oxalato y l-glicerato. Se han identificado mutaciones genéticas en los genes AGXT y GRHPR en el Cotón de Tulear. No existe ningún tratamiento.
Se sospecha que la neuropatía de la hiperquilomicronemia hereditaria (hiperlipidemia) es una alteración autosómica recesiva que provoca una neuropatía periférica generalizada en los gatos. Los gatos afectados muestran una actividad de lipoproteína lipasa reducida. Las concentraciones séricas de colesterol y triglicéridos suelen estar elevadas. Los signos clínicos no se desarrollan hasta, al menos, los 8 meses de edad. La hiperlipidemia produce depósito de gránulos lipídicos en los nervios. Hay evidencia de que los signos clínicos se pueden controlar mediante una dieta baja en grasas. Las muestras de sangre procedentes de gatos afectados tienen el aspecto de "crema de sopa de tomate".
La neuropatía sensitiva del Teckel de pelo largo (probablemente autosómica recesiva) causa ataxia en los miembros pélvicos a las 8-12 semanas de edad. La función urinaria y GI también puede verse afectada. Están disminuidos el posicionamiento propioceptivo, los reflejos espinales y la sensación de dolor, y puede producirse automutilación. Hay una pérdida de fibras mielinizadas en nervios sensitivos y en zonas concretas de la médula espinal. No hay tratamiento, pero los perros afectados pueden tener una calidad de vida relativamente normal siempre que no se produzca la automutilación.
La neuropatía sensorial del Border Collie es una enfermedad autosómica recesiva que se manifiesta como ataxia, falta de propiocepción y pruebas sensoriales anómalas. El inicio suele darse a los 5-7 meses de edad y progresa de forma implacable. La eutanasia es el final más común. La alteración del gen FAM134B se identificó en asociación con esta enfermedad.
La neuropatía sensorial en los Pointers se ha visto en Pointers Ingleses (autosómica recesiva) en EE. UU. y en Pointers de pelo corto en Europa. La automutilación de las falanges es el principal signo clínico, y la enfermedad aparece antes de los 6 meses de edad. La percepción del dolor está ausente en las extremidades pélvicas y disminuida en las torácicas. Existe una pérdida neuronal en los ganglios de las raíces dorsales. El pronóstico es malo. No existe ningún tratamiento.
La polineuropatía hereditaria de los perros Leonberger es una neuropatía distal, con una edad de aparición de 1-9 años en esta raza. Los signos clínicos incluyen debilidad, intolerancia al ejercicio, cambios en el ladrido y disnea. A menudo está presente una marcha de pasos altos, representativa de la disfunción sensorial. Los análisis de pedigrí sugieren herencia ligada al cromosoma X.
El síndrome de Musladin-Lueke es un trastorno autosómico recesivo del tejido conjuntivo reconocido en los Beagles que afecta a los músculos, los huesos, el corazón y la piel. Está causada por una mutación en el gen ADAMTSL2. Los signos clínicos reflejan principalmente fibrosis y contracturas musculares. La postura resultante es la del animal que camina sobre las "puntas de los dedos". Este es un trastorno autosómico recesivo. La postura anormal está presente al poco de nacer. Otros signos clínicos incluyen engrosamiento del cartílago auricular y ojos muy abiertos. De forma concomitante puede haber convulsiones. Todavía no se sabe si las convulsiones están relacionadas con el trastorno primario o si son un trastorno concomitante. No existe ningún tratamiento. En el equivalente humano, esta enfermedad es progresiva y frecuentemente mortal; sin embargo, la enfermedad parece estabilizarse en perros.
La miastenia grave congénita (autosómica recesiva) se ha descrito en varias razas de perros y gatos, como el Parson Russell Terrier, el Fox Terrier de pelo liso, el Teckel miniatura de pelo liso, el Springer Spaniel, el Labrador Retriever, el Golden Retriever y los gatos Sphinx y Devon Rex. Se debe a una deficiencia o disfunción del receptor de acetilcolina, sin observarse ningún anticuerpo antirreceptor circulante visto en la más frecuente forma adquirida de la enfermedad. Se han asociado varias mutaciones con síndromes miasténicos congénitos: CHRNE (Jack Russell Terrier), CHAT (Antiguo Perro de Muestra Danés) y varias mutaciones en COLQ (Labrador Retriever, Golden Retriever y los gatos Sphinx y Devon Rex). Los signos clínicos suelen comenzar a las 5-10 semanas de edad (perros) y a las 10-16 semanas de edad (gatos). El hallazgo característico es una debilidad inducida por el ejercicio, a menudo asociada a megaesófago. El pronóstico es más reservado que en la miastenia gravis adquirida. La enfermedad congénita también se ha descrito en gatos, en los que también se produce debilidad, ventroflexión de la cabeza y el cuello y dificultad para tragar. En los perros Old Gammel Dansk Hønsehund de 12-16 semanas de edad se observa una forma presináptica (autosómica recesiva). El tratamiento con fármacos anticolinesterasa puede ser eficaz (piridostigmina, 0,2-2 mg/kg, PO, cada 8-12 h) para algunas razas, aunque se ha demostrado que los fármacos anticolinérgicos empeoran los signos clínicos en la variante Labrador.
El scotty cramp (hipertonicidad muscular episódica) es una enfermedad hereditaria que se observa con mayor frecuencia en los cachorros de Scottish Terrier. El modo de herencia aún no se conoce, pero puede estar asociado a CFA X. Estos episodios se agravan por excitación, ejercicio, estrés y mala salud, y se caracterizan por una marcha hipermétrica y un arqueamiento de la columna vertebral, que puede hacer que el perro dé volteretas cuando corre. Los signos clínicos suelen ser evidentes a los 2-6 meses de edad, o hasta los 4 años para otras razas. Este trastorno parece estar asociado a un metabolismo defectuoso de la serotonina. El diazepam (0,5-1 mg/kg, IV; 0,25 mg/kg, PO, 3 veces al día) y las promacinas (acepromacina, 0,5-2,2 mg/kg, PO, 3 veces al día) ayudan a aliviar los signos. La fluoxetina (1,2 mg/kg, PO, 1 vez al día, o 0,8 mg/kg, PO, 2 veces al día) también puede ser eficaz.
La mioclonía congénita del Labrador Retriever (mioclonía refleja familiar) provoca espasmos musculares/hipertonicidad inducidos por estímulos desde una edad temprana. Los cachorros pueden ser incapaces de caminar o incluso mantener una posición esternal debido a la rigidez del extensor que se desencadena con el movimiento. En reposo, los músculos están relajados. El tratamiento con diazepam y clonazepam no fue eficaz. La exploración neurológica es normal, pero el estímulo producido por la realización de partes de la exploración (p. ej., reflejos) produce rigidez generalizada. El pronóstico es muy malo.
La miopatía hipopotasémica del gato Burmés (autosómica recesiva) causa parálisis periódica o debilidad con ventroflexión cervical. En algunos casos, la debilidad es persistente. Los gatos enferman a los 3-4 meses de edad. La CK sérica está muy incrementada. La suplementación de la dieta con potasio oral suele producir una respuesta favorable (p. ej., solución de gluconato de potasio a 2-4 mEq o mmol/gato/día, PO, hasta estabilizar los niveles séricos de potasio). En algunos casos, la afección no responde al tratamiento.
La miotonía congénita se ha visto en el Chow Chow, el Staffordshire Terrier, el Gran Danés y el Schnauzer miniatura (autosómica recesiva), así como los gatos domésticos de pelo corto, y causa signos similares a los observados en cabras miotónicas. A menudo hay un cierto grado de hipertrofia muscular, así como una marcada rigidez cuando los perros se incorporan por primera vez. Se observan hoyuelos a la percusión en varios músculos, incluida la lengua. El diagnóstico normalmente puede confirmarse mediante una electromiografía (sonido característico de "bombardeo"); los cambios en la biopsia muscular son leves e inespecíficos. El pronóstico es reservado, aunque los fármacos estabilizadores de la membrana (procainamida, 40 mg/kg, PO, cada 6-12 horas; mexiletina, 4-8 mg/kg, PO, cada 8 horas) producen una mejoría significativa. Los síntomas no se resuelven, pero pueden estabilizarse a los 6-12 meses.
Las distrofias musculares ligadas al cromosoma X se han descrito en el Terrier Irlandés, el Golden Retriever, el Schnauzer miniatura, el Rottweiler, el Samoyedo, el Braco Alemán de pelo corto, el Pastor Belga Groenendael, el Spaniel Bretón, el Rat Terrier, el Labrador Retriever, el Spitz Japonés, el Border Terrier y también en gatos. Todas se deben a mutaciones en el gen de la distrofina. Los machos muestran rigidez muscular, disfagia y debilidad a una edad temprana, junto con posición plantígrada y atrofia muscular que progresa a medida que el animal envejece. La hipertrofia muscular inicial puede ser notable, particularmente en gatos. El diagnóstico se basa en los incrementos iniciales masivos de CK sérica y por la presencia en la biopsia de fibras musculares hialinizadas y mineralizadas. El pronóstico es de reservado a malo. Actualmente no existe ningún tratamiento. Se ha descrito en los gatos una nueva distrofia muscular congénita asociada a la deficiencia de merosina (laminina alfa2), en la que los cambios degenerativos se dan tanto en los músculos como en los nervios periféricos.
La miopatía centronuclear (incluida la miopatía del Labrador Retriever) es una enfermedad autosómica recesiva causada por una mutación en el gen PTPLA que se observa en el Labrador Retriever. La edad de aparición es de 6 semanas a 7 meses, y los signos clínicos son progresivos pero de gravedad variable. Algunos casos pueden estabilizarse. Los signos clínicos predominantes son debilidad, intolerancia al ejercicio, ventroflexión del cuello y atrofia muscular marcada. Los signos pueden empeorar con el frío, el estrés o el ejercicio, y los perros afectados pueden ser incapaces de mantener la cabeza elevada en una posición normal desde los 3 meses de edad. Los reflejos tendinosos suelen estar ausentes. En algunos casos, los síntomas pueden estabilizarse. La biopsia muscular muestra pérdida de fibras de tipo II y núcleos de miofibras centralizados. Dentro de la familia de las miopatías centronucleares, una miopatía miotubular ligada al cromosoma X también se produce en perros y presenta un inicio y un fenotipo similares. Sin embargo, es más rápida y gravemente progresiva y finalmente causa una insuficiencia respiratoria mortal, y es poco probable que los perros afectados sobrevivan pasados 6 meses.
La dermatomiositis de los Collies y de los Pastores de Shetland (heredada como un rasgo dominante con expresividad variable) provoca desde los primeros meses de edad atrofia y debilidad en los músculos masticatorios y músculos distales de la extremidad, que a veces se asocia a trismo y megaesófago. Estos signos se combinan con una dermatitis en la cara y las extremidades. Los signos clínicos fluctúan y, en general, no se hacen excesivamente debilitantes. La polimiositis y la dermatitis son evidentes en el examen histopatológico. Este trastorno también se ha detectado en el Pastor de Beauce, el Corgi Galés de Pembroke, el Pastor Ganadero Australiano, el Lakeland Terrier, el Chow Chow, el Pastor Alemán, los Kelpies, y el Kuvasz.
La miopatía mitocondrial se ha descrito en Clumber Spaniel, el Sussex Spaniel y el Bobtail. Las miopatías mitocondriales provocan intolerancia al ejercicio y colapso. Los niveles sanguíneos de lactato y piruvato suelen aumentar después del ejercicio. En la biopsia muscular se pueden ver fibras rojas rasgadas que indican un número aumentado de mitocondrias. Los trastornos hereditarios del metabolismo de la carnitina causan una miopatía por almacenamiento de lípidos y son otro tipo de miopatía mitocondrial, que puede provocar la acumulación de vacuolas lipídicas dentro de las fibras musculares.
La miopatía nemalínica en gatos (probablemente autosómica recesiva) causa debilidad y más tarde marcha hipermétrica a los 6-18 meses de edad. Los reflejos patelares disminuyen y la atrofia muscular se desarrolla progresivamente. En las fibras musculares esqueléticas se encuentra un gran número de bastones de nemalina. El pronóstico es malo. Un trastorno similar se observa esporádicamente en los perros jóvenes.
La miopatía hereditaria de los Grandes Daneses (miopatía del núcleo central) se ha descrito como una causa de debilidad progresiva, atrofia muscular e intolerancia/colapso al ejercicio en Grandes Daneses jóvenes en el Reino Unido. Los signos comienzan aproximadamente a los 6 meses-3 años de edad. El pronóstico es malo, y la eutanasia a menudo se produce a los pocos meses del diagnóstico.
El megaesófago congénito es hereditario en el Fox Terrier de pelo duro y el Schnauzer miniatura, y posiblemente en el Pastor Alemán, el Gran Danés, el Setter Irlandés, el Terranova, el Shar Pei, el Galgo y en los gatos Siameses. Los signos clínicos comprenden regurgitación y neumonía por aspiración. El pronóstico es reservado. El tratamiento con sildenafilo en suspensión oral (1 mg/kg, PO, 2 veces al día) puede reducir el número de episodios de regurgitación y aumentar la ganancia de peso.
La miopatía hereditaria en el gato Devon Rex (autosómica recesiva) se observa en gatitos de ~4-7 semanas de edad y se caracteriza por intolerancia al ejercicio y ventroflexión pasiva de cabeza y cuello, que es especialmente evidente durante la locomoción, la micción o la defecación. Algunos gatos adoptan una posición de "perro pidiendo". El megaesófago está presente. El pronóstico es reservado.
La polineuropatía de los gatos de Bengala es una polineuropatía crónica recidivante que produce debilidad por desmielinización. La edad de aparición oscila entre los 3 y los 44 meses de edad. Los signos clínicos incluyen paresia, postura plantígrada, intolerancia al ejercicio y marcha rígida o zancuda. Los síntomas afectan predominantemente a las extremidades pélvicas, pero pueden progresar a tetraparesia. Puede producirse atrofia muscular, pérdida de peso y retraso del crecimiento. No existe un tratamiento específico. Pueden darse la remielinización y la recuperación, pero a menudo quedan déficits residuales y son posibles las recidivas.
La enfermedad del sobresalto es una enfermedad hereditaria en los perros Loberos Irlandeses y causa episodios de hiperreflexia inducida por estímulos, rigidez muscular y apnea. Se cree que la causa es una mutación en SLC6A5. La muerte súbita puede darse en los perros afectados, que a menudo son eutanasiados debido a su mala calidad de vida.
El colapso inducido por el ejercicio es una enfermedad autosómica recesiva descrita en el Labrador Retriever, el Chesapeake Bay Retriever, el Retriever de pelo rizado, el Braco Alemán de pelo duro y el Corgi Galés. Está asociado con una mutación en la dinamina 1 (DNM1). Hay una prueba genética disponible para algunas razas. El inicio de los síntomas clínicos es de 6 meses a 3 años. Los perros afectados muestran ataxia inducida por el ejercicio, debilidad y colapso durante la actividad leve-moderada. Después de 5 a 25 minutos de descanso, se recuperan sin síntomas residuales. No se dispone de tratamiento y el control se realiza mediante el ejercicio moderado. Se debe evitar la natación debido al riesgo de ahogamiento si se produce un episodio en el agua.