Una de las causas más comunes de celo persistente documentado en perras son los quistes ováricos foliculares. Los quistes ováricos foliculares se originan debido a la falta de ovulación y deben diferenciarse de otros quistes que se desarrollan desde los ovarios o dentro de estos, o de los restos ductales adyacentes a ellos, como la red ovárica quística, los quistes paraováricos y las estructuras epiteliales subsuperficiales y de la neoplasia ovárica (tumor de células de la granulosa). Los folículos tienen paredes delgadas, están llenos de líquido y miden >8 mm en su dimensión más ancha.
El celo persistente se ha definido como los signos físicos y de comportamiento de proestro y estro, y la presencia de epitelio vaginal cornificado confirmado en la evaluación citológica vaginal, durante al menos 6 semanas. Esto puede ser difícil de diagnosticar en gatas debido a la naturaleza de su ciclo estral.
Signos clínicos de los quistes foliculares en pequeños animales
Los signos clínicos de quistes foliculares en pequeños animales incluyen:
Hinchazón vulvar.
Secreción serosanguinolenta.
Alopecia a lo largo del cuello, tronco y perineo con exposición crónica a niveles elevados de estrógeno.
La piel puede aparecer hiperpigmentada con hiperqueratosis. Muchos se encuentran de forma accidental y no tienen signos clínicos asociados.
Diagnóstico de los quistes foliculares en pequeños animales
Las pruebas diagnósticas que son útiles en los quistes foliculares en pequeños animales incluyen la evaluación citológica vaginal, las pruebas hormonales y la ecografía. A
Cortesía del Dr. Autumn P. Davidson.
Los hallazgos citológicos vaginales incluyen predominantemente células epiteliales cornificadas en respuesta a los estrógenos, pero también pueden estar presentes eritrocitos, células polimorfonucleares y bacterias.
La concentración de estrógenos está elevada.
Los quistes foliculares suelen ser visibles en la ecografía como estructuras anecoicas con paredes finas.
Tratamiento de los quistes foliculares en pequeños animales
La ovulación puede inducirse con hormona liberadora de gonadotropina (50 mcg/perro, IM, una vez) o gonadotropina coriónica humana (1 000 U, mitad IV, mitad IM; o 22 U/kg, IM, cada 24 horas durante 3 días).
La ovariohisterectomía es el tratamiento preferido porque las perras inducidas a ovular después de una exposición persistente a los estrógenos pueden tener predisposición a la hiperplasia endometrial quística o la piometra.
