Cortesía del Dr. John Larsen.
La balanopostitis y vulvitis ulcerativas se caracterizan por ulceración e inflamación del glande y del prepucio, así como de la vulva de las ovejas afectadas. Los primeros signos observados pueden ser hinchazón y sangrado del prepucio o de la vulva. En la exploración se observan úlceras; estas sangran fácilmente cuando se manipulan. En las ovejas, el aspecto ventral de la cola (donde contacta con la vulva) puede estar afectado de manera similar. La afección puede extenderse dentro de un rebaño reproductor y afectar a una proporción considerable de los animales. La tasa de gestación en las explotaciones afectadas puede reducirse debido a la reticencia de los moruecos gravemente afectados a aparearse.
La causa de la balanopostitis y vulvitis ulcerativas no está clara. Mycoplasma mycoides mycoides se ha aislado de las ovejas afectadas. Trueperella pyogenes está presente con frecuencia. En algunos casos se ha aislado Histophilus ovis. Pueden estar implicados virus como el herpesvirus ovino 2 o, en el caso de las cabras, el herpesvirus caprino 1.
Los carneros afectados deben retirarse del rebaño y aislarse. Si es posible, las ovejas afectadas también deben mantenerse por separado. Los carneros deben tratarse con antimicrobianos; las ovejas también responden bien al tratamiento antimicrobiano. La irrigación del prepucio y el uso de cremas antisépticas suaves pueden ayudar a prevenir las adherencias prepuciales. La tulatromicina se ha empleado con éxito. Los animales recuperados parecen tener una fertilidad normal. Sin embargo, los moruecos con adherencias prepuciales graves pueden ser incapaces de extruir completamente su pene y estos animales deben ser sacrificados.
La enfermedad es tan poco frecuente que no se justifica una vigilancia extensa. Sin embargo, si da y no se detecta durante algún tiempo, sus efectos sobre el apareamiento y las tasas de gestación subsiguientes pueden ser significativos.