Por lo general, la retención de las membranas fetales o retención de placenta en vacas se define como un fracaso en la expulsión de las membranas fetales dentro de las 24 h siguientes al parto. La expulsión se suele producir en las 3-8 h después del parto.
Etiología de la retención de membranas fetales en vacas
En la expulsión normal de la placenta intervienen diversos tipos celulares, como los neutrófilos, los linfocitos T y los macrófagos. La retención de las membranas fetales, en parte, está mediada por la alteración de la migración de neutrófilos a la interfase placentaria en el periodo periparto. Además, las poblaciones de macrófagos proinflamatorios están disminuidas en el tejido caruncular de las vacas con retención de placenta, lo que puede producir una disminución de la colagenólisis y la fibrinólisis en la interfaz cotiledonaria-caruncular. La contractilidad uterina está aumentada en las vacas afectadas, y la falta de separación placentaria, más que una motilidad uterina insuficiente, es la responsable de la retención de las membranas fetales. Las vacas con membranas fetales retenidas tienen concentraciones elevadas de cortisol y disminuidas de estradiol al final de la gestación, lo cual repercute aún más en la función inmunitaria en las vacas afectadas al ejercer efectos inmunosupresores locales y sistémicos. Las retenciones de las membranas fetales sin complicaciones son un problema desagradable y un inconveniente para los ganaderos y ordeñadores, pero no suelen ser perjudiciales directamente para la vaca.
Epidemiología de la retención de membranas fetales en vacas
Las membranas fetales retenidas fueron identificadas por los productores como un problema de salud en el 4,5 % del inventario de vacas lecheras en la encuesta más reciente (2014) del National Animal Health Monitoring System del USDA. La incidencia es menor en las vacas de carne que en las vacas lecheras. Los factores de riesgo incluyen aborto (particularmente en caso de brucelosis o aborto micótico), distocia, parto gemelar, mortinato, hipocalcemia, temperatura ambiental elevada, edad avanzada de la vaca, parto prematuro o inducción del parto, placentitis y alteraciones nutricionales, incluido el aumento de las concentraciones séricas preparto de ácidos grasos no esterificados. En las vacas con retención de membranas fetales se incrementa el riesgo de metritis, desplazamiento de abomaso y mastitis, cetosis y eliminación al principio de la lactación. Las vacas pueden experimentar impactos negativos sobre la fertilidad en la siguiente lactación. El coste económico de un caso de metritis se estima en 386 $ por caso, atribuible a una disminución en la producción de leche, un mayor tiempo hasta la siguiente gestación, un mayor riesgo de enfermedades asociadas al parto y un mayor riesgo de eliminación.
Hallazgos clínicos de la retención de membranas fetales en vacas
Cortesía del Dr. Jennifer N. Roberts.
Las membranas fetales retenidas se caracterizan por cantidades variables de membranas degenerativas, descoloridas y finalmente fétidas que sobresalen de la vulva durante >24 horas después del parto. En ocasiones, las membranas retenidas pueden permanecer dentro del útero y no ser fácilmente visibles, en cuyo caso se puede detectar su presencia por la presencia de una descarga maloliente. En la mayoría de los casos, no existen signos clínicos de enfermedad sistémica. Cuando hay signos clínicos sistémicos, se relacionan con la toxemia.
Diagnóstico de la retención de membranas fetales en vacas
El diagnóstico suele ser sencillo basándose en la anamnesis y los signos clínicos de membranas fetales que sobresalen de la vulva. Las membranas retenidas dentro del útero o que se proyectan hacia el cuello uterino o la vagina pueden detectarse en el examen vaginal.
Tratamiento de la retención de membranas fetales en vacas
La eliminación manual de las membranas retenidas no se recomienda por ser potencialmente dañina. Se permite el recorte del tejido excesivo que resulta desagradable para los cuidadores de los animales y que contribuye de forma marcada a la contaminación del tracto genital. Las vacas no tratadas expulsan las membranas en 2-11 días.
No se ha observado que el empleo rutinario de antimicrobianos intrauterinos sea beneficioso, y puede ser perjudicial. Aunque se ha recomendado en varias ocasiones, no se ha demostrado que la oxitocina, el estradiol, la prostaglandina F2alfa o las preparaciones de calcio oral aceleren la expulsión de membranas retenidas o eviten complicaciones. Cuando se observan signos clínicos sistémicos de enfermedad, está indicado un tratamiento sistémico con antimicrobianos.
En los rebaños en los que la incidencia de retención de membranas fetales es inaceptablemente elevada, se deben buscar y eliminar las causas predisponentes. Se ha establecido que la suplementación con vitamina E y selenio resulta beneficiosa en aquellos rebaños en los que estos nutrientes son deficientes.