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Intoxicación por raigrás

PorSteve M. Ensley, DVM, PhD
Revisado/Modificado oct 2020

El raigrás se encuentra en los pastos de todo el mundo. Sin un tratamiento cuidadoso, puede ser tóxico para los caballos y otros animales de granja.

Intoxicación por Lolium rigidum (vallico)

Esta enfermedad tóxica a menudo mortal afecta al sistema nervioso. Se observa en el ganado de cualquier edad que pasta en prados en los que el vallico (Lolium rigidum) está en la etapa de crecimiento de la semilla (en el oeste y sur de Australia y en Sudáfrica de noviembre a marzo). El heno de Festuca rubra commutata con agallas infectadas por Rathayibacter toxicus ha causado en Oregón una enfermedad similar en el equino.

En Australia, las toxinas responsables se deben a un gusano microscópico que porta una bacteria en los brotes de las semillas del vallico. Estas agallas que contienen las bacterias están presentes desde principios de la primavera en adelante, pero son más tóxicas cuando las plantas maduran. Por lo tanto, los animales no muestran signos hasta finales de la primavera y el verano. La diseminación de los gusanos a los pastos de vallico sanos cercanos es lenta.

Los brotes se dan 2-6 días después de que los animales pasten en un prado que contiene vallico infectado. Las muertes pueden ocurrir a las pocas horas o hasta 1 semana después del inicio de los signos clínicos. Los cambios tisulares incluyen congestión, acumulación de líquido, rotura de vasos sanguíneos del cerebro y los pulmones y degeneración del hígado y los riñones.

El diagnóstico se basa en los signos característicos del sistema nervioso de temblores, falta de coordinación, rigidez y colapso cuando se produce estrés. Los animales a menudo se vuelven aparentemente normales cuando no se les molesta. Los espasmos nerviosos pueden comenzar inesperadamente y las convulsiones pueden estar causadas repentinamente por el ejercicio forzado o por un clima muy caluroso. Una anamnesis completa y una evaluación de los pastos ayudarán a diferenciar los tambaleos causados por otros pastos.

En Australia se han descrito recientemente signos idénticos a los de la intoxicación por vallico en animales que pastan Agrostis avenacea, Polypogon monspeliensis o Ehrharta longiflora con agallas que contienen gusanos. Estas enfermedades se han denominado en inglés floodplain staggers, Stewart range syndrome y veldtgrass staggers, respectivamente.

Intoxicación por Lolium perenne (raigrás perenne)

Esta afección tóxica afecta al sistema nervioso del ganado de pastoreo y de los caballos de todas las edades solo a finales de la primavera, verano y otoño, y solo en los pastos en los que el raigrás perenne (Lolium perenne) o el raigrás híbrido son los componentes principales. Los ovinos, los bovinos, los ciervos de granja y las llamas son los más sensibles. Nueva Zelanda experimenta pérdidas considerables la mayoría de los años. Esta afección también se produce esporádicamente en partes de América del Norte y del Sur, Europa y Australia.

Las toxinas se producen en el raigrás perenne e híbrido infectado por el hongo Neotyphodium lolii. Las cantidades en las plantas infectadas aumenta hasta niveles tóxicos por el aumento de la temperatura a finales de primavera y se vuelve a reducir a niveles seguros en las estaciones más frescas.

La toxina afecta al sistema nervioso, causando falta de coordinación. La ergovalina aumenta la temperatura de los animales en los meses más cálidos del año, lo que induce el estrés por calor. Los signos se desarrollan gradualmente durante unos días, comenzando con finos temblores de la cabeza y movimientos de asentimiento. El ruido, el ejercicio repentino o el susto causan un asentimiento más grave con movimientos espasmódicos y falta de coordinación. Los movimientos al correr son rígidos y descoordinados, lo que a menudo provoca un colapso con espasmos musculares que causan un arqueamiento hacia atrás de la cabeza, el cuello y la columna vertebral, un movimiento rítmico involuntario de los ojos y una agitación de las extremidades extendidas con rigidez. En los casos menos graves, el ataque cede pronto y en pocos minutos el animal recupera las patas. Si el animal es de nuevo forzado a correr, se repite el episodio. Los signos son más graves cuando el animal se encuentra perturbado por el calor. La tasa de mortalidad es baja (0-5 %), pero el número de animales afectados puede ser elevado (80-90 %). Las muertes suelen ser accidentales, a menudo por ahogamiento al abrevar en estanques o ríos, o porque los animales son incapaces de buscar forraje y agua.

Debido a que el movimiento y la manipulación de los animales exacerba los signos, el tratamiento individual por lo general no es práctico. La afección se resuelve por sí sola en 1 o 2 semanas si los animales se trasladan a pastos o cultivos no tóxicos.

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