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Intoxicación por herbicidas en animales

PorP. K. Gupta, DVM, PhD
Revisado/Modificado dic 2020

Los herbicidas se usan rutinariamente para controlar las malas hierbas y también se han utilizado en la guerra y los conflictos. La mayoría de estas sustancias químicas, en particular los herbicidas orgánicos sintéticos de desarrollo más reciente, son bastante selectivas para plantas específicas y presentan baja toxicidad para los mamíferos; otros menos selectivos (p. ej., el arsenito de sodio, el trióxido de arsénico, el clorato de sodio, el sulfamato de amonio, el bórax y muchos otros) se usaban antiguamente a gran escala y son más tóxicos para los animales.

La vegetación tratada con herbicidas en las proporciones adecuadas por lo general no es peligrosa para los animales ni para las personas. Especialmente después de que los herbicidas se hayan secado sobre la vegetación, solo podrán encontrase pequeñas cantidades. Cuando la aplicación del herbicida ha sido excesiva, a menudo son evidentes los daños en pastos, cultivos u otros follajes.

El potencial residual para la mayoría de estos agentes es bajo. Sin embargo, en aplicaciones agrícolas, no se puede excluir la escorrentía y la llegada al agua de bebida. Se debe explorar la posibilidad de la presencia de residuos si se produce una exposición significativa en animales productores de alimentos. En algunos productos está disponible el tiempo recomendado antes de que la vegetación tratada se use para pasto o como alimento para animales.

La mayoría de los problemas de salud en animales son resultado de una exposición a cantidades excesivas de herbicidas debido a una utilización o almacenaje de los recipientes inapropiada o descuidada. Cuando los herbicidas se usan correctamente, los problemas de intoxicación son raros, en la práctica veterinaria. Con algunas excepciones, solamente cuando los animales tienen acceso directo al producto, se produce la intoxicación aguda.

Los signos clínicos agudos no suelen conducir a un diagnóstico, aunque los signos gastrointestinales son frecuentes. Deben excluirse todos los diagnósticos diferenciales comunes en los animales que muestran signos de una aparición repentina de la enfermedad o una muerte súbita. La historia clínica del caso es crucial. La aparición de la enfermedad después de alimentarse, la fumigación de los pastos o cosechas adyacentes a pastos, un cambio del alojamiento o una exposición directa pueden conducir a un diagnóstico precoz de la intoxicación por herbicida. A menudo, la naturaleza de la exposición es difícil de identificar debido al almacenamiento de herbicidas en recipientes que carecen de etiqueta o que la han perdido. La exposición puede causarse por un escape de líquido no detectado en los recipientes, polvo de bolsas rotas o dañadas cerca de una fuente de alimentación, o una confusión visual con un ingrediente de la dieta o suplemento. Una vez que se ha identificado el origen de la sustancia química, se debe contactar con un centro de control de intoxicación animal para obtener información sobre los tratamientos, pruebas de laboratorio y posibles consecuencias.

La enfermedad crónica causada por herbicidas es aún más difícil de diagnosticar. Puede incluir una historia clínica del uso de un herbicida en las áreas cercanas a los animales o al pienso o fuente de agua, o un cambio gradual en el rendimiento o el comportamiento de los animales durante semanas, meses e incluso años. A veces, están implicadas la fabricación o almacenamiento de herbicidas en áreas cercanas. Son esenciales las muestras de las posibles fuentes (es decir, alimento y agua contaminados) para el análisis de residuos, así como de tejidos tomados en la necropsia de animales expuestos. Pueden ser necesarios meses e incluso años para identificar con éxito un problema de exposición crónica.

Para reconocer si un animal se ha expuesto a herbicidas o a una intoxicación accidental, se han establecido procedimientos analíticos estandarizados para la investigación diagnóstica de materiales biológicos y se incluyen bajo el término biomonitorización. La biomonitorización precisa es una herramienta importante para evaluar la exposición humana o animal a tales herbicidas midiendo los niveles de estas sustancias químicas, sus metabolitos o estructuras o funciones biológicas alteradas en materiales biológicos como orina, sangre o componentes sanguíneos, aire exhalado, pelo o uñas y tejidos. El uso de orina presenta ventajas debido a su fácil disponibilidad. Como tal, la orina se ha utilizado para la biomonitorización de varios herbicidas, como el 2,4-D, 2,4,5-T, MCPA (ácido 2-metil-4-clorofenoxiacético), atrazina, diurón, alaclor, metolaclor, paraquat, diquat, imazapir, imazapic, imazetapir, imazamox, imazaquín e imazametabenceno-metil, con el objetivo de evaluar la exposición y el riesgo para la salud de los animales expuestos.

Cuando se sospecha una intoxicación, el primer paso para su control es evitar una mayor exposición. Los animales deben alejarse de cualquier posible fuente antes de intentar su estabilización y apoyo. Si hay signos de que la vida está amenazada, se debe empezar con las maniobras de estabilización del animal mediante métodos generales de atenuación. Cuando están disponibles, los tratamientos con antídotos específicos pueden ayudar a confirmar el diagnóstico. Siempre que el tiempo lo permita, debe completarse una investigación e historia clínica más detalladas. El propietario debe ser consciente de la necesidad de denunciar los hechos para determinar con éxito la fuente de la intoxicación, por ejemplo, por uso inapropiado o almacenamiento incorrecto de la sustancia química.

Toxicidad y manejo de la intoxicación

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Hay >200 ingredientes activos usados como herbicidas; sin embargo, se cree que algunos de ellos están obsoletos o ya no se usan. De estos, varios se han evaluado por su potencial tóxico y se analizan a continuación. Puede obtenerse información más específica de la etiqueta y del fabricante, de servicios de extensión cooperativa o de centros de control toxicológico. La información seleccionada sobre herbicidas, como la dosis tóxica oral aguda (LD50) en las ratas, la cantidad a la que un animal puede estar expuesto sin verse afectado (nivel sin efectos adversos), la probabilidad de problemas causados por el contacto dérmico en conejos (DL50 dérmica, irritación ocular y cutánea), los efectos nocivos en las especies aviares y la toxicidad para los peces en el agua están por lo general incluidos para los herbicidas de uso común ( ver la Tabla: Intoxicación por herbicidas). Las dosis tóxicas (DT) comparativas y las dosis letales (DL) de herbicidas seleccionados en especies domesticadas, como monos, ganado vacuno, ovejas, cerdos, gatos, perros y pollos, también están indicadas ( ver la Tabla: Dosis tóxicas (DT) orales y dosis letales (DL) de herbicidas en especies domésticas). La información es solo una guía, porque la toxicidad de los herbicidas puede verse alterada por la presencia de otros ingredientes presentes en el compuesto (p. ej., impurezas, tensoactivos, estabilizantes, emulsionantes). Con pocas excepciones, la mayoría de las sustancias químicas recientemente desarrolladas tienen un bajo nivel de toxicidad para los mamíferos. Sin embargo, algunos herbicidas, como la atracina, buturón, butifós, cloridazona, clorprofam, cinacina, 2,4-D y 2,4,5-T solos o en combinación, diclorprop, dinoseb, dinoterb, linurón, mecoprop, monolinurón, MCPA (ácido 2-metil-4-clorofenoxiacético), prometrina, propaclor, nitrofeno, silvex, TCDD (un contaminante común durante el proceso de fabricación de algunos herbicidas como el 2,4-D y el 2,4,5-T) y el tridifano, se sabe que tienen efectos adversos sobre el desarrollo de los embriones y alteraciones en la reproducción en animales de experimentación. Una lista de estos productos químicos se resume en la tabla .

Bioherbicidas

Los bioherbicidas consisten en fitotoxinas, patógenos y otros microbios utilizados como control biológico de las malas hierbas. Los bioherbicidas pueden ser compuestos y metabolitos secundarios derivados de microorganismos como hongos, bacterias o protozoos o de residuos vegetales fitotóxicos, extractos o compuestos individuales derivados de otras especies vegetales. Aunque se han lanzado 13 productos diferentes, actualmente solo se comercializan 9 bioherbicidas a nivel mundial. Algunos de los bioplaguicidas comunes incluyen Devine®, Collego®, BioMal®, Woad Warrior®, Chontrol®, Arder®, Sarritor®, Organo-Sol® y Beloukha®. La eficiencia y la eficacia de los bioherbicidas se ven obstaculizadas por el cambio climático y la temperatura, y esto puede obstruir aún más la aplicación e integración de los bioherbicidas. Además, incluso después de su "descubrimiento", algunos bioherbicidas no están fácilmente disponibles en el mercado por varias razones.

Para más información

  • Consulte también la información para propietarios sobre las intoxicaciones.