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Medicamentos cardiovasculares (intoxicación)

PorSafdar A. Khan, DVM, MS, PhD, DABVT
Última revisión/modificación ago 2014

También ver Descripción general de la farmacoterapia sistémica del sistema cardiovascular.

Inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina

Varios inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina (ECA) (p. ej., enalapril, captopril, lisinopril, benazepril) se utilizan terapéuticamente para tratar la insuficiencia cardiaca congestiva en perros y gatos. La principal preocupación en los casos de sobredosis aguda por un inhibidor de la ECA es por lo general una marcada hipotensión. Si la hipotensión es grave, puede producirse una lesión renal secundaria. El inicio se produce a las pocas horas de la exposición, según el agente (las formulaciones de liberación retardada pueden tener un comienzo tardío en su actividad). Otros signos clínicos de sobredosis pueden incluir el vómito, mal color de las membranas mucosas, debilidad y taquicardia o bradicardia. El carbón activado es eficaz en su unión al fármaco desde el tracto GI si se administra en las 1-2 h siguientes a la ingestión. Debe controlarse la presión arterial y administrarse fluidos IV al doble de la tasa de mantenimiento si aparece hipotensión. La función renal se debe monitorizar si se desarrolla hipotensión grave o persistente.

Bloqueantes de los canales de calcio

Los bloqueantes de los canales de calcio (p. ej., el diltiazem, el amlodipino, la nifedipina el verapamilo) inhiben el movimiento del calcio de los espacios extracelulares a través de los canales de calcio de la membrana celular. Los signos más frecuentes de sobredosis de bloqueantes de los canales de calcio son hipotensión, bradicardia, trastornos gastrointestinales, edema pulmonar no cardiogénico y bloqueo cardiaco. Se puede desarrollar taquicardia refleja en respuesta a la caída de la presión arterial.

El tratamiento de una sobredosificación aguda comprende la corrección de la hipotensión y los trastornos del ritmo cardiaco. En general, la emesis se induce a las 2 h de la ingestión solo si el animal no muestra signos clínicos. La inducción de la emesis en animales que presentan signos puede aumentar el tono vagal y empeorar la bradicardia. El carbón activado se une al fármaco no absorbido en el tracto GI y es mas útil cuando se administra a las pocas horas después de la ingestión; si se ingirió un producto de liberación sostenida, la repetición de las dosis con carbón activado cada 4-6 h con un total de 2-4 dosis puede proporcionar un beneficio adicional. Deben aplicarse terapias específicas basadas en la presión arterial, la frecuencia cardiaca, el ECG y el perfil bioquímico sanguíneo. Se recomiendan líquidos IV; debe añadirse gluconato de calcio (solución al 10 % a 0,5-1,5 mL/kg, IV lenta) mientras se monitoriza estrechamente el ECG. Se puede dar atropina (0,02-0,04 mg/kg) para la bradicardia; puede usarse isoproterenol si el ECG indica bloqueo auriculoventricular. Para la hipotensión persistente que no se corrija mediante la administración de líquidos IV, pueden administrarse mediante infusión IV continua coloides (Hetastarch), dopamina (1-20 mcg/kg/min) o dobutamina (2-20 mcg/kg/min). Puede ser necesario un marcapasos cardiaco temporal en casos de trastornos graves de la conducción cardiaca que no responden al tratamiento médico. Los bloqueantes de los canales de calcio pueden interaccionar con casi cualquier otra medicación cardioactiva, lo que da lugar a una bradicardia mas profunda, hipotensión y a la disminución de la contractilidad cardiaca. Debido a la naturaleza lipofílica de los bloqueantes de los canales de calcio, el uso de una solución de emulsión de lípidos IV (IntralipidTM, solución al 20 %) puede ayudar a secuestrar los bloqueantes de los canales de calcio en situaciones de sobredosis y evitar que alcancen su lugar de acción. La dosis recomendada de solución de emulsión lipídica al 20 % en perros es de 1,5 mL/kg, IV, como bolo inicial seguido de 0,25 mL/ kg/min durante 30-60 min. Esta dosis puede repetirse en 6 h hasta un total de tres tratamientos. Se debe controlar el color y la respuesta del suero. Si el color del suero es amarillo, se debe retrasar la repetición de la dosis hasta que se aclare. Si no se ve respuesta después de tres dosis, se debe suspender la emulsión lipídica La hiperlipidemia, infección, hemólisis intravascular, falta de eficacia y embolia son efectos adversos potenciales asociados con la terapia de emulsión de lípidos IV. El uso de una emulsión lipídica IV para el tratamiento de algunas sobredosis de fármacos lipofílicos es experimental y debe considerarse solo si fracasan otras opciones de tratamiento convencionales. No se ha estudiado la eficacia y seguridad de la emulsión lipídica IV.

Betabloqueantes

Los fármacos de esta clase (p. ej., propanolol, metoprolol, atenolol, timolol, esmolol) actúan inhibiendo competitivamente la unión de las catecolaminas a los receptores beta-adrenérgicos. Los signos mas frecuentes de sobredosis son bradicardia e hipotensión; puede darse depresión respiratoria, coma, convulsiones, hiperpotasemia e hipoglucemia. También es posible que se desencadene una insuficiencia cardiaca congestiva. Los signos clínicos significativos pueden surgir incluso a dosis terapéuticas (publicadas), no hay productos veterinarios aprobados en el mercado.

Debido a su rápida absorción, la emesis debe inducirse solo en animales asintomáticos dentro de las 2 h siguientes a la ingestión. La administración de carbón activado debe considerarse si se han ingerido múltiples comprimidos o cápsulas o formulaciones de liberación retardada. Debe controlarse la frecuencia cardiaca, la presión arterial y los signos clínicos durante varias horas, porque con los comprimidos de liberación retardada pueden aparecer los signos de forma tardía. Si aparecen signos clínicos, se debe realizar una bioquímica sanguínea. La hipotensión debe tratarse con líquidos IV; se puede utilizar atropina frente a la bradicardia. También se puede usar glucagón o isoproterenol si es necesario ( ver Bloqueantes de los canales de calcio). Si la hiperpotasemia se confirma, la administración de insulina, seguida de glucosa IV, puede conducir el exceso de potasio hacia el interior de las células.

Fenilpropanolamina

La fenilpropanolamina (PPA) es una amina simpaticomimética utilizada principalmente para el tratamiento de la incontinencia urinaria en perros y gatos. La PPA se cree que estimula indirectamente los receptores alfa- y beta-adrenérgicos provocando la liberación de norepinefrina. Se absorbe rápidamente por vía oral y se distribuye a varios tejidos, incluido el SNC. La PPA se excreta principalmente a través de los riñones como fármaco original. La sobredosis de PPA puede producir efectos en el SNC (inquietud, agitación, nerviosismo) y signos cardiovasculares (hipertensión o hipotensión, taquicardia o bradicardia, contracciones ventriculares prematuras, colapso cardiovascular). Los perros también pueden mostrar piloerección, hiperemia, vómitos, hipertermia o hipotermia y midriasis. El tratamiento consiste en la descontaminación precoz (emesis en animales asintomáticos a las pocas horas de la ingestión, seguida de la administración de carbón activado). Los efectos sobre el SNC y la hipertensión leve pueden tratarse con acepromacina (0,02 mg/kg, IV o IM, repetida según sea necesario). Se puede probar con infusión continua de nitroprusiato para la hipertensión que no responde a la acepromacina. La lidocaína puede considerarse para el tratamiento de las contracciones ventriculares prematuras. Se deben utilizar líquidos IV para favorecer la excreción. Otros signos se tratarán sintomáticamente.

Diuréticos

Los agentes diuréticos orales incluyen tiazidas (p. ej., la clorotiazida, la hidroclorotiazida), los diuréticos de asa como la furosemida, y los fármacos ahorradores de potasio como la espironolactona (un antagonista de la aldosterona) y el triamtereno. Los diuréticos osmóticos administrados por inyección incluyen el manitol y la urea. Los signos más habituales de sobredosis por diuréticos son vómito, depresión, poliuria y polidipsia, y cambios electrolíticos. Los electrolitos, especialmente el potasio, pueden sufrir un cambio en sus niveles tras la ingestión de diuréticos. El tratamiento debería incluir la monitorización del nivel de hidratación y electrolitos, con la corrección necesaria.