Los veterinarios son más propensos a poderse encontrar sulfuro de hidrógeno que emana de materia orgánica concentrada en descomposición (p. ej., estanques sépticos/aguas residuales/instalaciones de manipulación de estiércol en instalaciones de producción intensiva de animales, almacenes de alimentos podridos, fosas de cadáveres, etc.). Cuando se está cerca de estanques de aguas residuales, es particularmente importante no alterar la superficie del estanque o causar la mezcla del contenido, ya que esto desencadenará la desgasificación del sulfuro de hidrógeno disuelto.
El sulfuro de hidrógeno es un gas incoloro, inflamable y muy rápidamente tóxico. El sulfuro de hidrógeno es ligeramente más pesado que el aire, tiende a acumularse en espacios bajos, mal ventilados y es altamente inflamable y explosivo. Tiene un olor característico a huevo podrido que puede detectarse en concentraciones tan bajas como 0,5 ppb. Sin embargo, la sensibilidad al olor a sulfuro de hidrógeno está determinada genéticamente y una proporción significativa de la población humana tiene poca capacidad de detección de olor a este gas; además, la exposición prolongada (2-15 min a 100 ppm) al sulfuro de hidrógeno produce parálisis del nervio olfatorio, lo que da lugar a una pérdida de la capacidad para detectar el gas. Por lo tanto, el olor no es un indicador fiable de la presencia de sulfuro de hidrógeno y no se puede confiar en él para advertir de concentraciones peligrosas. Se recomienda encarecidamente el uso de detectores de sulfuro de hidrógeno y/o la prueba del aire respirable con un aparato de tubo Drӓger o un método de prueba similar antes de entrar en cualquier ambiente donde pueda haber sulfuro de hidrógeno.
Los veterinarios suelen estar expuestos al sulfuro de hidrógeno por inhalación. Los niños son más sensibles debido a su alta proporción de volumen por minuto/peso y una mayor proporción de superficie pulmonar/peso corporal. La exposición prolongada al sulfuro de hidrógeno es notablemente irritante para la piel y los ojos. El sulfuro de hidrógeno es también un irritante notable de las membranas mucosas y del tracto respiratorio, y los síndromes de dificultad respiratoria aguda y/o tardía (hasta 72 h después de la exposición) son secuelas frecuentes de la exposición prolongada por inhalación a niveles de sulfuro de hidrógeno no agresivos.
El sulfuro de hidrógeno actúa inactivando la citocromo oxidasa mitocondrial, lo que da lugar a un fallo del metabolismo oxidativo, hipoxia histotóxica y acidosis metabólica aguda por desequilibrio aniónico. Su modo de acción se asemeja al del cianuro. La exposición aguda a altas concentraciones de sulfuro de hidrógeno dará lugar a un colapso súbito y a la muerte debido a una insuficiencia respiratoria central (efecto de derribo del sulfuro de hidrógeno) causada por sus efectos hiperagudos sobre el cerebro. Los signos y síntomas de la exposición aguda incluyen la estimulación inicial del SNC, náuseas, dolores de cabeza, alteración de la marcha, mareos, trastornos del equilibrio, temblores, convulsiones, irritación de la piel y los ojos, coma, parálisis respiratoria y muerte. Muchos supervivientes de intoxicación aguda por sulfuro de hidrógeno presentan hipoxia cerebral y lesiones cardiacas. El daño cerebral hipóxico puede asociarse con cambios de personalidad, déficit de memoria, trastornos en los movimientos musculares voluntarios y aparición de movimientos involuntarios (síndromes extrapiramidales).
Las concentraciones bajas de sulfuro de hidrógeno (~50 ppm) producen rápidamente irritación de las vías respiratorias superiores, y la exposición prolongada puede causar irritación pulmonar (tos, disnea y hemorragia bronquial o pulmonar, bronquitis y edema pulmonar inmediato o tardío). Puede haber cianosis. La inhalación de sulfuro de hidrógeno se asocia con arritmias cardiacas. También son frecuentes las náuseas y los vómitos.
La exposición crónica, repetida, a niveles bajos de sulfuro de hidrógeno se asocia con hipotensión, dolor de cabeza, náuseas, pérdida de apetito, pérdida de peso, ataxia, conjuntivitis, tos crónica y trastornos neuropsicológicos.
Los intentos mal aconsejados y mal equipados de rescatar a las víctimas de zonas calientes contaminadas con sulfuro de hidrógeno han dado lugar a un gran número de víctimas humanas asociadas al sulfuro de hidrógeno. Actualmente no existe un antídoto eficaz para la intoxicación por sulfuro de hidrógeno. La reanimación combinada con oxígeno es el único enfoque eficaz conocido para el tratamiento. El rescate y el tratamiento de las personas intoxicadas por sulfuro de hidrógeno es asunto de profesionales debidamente equipados y capacitados.