El monóxido de carbono (CO) lo encontrarán con mayor frecuencia los veterinarios que trabajan en espacios cerrados (p. ej., instalaciones de producción animal intensiva) que se calientan mediante fuentes de combustión (p. ej., calefacción de espacios con gas). Por consiguiente, esta exposición se produce más frecuentemente durante el tiempo frío y el invierno. De hecho, la mayor frecuencia de intoxicaciones mortales por CO se producen notoriamente cuando hay condiciones climáticas extremas en invierno, especialmente en conjunción con fallas de energía eléctrica (es decir, el uso de calentadores de combustión, generadores eléctricos, motores de combustión, herramientas eléctricas de combustión, calentadores de madera, etc., sin ventilación adecuada). Como el cianuro, el CO es también un componente de la intoxicación por inhalación de humo. La inhalación es la principal vía de exposición al CO. La intoxicación por CO es la forma más común de intoxicación mortal por aire en muchos países.
El CO es incoloro e insípido y no tiene olor, lo que lo hace especialmente peligroso en entornos laborales, particularmente en espacios cerrados con ventilación inadecuada. Se recomienda encarecidamente el uso de detectores de CO y/o un control del aire respirable con un aparato de tubo Drӓger o un método de prueba similar antes de entrar en cualquier entorno donde pueda haber CO. Se recomienda encarecidamente el uso de detectores de CO en instalaciones de producción animal calentadas por fuentes de combustión.
El CO se une a la hemoglobina, formando carboxihemoglobina e interrumpiendo el transporte de oxígeno en sangre. El desarrollo de una alteración del transporte de oxígeno por la hemoglobina puede progresar de forma acumulativa a medida que pasa el tiempo, debido a la relativamente lenta reversión de la carboxihemoglobina a hemoglobina normal. Por lo tanto, la intoxicación por CO puede "aparecer de forma inesperada y sin que se note" con el tiempo.
Los signos y síntomas de intoxicación por CO en las personas son relativamente inespecíficos. Uno de los indicadores precoces e importantes de la exposición a cantidades excesivas de CO es el desarrollo de un dolor de cabeza intenso y persistente. Otros signos clínicos tempranos comunes incluyen mareos, debilidad, náuseas, vómitos, dolor en el pecho, dificultad para respirar, irritabilidad y alteración del estado mental. Puede producirse pérdida del conocimiento, coma y muerte. Otros signos clínicos incluyen taquicardia, taquipnea, hipotensión, diversos hallazgos neurológicos (incluyendo deterioro de la memoria y trastornos cognitivos y sensoriales), acidosis metabólica, arritmias, isquemia o infarto de miocardio y edema pulmonar no cardiogénico; cualquier sistema orgánico puede estar implicado. Muchos supervivientes de intoxicación grave por CO presentan lesiones cerebrales hipóxicas, que pueden estar asociadas con cambios de personalidad, déficit de memoria, trastornos en los movimientos musculares voluntarios y la aparición de movimientos involuntarios (síndromes extrapiramidales).
Se ha descrito que las personas con intoxicación significativa por CO tienen una tez y membranas mucosas rojas "saludables" debido a la presencia de altos niveles de carboxihemoglobina. Los oxímetros de pulso normales no detectarán la presencia de carboxihemoglobina; se requiere una CO-oximetría de pulso. Además, los niveles de carboxihemoglobina en sangre se correlacionan pobremente con la gravedad clínica de la intoxicación.
No hay un antídoto específico frente a la intoxicación por CO. La reanimación combinada con oxígeno es el único enfoque eficaz conocido para el tratamiento. El rescate y el tratamiento de las personas con intoxicación por CO es asunto de profesionales debidamente equipados y capacitados.