Los animales en cautividad que se alimentan única o principalmente de pescado suelen recibir pescado muerto que ha estado congelado. La logística y la dificultad para proporcionar la dieta pueden dar lugar a algunas afectaciones especiales de tipo nutricional. El valor nutricional no es el mismo para todos los peces. Las dietas que se basan en una sola especie de pescado probablemente no proporcionan una nutrición equilibrada para cualquier animal. De manera similar, una dieta no servirá a todos los piscívoros por igual, y el colapso potencial de una pesquería puede provocar la indisponibilidad de algunas especies de peces. Solo se debe proporcionar el pescado apto para el consumo humano. (También ver Nutrición: animales exóticos y de zoológico.)
El almacenamiento y la descongelación del pescado deben controlarse cuidadosamente. El pescado de alimentación se debe mantener a –28 °C, para reducir el deterioro de su valor nutricional por la oxidación de los aminoácidos y los lípidos insaturados. La deshidratación del pescado congelado también puede ser un problema para los animales que obtienen agua a partir de sus alimentos. Los pescados grasos no se deben almacenar durante >6 meses. Con la posible excepción del capelán, los peces no se deben almacenar durante >1 año. Para preservar el contendido apropiado de vitaminas y reducir la pérdida de humedad, el pescado congelado se debe descongelar en refrigeración. La descongelación en el agua elimina las vitaminas solubles en agua. La descongelación a temperatura ambiente fomenta el crecimiento bacteriano y el deterioro.
Las necesidades energéticas de los mamíferos marinos varían según la edad, las temperaturas ambientales y las condiciones. Los ejemplares jóvenes en crecimiento de delfines mulares y pinnípedos de pequeño tamaño necesitan diariamente el 9-15 % de su peso corporal en pescado de alta calidad. Los animales adultos pueden necesitar, para su mantenimiento, el 4-9 % de su peso corporal. Las especies de mayor tamaño (p. ej., ballenas y elefantes marinos) suelen necesitar menos alimentos por unidad de peso corporal (2-5 % de su peso corporal) cuando son adultos. Puede desarrollarse obesidad en animales en cautividad con una ingestión excesiva de calorías y un ejercicio reducido; la ingesta calórica debe controlarse estrechamente.
Los sirénidos son herbívoros que comen numerosas especies de plantas marinas y de agua dulce en la naturaleza, pero pueden prosperar con una dieta de hierba hidropónica y varias lechugas, verduras y frutas como zanahorias y plátanos. Los alimentos también pueden complementarse con un granulado específico para manatíes de los disponibles en el mercado para primates herbívoros, y pueden utilizarse suplementos multivitamínicos y minerales sobre todo para equilibrar las proporciones de concentración de calcio y fósforo. Se cree que los sirenios silvestres ingieren a propósito una cantidad considerable de proteína animal en el pastoreo. Se ha estimado que las necesidades de ingesta diarias se sitúan en el 7-9 % del peso corporal pero, varían con la edad y el crecimiento. Los sirénidos se suelen alimentar al menos varias veces al día para adaptarse a su patrón de alimentación de pastoreo, y la comida debe ofrecerse tanto a niveles sumergidos como en la superficie.
Las nutrias marinas se suelen alimentar con dietas que incluyen diferentes invertebrados (p. ej., equinodermos, moluscos y ocasionalmente crustáceos) y pescado. Los animales adultos necesitan ~25-30 % de su peso corporal en alimentos cada día. Las nutrias marinas silvestres en rehabilitación pueden no adaptarse fácilmente a los alimentos congelados y puede ser necesario ofrecerles alimentos vivos, como almejas y mejillones, para estimular la alimentación.
Los osos polares silvestres ingieren dietas ricas en lípidos, especialmente en invierno cuando subsisten, en gran medida, a base de focas. Se considera que requieren una ingesta excepcional de vitamina A. Algunas afecciones dermatológicas responden al suplemento diario de 20 000-1000 000 U en la dieta. Los osos polares se suelen alimentar con grandes cantidades de peces en cautividad, pero sus dietas a menudo se complementan con dietas comerciales para omnívoros para obtener una diversidad nutricional y de enriquecimiento. La vitamina D también debe suplementarse a razón de 1000 U/kg de alimento. La enfermedad renal es frecuente en los osos mayores y, en algunos casos, se puede recomendar una reducción del contenido de proteína en la dieta.
Nutrición neonatal en mamíferos marinos
Los mamíferos marinos jóvenes no destetados con frecuencia se encuentran varados y deben alimentarse con una dieta similar a la leche materna. En cautividad, los neonatos pueden ser abandonados por sus padres y necesitar la cría artificial. La leche de los mamíferos marinos suele tener un alto contenido de lípidos, pero existe una variación considerable y el contenido de lípidos a menudo varía durante la lactación. La mayoría de las especies presentan intolerancia a los carbohidratos. Los neonatos alimentados con fórmulas que incluyen carbohidratos, desarrollan gastroenteritis bacterianas graves y potencialmente mortales. La mayoría de los mamíferos marinos neonatos también necesitan una densidad calórica considerable en los sustitutivos lácteos. Las fórmulas basadas en sustitutos lácteos comerciales han comenzado a reemplazar algunas fórmulas complejas que se usaban anteriormente. El peso debe controlarse estrechamente durante la cría a mano, y la mayoría de los animales pueden comenzar el destete y recibir alimentos sólidos cuando les hayan salido los dientes. Cuando se tenga que criar a un mamífero marino neonato, se recomienda ponerse en contacto con uno de los principales centros de rescate de mamíferos marinos para obtener consejos específicos sobre la especie y los métodos actualizados.
Los fócidos y los otariidos pueden criarse con la misma leche artificial. Las crías de pinnípedos se deben alimentar cada 4 horas durante la primera semana de vida; la cantidad de sustitutivo lácteo se ha de incrementar gradualmente y las comidas pueden reducirse a tres o cinco por día. La transición de la dieta de fórmula a la de pescado debe hacerse gradualmente para garantizar una ingestión calórica suficiente durante este tiempo; se suele añadir aceite de pescado a las fórmulas para aumentar el valor calórico. Las crías de foca común (Phoca vitulina) se deben alimentar con sonda hasta las 2-3 semanas de edad, cuando pueden destetarse con trozos pequeños de pescado. Los cachorros de elefante marino necesitan una alimentación con sonda hasta que tienen al menos 4 semanas de edad, cuando puede comenzar el deteste. Los otáridos suelen tener un periodo de lactancia más largo, por lo que la alimentación con biberón puede ser preferible para los neonatos para reducir la manipulación y el riesgo de inserción accidental de una sonda en la vías respiratorias. A la mayoría de los cachorros de otáridos se les puede ofrecer pescado a las 4 semanas de edad, pero como pueden mamar durante 1 año o más, la transición completa a los peces puede llevar tiempo. Las crías de león marino de California (Zalophus californianus) se pueden alimentar de forma forzada con pescado desde las 4 semanas de edad y se les puede alimentar libremente hacia las 6 semanas.
Las morsas neonatas (Odobenus rosmarus) se han criado con sustitutivos lácteos y con crema de moluscos molidos (almejas) en vez de pescado. Las morsas tienen un periodo de lactancia mucho más largo que otros pinnípedos, hasta los 19 meses.
Los cetáceos neonatos tienen periodos de lactancia más prolongados que los pinnípedos. La cría a biberón ha mejorado con la experiencia, y tanto ejemplares de delfines comunes (Delphinus delphis) como de ballenas grises (Escrichtius robustus) se han criado con éxito. El contenido en grasa de la leche de los cetáceos varía considerablemente. La leche de delfín mular (Tursiops spp) tiene ~17 % de grasa (la mitad que la leche de la mayoría de pinnípedos); la leche de beluga (Delphinapterus leucas) tiene un 27 %; la de marsopa común (Phocoena phocoena) un 46 % y la de ballena azul (Baleanoptera musculus) un 42 %. Las fórmulas basadas en sustitutos lácteos comerciales suplementadas con pescado molido y aceites se han empleado con éxito en delfines mulares y marsopas comunes, mediante el uso de tetina o sonda estomacal.
Los sirenios neonatos empiezan a mordisquear el pasto marino poco después del nacimiento, pero pueden continuar mamando hasta los 18 meses. Pueden criarse con leches artificiales con destete precoz; sin embargo, los problemas gastrointestinales como la diarrea, el estreñimiento y la enterocolitis son frecuentes con formulaciones inapropiadas.
Las nutrias marinas neonatas también se han criado con éxito desde el nacimiento con fórmulas artificiales. Inicialmente deben alimentarse con biberón y se pueden ofrecer alimentos sólidos además de la fórmula alrededor de las 4-6 semanas de edad. La cría manual de nutrias marinas es particularmente difícil, y como las nutrias son muy propensas a la impronta, se debe consultar a los especialistas si se intenta la cría manual.
Los osos polares neonatos son sumamente altriciales y constituyen un desafío por su sistema inmunitario aparentemente inmaduro. La mayoría de los cachorros criados a mano reciben suero de oso polar oral y parenteralmente para favorecer la respuesta inmunitaria. La leche de oso polar es rica en grasa (31 %) y contiene una proporción mínima de lactosa. Los osos polares se han criado con éxito empleando fórmulas con una base de crema de leche o de aceite o usando una formulación canina comercial como ingrediente principal.
Deficiencia de tiamina en mamíferos marinos
Dado que la deficiencia de tiamina puede producirse en cualquier animal piscívoro, cualquier animal alimentado con una dieta principalmente de pescado congelado debe recibir suplementos de tiamina. La tiamina de los alimentos se destruye por la actividad de las enzimas tiaminasas o de sustancias antitiamínicas presentes en el pescado que sirve como alimento. Estas enzimas también pueden destruir el suplemento de tiamina administrado en el pescado si este se almacena durante mucho tiempo antes de usarlo en la alimentación.
Los signos clínicos de la deficiencia de tiamina son principalmente trastornos del sistema nervioso central. Los animales afectados pueden desarrollar anorexia, regurgitación o ataxia. La afección puede evolucionar a convulsiones, coma y muerte.
Los animales con signos de deficiencia de tiamina responden rápidamente (generalmente en 24 horas) a la inyección de clorhidrato de tiamina (hasta 1 mg/kg, IM) seguida de la suplementación oral. El control suele implicar la administración de suplementos de tiamina a 25 mg/kg de alimento, preferiblemente cada 2 h antes de la alimentación.
Deficiencia de vitamina E (esteatitis, enfermedad de la grasa blanca) en mamíferos marinos
Se cree que las propiedades antioxidantes de la vitamina E desempeñan un papel importante en el mantenimiento de la integridad de las membranas celulares. Los procesos oxidativos durante el almacenamiento del pescado destruyen la vitamina E y otros antioxidantes. La esteatitis se ha inducido experimentalmente en fócidos, y se sospecha que existe una relación entre la deficiencia de vitamina E y la hiponatremia.
Los piscívoros cautivos suelen recibir una suplementación de vitamina E PO de hasta 100 mg/kg de alimento, lo que permite mantener unos niveles séricos elevados de vitamina E. Esto parece no ser necesario si el pescado se almacena y descongela adecuadamente.
Hiponatremia (déficit de sal, enfermedad de Addison) en mamíferos marinos
La hiponatremia en los pinnípedos está estrechamente relacionada con el desgaste adrenal y el desarrollo de la enfermedad de Addison, por lo que esta afección está más vinculada a factores ambientales de estrés que a una deficiencia primaria de sal. Es más frecuente en pinnípedos mantenidos en instalaciones de agua dulce, pero también se puede observar en animales mantenidos en agua salada. Es más habitual en fócidos, aunque también se produce en otáridos y en otros mamíferos marinos, especialmente si los alimentos se descongelan en agua, ya que de esta manera se pierde el sodio.
Los signos comprenden debilidad periódica, anorexia, letargo, incoordinación, temblores y convulsiones. La concentración sérica de sodio puede disminuir a <140 mEq/L. Aquellos animales afectados de forma grave pueden sufrir colapso durante la crisis de Addison, que puede ser mortal.
El tratamiento de urgencia consiste en la perfusión de cloruro de sodio y de corticoesteroides. El manejo a largo plazo de los casos avanzados requiere la suplementación con mineralocorticoides junto con suplementos orales de cloruro de sodio y el control periódico de las concentraciones séricas de sodio. La provisión de piscinas de agua salada y la suplementación con cloruro de sodio (3 g de NaCl/kg de alimento) en la dieta de los pinnípedos cautivos mantenidos en piscinas de agua dulce deben considerarse una mala segunda opción. Los animales que reciben una suplementación con sal deben tener acceso continuo al agua dulce.
Intoxicación por histamina (intoxicación por escómbridos, intoxicación por caballa) en mamíferos marinos
Los escómbridos (p. ej., la caballa y el atún) y otros peces de carne oscura tienen un tiempo corto de viabilidad, incluso cuando se congelan a temperaturas bajas. Los signos de intoxicación por histamina observados en los mamíferos marinos afectados se producen por un conjunto de sustancias, incluyendo la histamina formada por la descarboxilación bacteriana de una gran parte de la histidina presente en la carne de pescado. La toxicosis por histamina también se puede producir con peces no escómbridos (arenque, anchoa o sardina) conservados inadecuadamente. Es más frecuente en pinnípedos, pero se observa también en otros mamíferos marinos.
Los signos clínicos incluyen anorexia, letargo, boca o garganta enrojecidas e inflamadas, conjuntivitis y aumento del lagrimeo, y palpitaciones cardiacas. En ocasiones se observan vómitos, diarrea, prurito, urticaria o posturas antiálgicas de dolor abdominal.
Los antihistamínicos, incluyendo la cimetidina, pueden proporcionar un alivio sintomático, pero la afección suele ser autolimitante y el animal empieza a alimentarse a los 2-3 días. En los casos más graves o agudos, la epinefrina es eficaz para contrarrestar la reacción de la histamina. La cortisona y el hidrocloruro de difenhidramina pueden ser beneficiosos si existe dificultad respiratoria. El control consiste en evitar el pescado escómbrido en la dieta o, cuando se utilice, prestar una atención cuidadosa a su calidad, almacenamiento y manipulación.
Enfermedad por almacenamiento de hierro (hemocromatosis) en mamíferos marinos
La enfermedad por almacenamiento de hierro se produce con mayor frecuencia en cetáceos y pinnípedos en cautividad y está relacionada con una dieta rica en hierro. Un exceso de hierro se almacena naturalmente en el hígado como ferritina y hemosiderina, y las cantidades excesivas pueden producir enfermedad hepática (p. ej., hepatitis o hemocromatosis). La enfermedad se observa con mayor frecuencia en los delfines mulares y también se ha descrito en los lobos marinos del norte y en los leones marinos de California.
La enfermedad por almacenamiento de hierro se caracteriza por niveles elevados de hierro y ferritina séricos, con una saturación de transferrina >50 %. Las actividades de las enzimas hepáticas (ALT y AST) y las concentraciones de triglicéridos, colesterol y globulinas también suelen estar elevadas.
El tratamiento consiste en la reducción del hierro en la dieta, principalmente con la modificación de la dieta, incluida la reducción de la ingesta de vitamina C. Se ha utilizado la flebotomía para una reducción más rápida del hierro y puede ser eficaz a corto plazo, pero la modificación de la dieta a largo plazo también es necesaria para evitar la recidiva.