Los primates no humanos recientemente importados hospedan a numerosos parásitos. Algunos son comensales, otros se pueden hacer autolimitantes con una higiene estricta y un manejo adecuado. Sin embargo, algunos pueden causar debilitamiento o enfermedades graves, siendo necesario un tratamiento específico. Los primates del Nuevo Mundo criados en cautividad que viven en un recinto interior (es decir, bajo supervisión de sus cuidadores) rara vez tienen parásitos intestinales; sin embargo, esta circunstancia cambia cuando acceden a areneros y recintos exteriores. Los análisis coprológicos deben ser parte de los chequeos clínicos rutinarios.
Artrópodos en primates no humanos
La acariasis pulmonar (Pneumonyssus spp) es frecuente en los primates silvestres capturados en Asia y África, especialmente en los macacos Rhesus y los babuinos. La infección es rara en los primates criados en el laboratorio o en cautividad. El ciclo biológico de Pneumonyssus spp no se conoce bien. Las infestaciones no suelen producir una enfermedad sintomática grave, aunque pueden provocar estornudos y tos. Las lesiones comprenden dilatación e inflamación crónica focal de los bronquiolos terminales. En ocasiones, las lesiones macroscópicas se pueden confundir con granulomas tuberculosos. Se ha empleado ivermectina (200 mcg/kg, SC, PO, IM, repetida en 14 días) para el tratamiento de grupos de cría cerrados.
En ocasiones se detectan ácaros de la sarna (Psorergates spp, Sarcoptes scabiei) o piojos chupadores (Pedicinus obtusus) en animales silvestres, y pueden producir dermatosis. Está recomendado el tratamiento sistémico con ivermectina, 200 mcg/kg, PO, SC, IM, repetido cada 3 semanas, o el tratamiento tópico con piretrina, repetido después de 3 días si fuera necesario. Se debe evitar el empleo de agentes parasiticidas tópicos más tóxicos debido a la posibilidad de que el animal los ingiera durante sus sesiones de aseo. Las pulgas se observan con más frecuencia en los primates del Nuevo Mundo, asociadas la presencia de perros o gatos. Se deben establecer medidas de control en las instalaciones, y los baños con un champú de piretrina eliminarán temporalmente las pulgas del pelaje del animal.
Helmintos en primates no humanos
Oesophagostomum puede causar nódulos granulomatosos característicos en el intestino grueso como consecuencia del desarrollo del parásito y de la respuesta inmunitaria del hospedador. Los nódulos se pueden romper y causar una peritonitis.
Strongyloides y Trichostrongylus son invasivos. Los adultos pueden causar peritonitis y diarrea, las larvas pueden causar lesiones pulmonares durante la migración. Estos helmintos, al igual que Trichuris, se pueden tratar eficazmente con tiabendazol a 100 mg/kg, PO a intervalos de 2-4 semanas, ivermectina a 200 mcg/kg, SC, repetido a los 14 días o febendazol a 50 mg/kg/día, PO, durante 3 días y repetido a los 14 días. La eficacia del tratamiento antihelmíntico se ve favorecida por medidas rigurosas de higiene ambiental.
Prosthenorchis es un acantocéfalo, frecuente en los primates no humanos de América Central y del Sur, que penetran en la mucosa de la unión ileocecal y en ocasiones perforan el intestino o causan una obstrucción cuando parasitan en gran número. Las cucarachas son sus hospedadores intermediarios. Su eliminación, junto con unas medidas de higiene estrictas, es esencial para el control de la infección.
Dipetalonema y Tetrapetalonema son nematodos que se encuentran en la cavidad peritoneal de las especies del Nuevo Mundo. Pueden estar presentes en gran número con una reacción muy limitada del hospedador.
Los parásitos pulmonares como los Filaroides se encuentran a menudo en muchos primates de América del Sur.
Cestodos en primates no humanos
Bertiella studeri y otros cestodos entéricos se pueden encontrar en animales de origen silvestre y se tratan eficazmente con praziquantel (5 mg/kg, IM, PO o SC, una vez). Para algunos cestodos, será necesario 15-20 mg/kg, PO o IM, una vez. Se ha descrito la cestodosis. Los trematodos pueden causar signos respiratorios, GI y hematológicos. Schistosoma sp es un parásito sanguíneo, mientras que Fasciola sp afecta al hígado y puede causar enfermedad hepática y abscesos (más común en los primates del Viejo Mundo). Los hospedadores intermediarios son los caracoles y los crustáceos, que se ingieren a través del agua o los alimentos contaminados. Esto es de importancia por su implicación zoonótica. El praziquantel a 40 mg/kg, PO o IM, en una sola dosis es eficaz.
Protozoos en primates no humanos
Los primates pueden ser hospedadores de varias amebas intestinales. Entamoeba histolytica es la principal ameba patógena en los primates no humanos (al igual que en las personas). Rara vez se ha descrito como patógena en primates, principalmente en el mono araña y mono lanudo de Sudamérica. Sin embargo, puede ser una infección grave en titíes y ha causado enteritis graves en grandes simios. Una infección importante puede causar una enteritis grave y diarrea, y en las heces se puede detectar un gran número de quistes. La tinción tricrómica fecal es una herramienta útil para diagnosticar este tipo de infecciones, que no se detectan a menudo en un examen coprológico directo o por flotación. Giardia habita en el segmento anterior del intestino delgado y puede causar diarrea. Se recomienda el tratamiento con metronidazol (50 mg/kg/día, PO, durante 5-10 días). Cryptosporidium parvum también puede causar diarrea en primates no humanos, principalmente en animales jóvenes. No se ha descrito en titíes un tratamiento efectivo con paromomicina. Esta infección suele ser autolimitante en hospedadores inmunocompetentes.
En primates, también se han observado parásitos sanguíneos, como Plasmodium, Leishmania y Trypanosoma spp. Por lo general, existe un equilibrio entre el parásito y el hospedador natural, con infecciones que rara vez causan una enfermedad clínica. La transmisión de la malaria de simios a las personas se ha producido puntualmente en las regiones con presencia de los vectores (mosquitos) apropiados. Algunas especies de primates no humanos (p. ej., el mono nocturno) son modelos excelentes para la investigación de la malaria.
La toxoplasmosis que se produce de forma natural (Toxoplasma gondii) se ha descrito con más frecuencia en los primates de América Central y del Sur. Los signos clínicos de la infección tienden a no ser específicos (letargo, anorexia, diarrea). La necrosis focal hepática y la neumonía fibrinosa con edema son hallazgos histológicos frecuentes. Toxoplasma puede detectarse en frotis sanguíneos en casos agudos. ( See also page Toxoplasmosis.)