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Colecistocentesis en la enfermedad hepática en pequeños animales

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Revisado/Modificado ago 2023

La colecistocentesis es el muestreo por aspiración de la bilis de la vesícula biliar.

    La colecistocentesis (muestreo por aspiración de la bilis de la vesícula biliar) se puede completar mediante un abordaje guiado por ecografía transhepática percutánea, por asistencia laparoscópica o durante una cirugía abdominal exploratoria. Si se completa bajo vigilancia ecográfica, un abordaje transhepático permite que el tejido hepático adyacente proporcione un efecto de taponamiento, limitando la pérdida de bilis. Sea cual sea el abordaje utilizado para la colecistocentesis, es prudente vaciar la vesícula biliar de la mayor parte de la bilis para limitar la fuga posterior a la punción.

    La perfusión arterial quística de la vesícula biliar canina y felina está orientada en un patrón de distribución pinnado con menos ramificación anastomótica duplicativa que la que existe en el ser humano. En consecuencia, la colecistocentesis en estas especies realizada sin visualización macroscópica de la vesícula biliar (es decir, bajo guía ecográfica) tiene el riesgo de lacerar una rama de la arteria quística que puede conducir a una necrosis regional de la pared de la vesícula biliar. Con esta consideración en mente, la colecistocentesis bajo guía ecográfica no debe considerarse un dato basal y solo ha de orquestarse cuando la infección biliar es una consideración diagnóstica seria en un paciente no programado para cirugía o laparoscopia.

    Las muestras de bilis recogidas se usan para la evaluación citológica y el cultivo de bacterias y hongos aerobios y anaerobios. Es importante vaciar la vesícula biliar para recoger bilis con partículas o sedimentos en las regiones dependientes de la gravedad. Es este material el que suele contener biopelícula bacteriana que revelará los microorganismos detectados por la evaluación citológica y el cultivo.

    Las complicaciones de la colecistocentesis pueden incluir pérdida de bilis intraperitoneal (que disminuye mediante un abordaje transhepático), hemorragia, hemobilia, bacteriemia y reflejo biliar-cardiaco (reacción vasovagal). La última reacción adversa está mediada por el nervio vago, es más común en gatos y puede dar lugar a paro respiratorio, bradicardia grave y la muerte.

    La colecistocentesis se realiza mejor con la inserción preventiva de un catéter IV, monitorización del ECG del paciente, atropina disponible, sonda endotraqueal y reanimador manual.

    Si se sospecha un mucocele de la vesícula biliar u obstrucción del conducto biliar extrahepático (EHBDO), la colecistocentesis está inequívocamente contraindicada. Es mejor realizar una colecistectomía para el mucocele de la vesícula biliar y para descomprimir quirúrgicamente la EHBDO (aliviar o evitar la obstrucción).