La cirrosis biliar se refiere a la fibrosis periportal asociada con una marcada remodelación de la arquitectura hepática e hiperplasia biliar posterior a la EHBDO crónica (meses) o años de colangiohepatitis no supurativa. Sin embargo, es poco frecuente en gatos con colangitis/colangiohepatitis, porque estos animales suelen morir antes de que se desarrolle la cirrosis biliar. La cirrosis biliar se identifica erróneamente en gatos con malformaciones de la placa ductal (una forma de enfermedad hepática poliquística). Las características clínicas de la cirrosis biliar incluyen inapetencia variable, caquexia, ictericia, tamaño variable del hígado y ascitis. Los niveles de enzimas hepáticas pueden ser normales. La hipoalbuminemia, la hiperglobulinemia, la hiperbilirrubinemia y las coagulopatías son anomalías frecuentes. El hígado puede considerarse grande en las radiografías abdominales y aparece nodular en la evaluación ecográfica. Las biopsias son necesarias para establecer un diagnóstico definitivo. Los déficits de coagulación complican la obtención de una muestra de tejido y necesitan suplementación de vitamina K1 y transfusiones de plasma fresco congelado antes de los procedimientos. El tratamiento es sintomático y requiere tratamiento de la EH, la hipoalbuminemia, la EHBDO y la ascitis. El pronóstico suele ser malo. La cirrosis biliar se observa con mayor frecuencia en animales con EHBDO crónica causada por neoplasia obstructiva. Aunque la colecistoenterostomía o la coledocoenterostomía pueden evitar la progresión de la EHBDO a la cirrosis biliar, esta introduce una infección retrógrada recurrente a través de las estructuras biliares que causa una colangitis séptica crónica o recurrente.