Tumores orales benignos
Los fibromas odontogénicos periféricos (previamente llamados épulis fibromatosa o épulis osificante) son los tumores orales benignos más comunes. Estas masas firmes afectan al tejido gingival adyacente al diente. Afectan a perros de cualquier edad, pero son más comunes en perros >6 años. Algunos desarrollan centros de osificación, visibles como una proliferación ósea alveolar distintiva que se extiende hacia la masa de tejido blando. Suelen ser solitarios, aunque pueden presentarse lesiones múltiples. Los tumores no metastatizan, pero suelen ser bastante extensos. Surgen del ligamento periodontal del diente afectado, y la extirpación quirúrgica completa debe incluir los tejidos hasta el ligamento periodontal. Esto normalmente requiere una resección conservadora de la lesión neoplásica, la extracción del diente o dientes afectados y el legrado de los lugares de extracción (es decir, la extirpación del ligamento periodontal restante). La escisión completa es curativa.
Cortesía del Dr. Ben Colmery III.
Cortesía del Dr. Ben Colmery III.
El ameloblastoma acantomatoso canino (anteriormente llamado épulis acantomatoso) es mucho más agresivo localmente, invadiendo rápidamente los tejidos locales, incluido el hueso. Este tumor metastatiza, pero debido a su naturaleza localmente agresiva, la extirpación quirúrgica debe incluir un margen de 1 cm de tejido clínicamente normal (incluyendo los márgenes óseos) para prevenir la recidiva. La radioterapia puede minimizar la desfiguración si se tratan tumores extensos. La extirpación quirúrgica adecuada es curativa.
Tumores orales malignos
En los perros, los tres tumores orales malignos más comunes son el melanoma maligno, el carcinoma de células escamosas y el fibrosarcoma. La incidencia de los tumores orales malignos es más alta en los perros >8 años.
Los carcinomas de células escamosas son, con diferencia, las neoplasias orales malignas más comunes en los gatos; suelen afectar a la encía y la lengua y son localmente muy invasivos. Los fibrosarcomas son los siguientes más comunes. En los gatos, estos tumores son localmente invasivos y, si son extensos, tienen un mal pronóstico.
Hallazgos clínicos:
Cortesía del Dr. Ben Colmery III.
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Cortesía del Dr. Ben Colmery III.
Cortesía del Dr. Ben Colmery III.
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Los signos de los tumores orales malignos varían dependiendo de la localización y extensión de la neoplasia. La halitosis, el rechazo de la comida y la hipersalivación son signos habituales. Si está afectada la orofaringe, puede haber disfagia. Es frecuente que los tumores se ulceren y sangren. La cara puede hincharse a medida que el tumor crece e invade el tejido circundante. A menudo, los nódulos linfáticos regionales se inflaman antes de que se aprecien los tumores orales y faríngeos.
Diagnóstico:
Debido al comportamiento variado de los tumores orales y maxilofaciales, la caracterización prequirúrgica es valiosa para planificar la extensión de la cirugía necesaria. La biopsia es el método más fiable para obtener un diagnóstico definitivo; sin embargo, en muchos casos es posible un diagnóstico citológico a partir de frotis de impresión de un aspirado con aguja fina. Por lo tanto, un diagnóstico histológico suele ser necesario para planificar el tratamiento adecuado. Los melanomas malignos tienen aspecto variable, pigmentados o no, y deben considerarse en el diagnóstico de cualquier tumor oral. Los carcinomas de células escamosas suelen afectar a la encía o a las amígdalas palatinas (unilateralmente), y el linfosarcoma debe ser un diagnóstico diferencial cuando las amígdalas están agrandadas bilateralmente. Los nódulos linfáticos y los pulmones deben ser evaluados para detectar metástasis regionales y a distancia.
Tratamiento:
Los melanomas malignos son muy invasivos y metastatizan con facilidad; en consecuencia, el pronóstico es de reservado a malo. La resección quirúrgica puede alargar la supervivencia y puede ser curativa, particularmente en el caso de masas del área rostral de la boca. Sin embargo, son comunes las recidivas locales. La inmunoterapia está disponible como tratamiento adjunto a la cirugía radical y la quimioterapia. Los carcinomas de células escamosas que no afecta a las amígdalas son localmente invasivos con una baja tasa de metástasis, y el pronóstico en los perros es bueno con una resección quirúrgica agresiva y completa, radioterapia o ambas. Los carcinomas de células escamosas que afectan a las amígdalas son agresivos y tienen mal pronóstico. Los fibrosarcomas tienen un pronóstico reservado debido a su naturaleza agresiva local. Es común que el crecimiento tumoral recidive después de su resección.
El carcinoma de células escamosas en el gato tiene un mal pronóstico, a menos que se pueda extirpar todo el tumor, y la supervivencia a largo plazo suele verse solo si se diagnostica y trata de forma precoz.