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Esofagitis en pequeños animales

PorAlice Defarges, DVM, DACVIM
Última revisión/modificación oct 2022

    La inflamación del esófago suele estar causada por cuerpos extraños, reflujo gastroesofágico y a veces ciertos fármacos (p. ej., doxiciclina). La esofagitis por reflujo gastroesofágico está frecuentemente asociada con la anestesia, fármacos que reducen el tono del esfínter esofágico distal (p. ej., atropina, acepromacina) y vómitos agudos o crónicos. Otras causas de esofagitis son la ingestión de una sustancia irritante o cáustica, la neoplasia y la infección por Spirocerca lupi. El uso de sondas de alimentación que atraviesan la unión gastroesofágica puede también derivar en reflujo gastroesofágico. El calicivirus también puede producir esofagitis en los gatos.

    La regurgitación es el signo clásico de la esofagitis; otros son el ptialismo, los intentos repetidos de deglución, el dolor, la depresión, la anorexia, la disfagia, la extensión de la cabeza y el cuello e incluso tos crónica. La esofagitis leve puede no mostrar signos clínicos.

    La endoscopia es la herramienta diagnóstica de elección. Permite visualizar cualquier problema asociado (p. ej., cuerpos extraños), así como evaluar directamente la lesión del esófago. Las radiografías simples son de poca o ninguna utilidad para diagnosticar la esofagitis. Un esofagograma bajo fluoroscopia muestra cualquier defecto asociado a la motilidad esofágica secundario a la esofagitis y puede mostrar defectos en la pared esofágica si son graves.

    La esofagitis leve puede no necesitar tratamiento. Si hay signos clínicos, debe iniciarse el tratamiento médico. La esofagitis secundaria al reflujo gastroesofágico se trata reduciendo la acidez gástrica, incrementando el tono del esfínter esofágico distal, incrementando la velocidad de vaciado gástrico y controlando el dolor. En la mayoría de los casos, los antagonistas de los receptores H2 (p. ej., ranitidina, famotidina) son suficientes para disminuir la producción de ácido gástrico; sin embargo, en los casos graves de esofagitis, es preferible un inhibidor de la bomba de protones (p. ej., omeprazol).

    La cisaprida y la metoclopramida incrementan el tono esofágico inferior y la velocidad de vaciado gástrico. La cisaprida es más potente que la metoclopramida. También puede administrarse oralmente una suspensión de sucralfato para la protección esofágica. Se deben suministrar alimentos blandos y bajos en grasas y fibra en comidas pequeñas y frecuentes. Se pueden utilizar analgésicos sistémicos para aliviar el dolor.

    Si la esofagitis es grave, se puede usar una sonda de gastrostomía para dejar descansar por completo al esófago. La administración oral de un cóctel de antiácido y anestésico lidocaína puede ser beneficiosa en casos de esofagitis grave. La administración de corticoesteroides para prevenir la formación de estenosis esofágica es controvertida. Deben utilizarse antibióticos de amplio espectro para la neumonía por aspiración concomitante y pueden ser útiles en la esofagitis grave como intento de prevenir la invasión bacteriana y la infección.