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Enterocolitis clostridial en caballos

PorAllison J. Stewart, BVSc (Hons), PhD, DACVIM-LAIM, DACVECC
Última revisión/modificación oct 2022

Clostridium difficile y C perfringens son causas frecuentes de enerocolitis en caballos y potros que es clínicamente indistinguible de la salmonelosis, la fiebre equina del Potomac o el coronavirus equino. La administración de antimicrobianos se ha asociado con diarrea por C difficile. Algunos informes atribuyen el 50 % de los casos de diarrea del potro a C perfringens.

La administración de antimicrobianos se ha asociado con diarrea por C difficile. Algunos informes atribuyen el 50 % de los casos de diarrea del potro a C perfringens. C difficile produce la toxina A y/o la toxina B, que causan secreción de líquido y producen inflamación intestinal. Es común que el tracto GI de los potros recién nacidos sea rápidamente colonizado por C difficile, que puede cultivarse a partir de heces usando técnicas anaerobias sensibles.

Las cepas no productoras de toxinas se consideran comensales: C difficile puede aislarse de varios segmentos del intestino delgado y grueso y del recto de una gran proporción de caballos sanos, y de muestras fecales de hasta el 8 % de los caballos sanos. Aproximadamente un tercio de las yeguas reproductoras >90 % de los potros de la población general eliminan C perfringens en sus heces; por tanto, es importante determinar la presencia de una cepa productora de toxinas. Las cepas de C perfringens se clasifican según las toxinas que producen. Sin embargo, las toxinas y las cepas productoras de toxinas C perfringens y C difficile pueden también detectarse en caballos y potros sanos El tipo más común de C perfringens identificado es el tipo A. El tipo C rara vez se identifica en las heces o el medio ambiente de yeguas de cría sanas y sus potros, pero se asocia con la mortalidad más alta.

Causas predisponentes de enterocolitis clostridial en caballos

Se ha sugerido que el uso de antimicrobianos, la privación de alimentos y otros factores estresantes predisponen a los caballos a la enterocolitis clostridial a través del sobrecrecimiento de C perfringens o C difficile, o ambos, lo que da lugar a enfermedad GI. Las yeguas cuyos potros son tratados con eritromicina tienen riesgo de enterocolitis mortal asociada con C difficile. Las esporas de clostridios pueden persistir en el medio ambiente y ser resistentes a muchos desinfectantes; por lo tanto, la infección nosocomial puede ocurrir en ambientes contaminados.

Hallazgos clínicos de la enterocolitis clostridial en caballos

Los signos clínicos de la enterocolitis clostridial incluyen muerte súbita, diarrea con o sin sangre, cólico, fiebre, disminución de la ingestión de alimentos y letargo. La enfermedad puede variar desde una enterocolitis subclínica a una grave y una muerte hiperaguda antes del desarrollo de la diarrea. Con técnicas de diagnóstico avanzadas, las infecciones por clostridios son responsables de una gran proporción de los casos previamente no diagnosticados conocidos como "colitis X". Debido a la pérdida de la integridad de la mucosa, puede producirse una translocación bacteriana a través del tracto GI, dando lugar a bacteriemia debida a clostridios u otras especies bacterianas entéricas. Estos signos clínicos de sepsis o respuesta inflamatoria sistémica están a menudo presentes y son compatibles con otras causas de enterocolitis. La clostridiosis no puede distinguirse clínicamente de la salmonelosis, el coronavirus equino o la fiebre equina del Potomac.

Los potros afectados a <3 días de vida por enterocolitis asociada a C perfringens presentan con frecuencia diarrea sanguinolenta y cólico. El intestino lleno de líquido y gas a menudo se identifica en la ecografía o la radiografía. En los casos graves, la enterocolitis necrotizante se produce con engrosamiento e incluso evidencia de gas intramural dentro de la pared del intestino. Pueden estar afectados muchos potros de una explotación en particular, pero la enfermedad suele aparecer de forma esporádica.

El papel de C perfringens tipo A en enterocolitis en neonatos está menos claro; se ha descrito que >90 % de los potros con 3 días de edad eliminan este microorganismo en sus heces y que C perfringens tipo A es probablemente una de las primeras bacterias que colonizan el tracto intestinal de potros recién nacidos, independientemente de los protocolos de higiene utilizados. C difficile se ha relacionado con enterocolitis en potros recién nacidos así como en caballos adultos. Se ha identificado como una infección nosocomial en personas, y esto también ocurrir en caballos. La tasa de mortalidad asociada con la enterocolitis por C difficile y C perfringens especialmente tipo C, puede ser alta, incluso con tratamiento médico intensivo.

Diagnóstico de la enterocolitis clostridial en caballos

  • Identificar clostridios toxigénicos.

  • Cultivo en ambiente anaeróbico.

El diagnóstico de enterocolitis clostridial se basa en la identificación de clostridios toxigénicos a partir de muestras fecales frescas, reflujo, contenido intestinal o tejido. El hemocultivo está indicado en potros y adultos con enterocolitis grave. Las muestras fecales para cultivo y detección de toxinas o genes productores de toxinas deben enviarse directamente al laboratorio o enviarse durante la noche, refrigeradas (no congeladas) en hielo. Las muestras para cultivo deben mantenerse en un ambiente anaerobio. El aislamiento de los clostridios requiere condiciones anaerobias y, según el microorganismo, medios especiales de crecimiento.

C difficile es intrínsecamente difícil de cultivar, de ahí su nombre. La comunicación al laboratorio de que uno de los diagnósticos diferenciales es la enterocolitis por clostridios es crucial, porque numerosos laboratorios veterinarios no cultivan en condiciones anaerobias de manera rutinaria las muestras fecales excepto si se requiere específicamente.

Dado que las serovariedades no patógenas son frecuentes, un cultivo positivo para C difficile o C perfringens debe confirmarse mediante la identificación de las toxinas o sus genes. Una prueba por PCR, disponible en laboratorios seleccionados, permite la diferenciación entre C perfringens tipo A, B, C, D y E, basado en combinaciones de toxinas alfa, beta, epsilon, o iota, así como en la identificación del gen codificador para la toxina beta 2. Las pruebas disponibles comercialmente para toxinas clostridiales incluyen un ELISA para la toxina A de C difficile y la enterotoxina de C perfringens y una prueba de aglutinación en látex para la enterotoxina de C perfringens. Los test de toxinas se pueden realizar en la clínica, son rápidos, y para C difficile son sensibles y específicos.

El diagnóstico de enterocolitis por clostridios se establece a menudo en la necropsia y está basado principalmente en la identificación de la necrosis intestinal asociada con la presencia de grandes bacilos grampositivos en extensiones intestinales. Las muestras tisulares y fecales deben ser recogidas inmediatamente después de la muerte para evitar degradación de toxinas o un sobrecrecimiento de clostridios.

Tratamiento de la enterocolitis clostridial en caballos

  • Metronidazol

  • Hidratación y coloides

  • Quelantes de toxinas.

El tratamiento de la enterocolitis clostridial con antimicrobianos como el metronidazol (20-25 mg/kg, PO, cada 6-8 horas) parece ser beneficioso en el tratamiento de las infecciones entéricas por clostridios. No se han realizado estudios farmacocinéticos en potros, pero el metronidazol oral e incluso IV parece ser por lo general seguro. En algunas regiones geográficas, C difficile han surgido cepas resistentes a metronidazol, que parecen sensibles a la vancomicina; sin embargo, el metronidazol debe usarse siempre que sea posible. Los antimicrobianos de amplio espectro (penicilina y gentamicina), especialmente si el caballo está leucopénico y tiene riesgo de translocación bacteriana a través del tracto GI afectado, pueden ayudar a tratar la bacteriemia.

Los cuidados de apoyo son similares a los de otras causas de enterocolitis equina, que a menudo requiere grandes volúmenes de fluidos poliiónicos IV. A menudo se necesitan suplementos de electrolitos (potasio, magnesio y calcio), plasma o coloides sintéticos para la baja presión oncótica y antiinflamatorios como el flunixino meglumina, el meloxicam o el firocoxib. La nutrición parenteral total o parcial para proporcionar apoyo nutricional puede ser útil en los potros si la leche se retiene o disminuye para que descanse el tracto GI. Los potros con cólico o diarrea profusa a menudo se benefician de la retirada de la leche.

La infusión continua de fluidos IV y el soporte de la nutrición parenteral es la mejor opción pero requiere un trabajo intenso y la separación del potro y la yegua. Sin embargo, el curso de la diarrea parece acortarse drásticamente, lo que justifica el manejo terapéutico más intensivo en algunos casos graves.

La polimixina B puede ayudar a unirse a la endotoxina sistémica. La levadura Saccharomyces boulardii se ha demostrado que es protectora en la diarrea por clostridios en otras especies, y hay alguna evidencia de efectos beneficiosos en el tratamiento de los caballos con colitis. Produce una proteasa que degrada específicamente las toxinas A y B de C difficile. El polvo de esmectita di-tri-octaédrica administrado por vía oral también liga las toxinas clostridiales y puede ser útil en caballos con diarrea.

La antitoxina específica para C perfringens tipos C y D también se han utilizado en potros; sin embargo, no está aprobado para este uso. El beneficio de la antitoxina tipo C y D en la enfermedad asociada a la toxina tipo A o beta2 es desconocido, pero en base a los métodos de producción, es poco probable que las toxinas alfa y beta2 estén presentes en grandes cantidades en este toxoide.

Prevención de la enterocolitis clostridial en caballos

La estrategia más importante para la prevención de la enterocolitis clostridial es una buena higiene en la granja. Las esporas de clostridios son extremadamente resistentes en el medio ambiente y resisten a muchos desinfectantes. Mantener el área de parto y la yegua lo más limpias posible durante el periodo perinatal y asegurar la rápida ingestión (por sonda gástrica si es necesario) de calostro dentro de la primera hora después del nacimiento ha reducido la incidencia de la enfermedad en algunas granjas contaminadas. Las extremidades posteriores, la cola y la ubre de la yegua también pueden lavarse con agua jabonosa inmediatamente después del parto para disminuir la ingestión de materia fecal por los potros recién nacidos. Los animales afectados deben aislarse para limitar la infección cruzada y la contaminación de los pastos y establos.

No se dispone de productos biológicos efectivos para inmunizar caballos o potros frente a la enterocolitis clostridial. Cuando la enfermedad provoca problemas en múltiples potros de una granja, se deben tomar medidas preventivas; sin embargo, la eficacia y la seguridad de estas intervenciones deben ser cuidadosamente evaluadas. Estas medidas incluyen:

  • Vacunar a las yeguas gestantes dos veces a intervalos de 2-4 semanas al menos 1 mes antes del parto con toxoide de C perfringens de tipo C y D (se deben evitar los productos de bacterinas y aquellos con adyuvantes oleosos).

  • Utilizar la antitoxina tipo C y D de C perfringens de manera profiláctica, PO, en potros neonatos.

  • Administración de antimicrobianos (p. ej., metronidazol) de forma profiláctica a los potros durante los primeros 3-5 días de vida.

El toxoide y la antitoxina de C perfringens tipo C y D no están aprobados para su uso en caballos; sin embargo, algunos propietarios han utilizado a menudo estos productos debido a la elevada tasa de mortalidad en potros con enterocolitis clostridial en las explotaciones problemáticas. Se han descrito reacciones adversas a los toxoides de C perfringens de los tipos C y D en yeguas.

Puntos clave

  • La enterocolitis clostridial es una causa frecuente de enterocolitis grave y, sin tratamiento intensivo, a menudo mortal en caballos adultos y potros neonatos.

  • El diagnóstico se basa en la identificación de las cepas del microorganismo productoras de toxinas, con la identificación del toxinotipo más patógeno. Clostridium perfringens tipo C por la presencia de toxina alfa, toxina beta y, a menudo, enterotoxina.1

  • El tratamiento es principalmente de apoyo, pero también se recomienda el uso de metronidazol para destruir el clostridio.

Referencias

  1. Uzal FA, Navarro MA, Asin J, Henderson EE. Clostridial Diseases of Horses: A Review. Vaccines 2022;10(2):318. doi: 10.3390/vaccines10020318