La causa más común de cirrosis biliar en perros y gatos es la EHBDO crónica debida a una neoplasia obstructiva. La cirrosis biliar es poco frecuente en gatos con colangitis/colangiohepatitis crónica porque estos animales suelen morir por los efectos de la ductopenia progresiva. La cirrosis biliar se suele identificar erróneamente en animales con malformaciones de la placa ductal.
Las características clínicas de la cirrosis biliar incluyen inapetencia variable, caquexia, ictericia, tamaño del hígado normal o alterado (normal, pequeño o grande en gatos), coagulopatía y ascitis. Los animales con EHBDO crónica pueden mostrar heces acólicas y un apetito sorprendentemente intenso (lo que refleja la ausencia de ácidos biliares entéricos que afectan a la digestión) hasta que la lesión hepática se encuentra en la etapa final. Las características analíticas incluyen hipoalbuminemia, hiperglobulinemia, hiperbilirrubinemia, actividad variable de las enzimas hepáticas, hipocolesterolemia en la etapa final o hipercolesterolemia en la EHBDO antes de la etapa final y coagulopatías. Las enzimas hepáticas pueden estar normales o elevadas, según la enfermedad causal subyacente.
En las afecciones con colangitis progresiva inmunomediada o supurativa destructiva que evoluciona a una ductopenia generalizada, las enzimas hepáticas disminuyen y pueden normalizarse con pérdida de los antígenos diana y de la estructura biliar. El hígado puede considerarse grande en las radiografías abdominales en gatos. La ecografía abdominal revela un parénquima hepático nodular con hiperecogenicidad moteada, un margen hepático irregular, derrame abdominal y derivaciones portosistémicas adquiridas (con Doppler de flujo de color). A medida que la EHBDO crónica evoluciona hacia la cirrosis biliar durante ~6 meses, la evidencia de EHBDO también puede ser obvia. La hipertensión portal presinusoidal y sinusoidal puede hacer que la pared de la vesícula biliar aparezca edematosa (gruesa).
Las biopsias son necesarias para establecer un diagnóstico definitivo de cirrosis biliar. La coagulopatía complica la toma de muestras de tejido y requiere suplementos de vitamina K1 y transfusiones de plasma fresco congelado antes de los procedimientos. El tratamiento es de apoyo y requiere tratamiento de la encefalopatía hepática, la hipoalbuminemia, la EHBDO y la ascitis.
El pronóstico suele ser malo, ya que este diagnóstico refleja un proceso patológico crónico. Aunque la colecistoenterostomía o la coledocoenterostomía pueden saltarse la EHBDO que ha causado la cirrosis biliar, esta introduce un riesgo de infecciones retrógradas transmitidas por la bilis crónicas o recurrentes. El remodelado extenso del hígado no mejorará.