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Paratuberculosis en rumiantes

(Enfermedad de Johne)

PorWalter Grünberg, DVM, PhD, DECAR, DECBHM;Michael Collins, DVM, PhD, DACVM
Última revisión/modificación feb 2021

La paratuberculosis, causada por Mycobacterium avium paratuberculosis, es una enteritis granulomatosa crónica y contagiosa en el ganado vacuno y otros rumiantes caracterizada por una pérdida progresiva de peso, debilitamiento y finalmente la muerte. El diagnóstico se establece principalmente por PCR. No existe un tratamiento satisfactorio. El control requiere una higiene y un manejo adecuados para evitar la exposición entre los animales jóvenes.

La paratuberculosis es una enfermedad de la lista de la OMSA, lo que significa que es una enfermedad prioritaria para el comercio internacional. La infección también se ha reconocido en rumiantes silvestres en cautividad y en libertad, así como en omnívoros y carnívoros, como conejos silvestres, zorros, comadrejas, cerdos y primates no humanos. La distribución es mundial. Muchos países tienen programas nacionales de control. La mayor prevalencia descrita se da en el ganado vacuno lechero, con un 20-90 % de las explotaciones infectadas en muchos de los principales países productores de leche. La enfermedad es de importancia económica para la industria caprina en España y la ovina en Australia.

Etiología y patogenia de la paratuberculosis en rumiantes

Mycobacterium avium subsp paratuberculosis (MAP) se excreta en grandes cantidades en las heces de animales infectados y en cantidades menores en su calostro y leche. Es resistente a factores medioambientales y puede sobrevivir en los pastos durante >1 año; la supervivencia en el agua es mayor que en el suelo. La infección se suele contraer por vía fecal-oral; no se conoce la dosis necesaria para infectar a un animal. Los rebaños o manadas se infectan por MAP mediante la introducción de portadores infectados subclínicamente.

La infección se adquiere temprano en la vida, a menudo poco después del nacimiento, pero los signos clínicos rara vez se desarrollan hasta que los animales son sexualmente maduros. La progresión a la enfermedad clínica se produce lentamente. La resistencia a la infección aumenta con la edad, pero nunca es completa. La infección se adquiere por la ingestión del microorganismo durante el amamantamiento de ubres contaminadas, el consumo de leche, la alimentación sólida o el agua contaminada por el Mycobacterium avium subsp paratuberculosis, o el lamido y aseo en un entorno contaminado. En estadios finales, se observan fases bacteriémicas de infección e infecciones intrauterinas.

Después de la ingestión y captación en las placas de Peyer de la última porción del intestino delgado, este patógeno intracelular infecta macrófagos en el tracto GI y los nódulos linfáticos asociados. Es posible que algunos animales eliminen la infección a través de una respuesta inmune mediada por células, pero se desconoce la frecuencia con la que esto ocurre. En la mayoría de los casos, los microorganismos se multiplican y finalmente provocan una enteritis granulomatosa crónica que interfiere con la captación de los nutrientes, lo que da lugar a la caquexia típica de infecciones avanzadas. Esta puede tardar meses o años en desarrollarse y habitualmente es concomitante con un descenso de la inmunidad celular, un incremento de anticuerpos séricos y bacteriemia con diseminación de la infección más allá del tracto GI. La excreción fecal comienza antes de que los signos clínicos sean evidentes, y los animales en esta fase "silenciosa" de la infección son importantes fuentes de transmisión.

Hallazgos clínicos de paratuberculosis en rumiantes

La paratuberculosis en el ganado vacuno se caracteriza por una pérdida de peso y una diarrea en las últimas fases de la infección, pero los animales infectados pueden parecer sanos durante meses o años. En el ganado vacuno, la diarrea puede ser constante o intermitente; en las ovejas, las cabras y otros rumiantes puede no observarse diarrea. Por lo general no contiene sangre, moco o restos epiteliales y se elimina sin tenesmo. En el transcurso de semanas o meses, la diarrea llega a ser más grave, se produce mayor pérdida de peso, el color del pelaje se hace más claro y puede desarrollarse edema ventral e submandibular debido a la enteropatía asociada a la pérdida de proteínas. Esto conduce a una disminución de la concentración global de proteínas y de albúmina en plasma, aunque los niveles de inmunoglobulinas son normales.

Lesiones

En el ganado vacuno y en las cabras, la producción de leche puede disminuir o no alcanzar los niveles esperados. Los animales están alerta, y su temperatura y apetito suelen ser normales, aunque pueden tener más sed. La enfermedad es progresiva y, finalmente, acaba en emaciación y muerte. A medida que aumenta la prevalencia de infección por MAP dentro de la explotación, también lo hace la tasa de reposición del rebaño, mientras que la producción de leche del rebaño disminuye. La enfermedad en ovejas y cabras es similar, pero la diarrea no es un hecho frecuente, y en casos avanzados el vellón puede desprenderse fácilmente. En los cérvidos (ciervo y alce), el curso de la enfermedad puede ser más rápido.

En los animales infectados se pueden detectar diversas lesiones anatomopatológicas que varían desde la ausencia completa de lesiones macroscópicas hasta un intestino engrosado y ondulado con nódulos linfáticos regionales agrandados y edematosos. A menudo no hay correlación entre los signos clínicos y la gravedad de las lesiones. Los cadáveres pueden estar emaciados con pérdida de la grasa pericárdica y perirrenal en casos más avanzados de caquexia. Las lesiones intestinales pueden ser discretas, pero a menudo la pared de la porción distal del intestino delgado está engrosada de forma difusa, con una mucosa no ulcerada y pliegues transversales prominentes. Las lesiones pueden extenderse de forma proximal y distal al yeyuno y colon. Se suele observar una linfangitis serosa y un aumento de tamaño de los nódulos linfáticos mesentéricos y de otros nódulos linfáticos regionales. Desde el punto de vista histológico, se produce una enteritis granulomatosa difusa caracterizada por una progresiva acumulación de macrófagos epitelioides y células gigantes en la mucosa y submucosa del intestino. En el interior de los macrófagos pueden observarse desde unos pocos hasta una miríada de microorganismos acidorresistentes. Las ovejas, las cabras y los ciervos en ocasiones pueden desarrollar focos de caseificación con calcificación en la pared intestinal y en los nódulos linfáticos.

Diagnóstico de la paratuberculosis en rumiantes

  • La PCR es el método principal utilizado actualmente.

Existen muchas pruebas disponibles comercialmente para el diagnóstico de la paratuberculosis, cada una con sus ventajas, desventajas y aplicación apropiada. Las pruebas se centran en la detección del microorganismo en heces o tejidos (cultivo, PCR) o en la detección de anticuerpos frente a los antígenos de MAP (ELISA). La combinación de diferentes pruebas puede aumentar la sensibilidad diagnóstica. Dada la biología de la infección y la necesidad de manejarla en el seno de la explotación, las pruebas basadas en la explotación son tan importantes, si no más, que las pruebas de animales individuales.

Un animal que muestra signos clínicos de enfermedad es más probable que proporcione evidencia diagnóstica de la infección (excreción, producción de anticuerpos) que un animal en la fase preclínica de la infección. La necropsia con cultivo e histopatología de múltiples tejidos es el método de referencia para el diagnóstico definitivo. Las tinciones de Ziehl-Neelsen a partir de muestras de tejido para bacterias acidorresistentes suelen revelar abundantes micobacterias en las lesiones; sin embargo, en algunos casos, incluso una investigación cuidadosa puede no revelar su presencia. La tinción acidorresistente de un frotis del íleon de una vaca con una patología típica es un método rápido y poco costoso para llegar a un diagnóstico preliminar.

La biopsia de secciones íntegras de íleon y de nódulos linfáticos regionales para su posterior cultivo o PCR e histopatología puede proporcionar un diagnóstico definitivo; sin embargo, este enfoque suele estar limitado a animales valiosos. Mycobacterium avium subsp paratuberculosis se ha aislado de una amplia variedad de tejidos, pero los nódulos mesentéricos e ileocecales, el íleon y el hígado se recomiendan con más frecuencia para el muestreo diagnóstico.

Las pruebas serológicas son métodos rápidos y baratos para la confirmación ante mortem de un diagnóstico clínico; la sensibilidad es superior al 85 % en los animales afectados clínicamente. También son útiles para detectar la infección en el ganado vacuno clínicamente sano en las fases tardías de la infección en las que se excreta un gran número de Mycobacterium avium subsp paratuberculosis: la sensibilidad es de ~45 %. Entre las pruebas serológicas, las basadas en la tecnología del ELISA ofrecen la mayor sensibilidad y especificidad y son las más adecuadas para determinar la prevalencia de la infección en una explotación. El ELISA cuantitativo orientado a identificar animales para sacrificio selectivo o aislamiento en explotaciones puede ser una estrategia rentable para el control de la enfermedad; los altos títulos de ELISA están asociados con altas probabilidades de infección y altas tasas de excreción fecal.

La PCR es más sensible y más específica que la serología. La PCR ha reemplazado al cultivo para la detección de Mycobacterium avium subsp paratuberculosis porque el microorganismo crece muy lentamente (2-4 meses) y el cultivo es más costoso. La agrupación de muestras fecales (p. ej., cinco muestras por grupo) o del estiércol a partir de lugares en la granja en los que el ganado vacuno se mezcla (muestras ambientales) permiten establecer el estatus infeccioso de un rebaño con un coste menor, pese a cierta reducción en la sensibilidad de la prueba. Se recomienda usar un laboratorio que haya superado una prueba de calibración para la prueba específica que se está utilizando. La mayoría de las cepas que infectan a las ovejas no crecen en medios sólidos pero pueden aislarse empleando medios de cultivo líquidos. Los kits comerciales de PCR son tan sensibles y específicos como el cultivo fecal y mucho más rápidos y menos costosos.

Las pruebas de inmunidad celular, como la prueba intradérmica de Johnina, la prueba de transformación de linfocitos y el interferón gamma, se utilizan más en investigación básica. El genoma de Mycobacterium avium subsp paratuberculosis se ha descrito y puede proporcionar la base para nuevos enfoques diagnósticos.

Las pruebas que han caído en desgracia debido a informes de baja sensibilidad y/o especificidad son el examen microscópico de muestras fecales con tinción de Ziehl-Neelsen y la prueba de Johnina IV. La prueba de fijación del complemento (FC) también es menos precisa que otras pruebas serológicas. Muchos países siguen exigiendo la prueba de FC para la importación de animales, aunque muchos de los reactivos utilizados en esta prueba estén elaborados a partir de especificaciones distintas en los diferentes países, lo que da lugar a una falta de estandarización.

Control de la paratuberculosis en rumiantes

  • Evitar la exposición de los animales jóvenes al MAP.

  • Identificar y sacrificar o separar los animales adultos infecciosos

No se conoce tratamiento satisfactorio alguno. El control requiere una buena sanidad y prácticas de manejo dirigidas a limitar la exposición de los animales jóvenes al microorganismo. Los terneros, cabritos o corderos han de nacer en áreas desprovistas de estiércol; en el caso del ganado vacuno lechero se les debe alejar de la madre inmediatamente después del nacimiento, alimentar con biberón de calostro pasteurizado o procedente de madres calificadas como negativas y después se les ha de criar separados de los adultos y de su estiércol en la medida de lo posible hasta que tengan >1 año de edad. Se recomienda el uso de lactorreemplazantes en lugar de leche desechada excepto si la leche está pasteurizada.

Un programa rutinario de pruebas para los adultos puede ayudar a enfocar los esfuerzos para controlar la enfermedad. Las pruebas de bajo coste (p. ej., ELISA) tienen el mayor coste-beneficio para las granjas comerciales de vacas lecheras confirmadas como infectadas por cultivo o PCR. A los animales con resultado positivo a la prueba, especialmente los que presenten una gran excreción o los que tengan resultados de ELISA altamente positivos, se les deberían enviar al matadero tan pronto como sea económicamente factible. Se ha de continuar con las pruebas al menos de forma anual hasta que las pruebas en el rebaño indiquen una baja prevalencia de infección (<5 %). Como puede haberse producido una infección intrauterina, los programas de control más completos incluyen el sacrificio de terneros procedentes de hembras que muestran o desarrollan signos clínicos de la enfermedad.

Los animales de reposición se han de obtener de rebaños considerados libres de la enfermedad, y deberían someterse a pruebas antes de su introducción en el nuevo rebaño. También puede resultar útil la puesta en práctica de procedimientos más generales para minimizar la contaminación fecal en la granja, como mantener los alimentos y los suministros de agua en zonas altas, administrar el agua en bebederos en lugar de abrevaderos y eliminar con frecuencia las heces de los pastos. Se debe avisar a los propietarios de las explotaciones de que el control de la paratuberculosis lleva al menos 5 años.

La formulación de las vacunas frente a MAP varía según el fabricante. En muchos países, su uso está sujeto a la aprobación por agencias reguladoras y puede estar restringido a explotaciones altamente infectadas. La vacunación de terneros de <1 mes de vida puede reducir la incidencia de la enfermedad pero no previene la supresión de nuevos casos de infección en la granja. Por tanto, la vacunación no elimina la necesidad de buenas condiciones de manejo y sanidad. En la industria caprina de España y Australia, la vacunación ha aumentado la vida productiva del rebaño. El ganado vacuno inmunizado con una vacuna de células completas inactivadas y adyuvantada con aceite mineral desarrolla granulomas de uno a varios centímetros de diámetro en el sitio de la inoculación (pecho) y puede tener reacciones positivas a las pruebas posteriores de tuberculina. La autoinoculación accidental puede causar reacciones agudas graves con desprendimiento de la piel y sinovitis y tendinitis crónicas.

Riesgo zoonótico de paratuberculosis en rumiantes

Existen datos contradictorios acerca del agente causal de la enfermedad de Crohn, una enteritis crónica granulomatosa de causa desconocida en las personas. Sin embargo, Mycobacterium avium subsp paratuberculosis se detecta habitualmente mediante PCR en personas con enfermedad de Crohn. Este hecho, unido a su amplio rango de hospedadores, incluidos los primates no humanos, indica que la paratuberculosis debería considerarse como de riesgo zoonótico hasta que la situación se aclare.

Puntos clave

  • La paratuberculosis es frecuente en muchos animales productores de alimentos.

  • La paratuberculosis se puede controlar, pero se necesitan muchos años de esfuerzo concertado tanto con la cría de animales como con las pruebas diagnósticas.

  • La causa de la paratuberculosis, Mycobacterium avium paratuberculosis, contamina los alimentos de origen animal y se encuentra en personas con una enfermedad similar, la enfermedad de Crohn, por lo que es probable que sea una infección zoonótica transmitida por los alimentos.

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