La tos de las perreras es el resultado de la inflamación de la tráquea. Es una enfermedad leve y autolimitante, pero puede progresar a bronconeumonía en cachorros y a bronquitis crónica en perros adultos o mayores debilitados. La enfermedad se transmite rápidamente entre los perros sensibles alojados en confinamiento cerrado (p. ej., hospitales veterinarios, guarderías para perros, instalaciones de alojamiento, perreras). Los perros de todas las edades pueden verse afectados, y los cachorros son más propensos a padecer enfermedades graves.
Etiología de la tos de las perreras
La tos de las perreras tiene múltiples etiologías, que incluyen Bordetella bronchiseptica, el virus de la parainfluenza canina (VPIC), el adenovirus canino 2 (ACV-2), la influenza canina y, con menor frecuencia, el virus del moquillo canino. Los reovirus caninos (tipos 1, 2 y 3), el herpesvirus canino y el adenovirus canino 1 (AVC-1) son de importancia cuestionable en este síndrome. Bordetella bronchiseptica puede actuar como patógeno primario, especialmente en perros <6 meses; sin embargo, esta y otras bacterias (por lo general gramnegativas, como Pseudomonas spp, Escherichia coli y Klebsiella pneumoniae) pueden causar infecciones secundarias después de una lesión viral de las vías respiratorias. Las coinfecciones por B bronchiseptica, el VPIC y el ACV-2 son las más frecuentes. El papel que desempeña Mycoplasma sp no se ha establecido firmemente. La posibilidad de contraer la enfermedad y la gravedad de esta aparentemente aumentan con el estrés y con los factores ambientales extremos de ventilación, temperatura y humedad.
Hallazgos clínicos de la tos de las perreras
El signo clínico predominante de la tos de las perreras es una tos que suena como un "bocinazo de ganso" que puede ir seguida de arcadas. La tos es inducida fácilmente por palpación suave de la laringe o la tráquea. El desarrollo de signos más graves, como fiebre, secreción nasal purulenta, depresión, anorexia y tos productiva, es indicativo de bronconeumonía. El estrés, especialmente el ocasionado por unas condiciones ambientales adversas y la nutrición inadecuada, puede contribuir a una recidiva durante la convalecencia.
Diagnóstico de la tos de las perreras
Anamnesis y síntomas clínicos
Radiografía
Debe sospecharse traqueobronquitis siempre que se desarrolle súbitamente la tos característica 5-10 días después de la exposición a otros perros sensibles o afectados. La gravedad suele disminuir en los primeros 5 días, pero la enfermedad persiste durante 10-20 días. El traumatismo traqueal secundario a la intubación puede producir un síndrome similar pero menos grave. Las radiografías torácicas son esenciales para determinar la gravedad de la enfermedad y para descartar otras causas de tos. Las radiografías torácicas suelen ser normales en los perros que solo tienen tos. Los perros pueden presentar indicios de enfermedad alveolar si la enfermedad ha evolucionado a neumonía. Se pueden tomar hisopos nasofaríngeos o traqueales para pruebas de PCR para evaluar la causa de los signos clínicos.
Tratamiento de la tos de las perreras
Terapia de apoyo
Tratamiento antimicrobiano sólo si está indicado por cultivo y sensibilidad
Los perros con tos solamente a menudo no necesitan hospitalización. Si un perro necesita hospitalización, debe ingresar aislado de otros animales en el hospital. La enfermedad a menudo es autolimitante y los antibióticos no suelen ser necesarios, a menos que haya evidencia de neumonía. Los antibióticos recomendados incluyen amoxicilina/ácido clavulánico (12-25 mg/kg, PO, cada 12 horas), trimetoprima-sulfamida (15-30 mg/kg, PO, cada 12 horas; la prueba de producción lagrimal de Schirmer debe realizarse antes de iniciar la medicación), enrofloxacino (10 mg/kg, PO, cada 24 horas) y doxiciclina o minociclina (5-10 mg/kg, PO, cada 12 horas) durante 7-14 días. Cuando es necesario, el antibiótico debe seleccionarse mediante cultivo y antibiograma de las muestras obtenidas por lavado traqueal o broncoscopia. Los antitusígenos están contraindicados en pacientes con neumonía. Si la tos es persistente, se puede administrar hidrocodona (0,22 mg/kg, PO, cada 6-12 horas) o butorfanol (0,5 mg/kg, PO, cada 6-12 horas), o ambos según sea necesario.
Prevención de la tos de las perreras
Los perros deben inmunizarse con vacunas de virus vivos modificados contra el moquillo, la parainfluenza y el AVC-2, que también ofrecen protección contra el AVC-1. Los productos comerciales frecuentemente combinan estos agentes y pueden incluir parvovirus vivo modificado y antígeno leptospiral. Debe administrarse una vacunación inicial a las 6-8 semanas y repetirse dos veces a intervalos de 3-4 semanas, hasta que el perro llegue a las 14-16 semanas de edad. Se debe revacunar anualmente. Cuando el riesgo de infección por B bronchiseptica sea significativo, se ha de utilizar una vacuna viva, avirulenta e intranasal o productos parenterales que contengan extractos bacterianos de subunidades. Se dispone de una combinación de vacuna de B bronchiseptica avirulenta y vacuna de parainfluenza viva modificada para uso intranasal. Se administra una inoculación a cachorros >3 semanas.
Puntos clave de la traqueobronquitis infecciosa en los perros
Los perros con tos de las perreras deben alojarse por separado de otros perros. Se debe utilizar un equipo de protección personal y practicar una buena higiene (lavarse las manos antes y después de trabajar con un perro infectado).
Todos los perros son susceptibles, y los cachorros tienen un mayor riesgo de infección.