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Descripción general del aparato urinario

PorSherry Lynn Sanderson, DVM, PhD, DACVIM-SAIM, DACVIM-Nutrition
Última revisión/modificación jul 2013

Las funciones principales del aparato urinario incluyen: 1) la excreción de productos de desecho del metabolismo; 2) el mantenimiento de un ambiente extracelular constante mediante la conservación y excreción de agua y electrolitos; 3) la producción de la hormona eritropoyetina, que regula la hematopoyesis; 4) la producción de la enzima renina, que regula la presión arterial y la reabsorción de sodio; y 5) el metabolismo de la vitamina D a su forma activa (1,25-dihidroxicolecalciferol).

Numerosas alteraciones del aparato urinario pueden diagnosticarse a partir de la sintomatología, la historia clínica y los hallazgos encontrados en la exploración física, o en las pruebas complementarias (perfil sérico bioquímico, análisis de orina y cultivo urinario bacteriano aerobio). La historia debe incluir información sobre los cambios en el consumo de agua, la frecuencia de la micción, el volumen de orina producida, el aspecto de la orina y el comportamiento del animal. También es importante obtener información acerca de la administración previa y actual de fármacos, apetito, dieta, cambios en el peso corporal y enfermedades o lesiones previas.

La exploración física debe incluir la palpación de la vejiga urinaria y la exploración de los genitales externos. En los perros, se debe llevar a cabo un examen rectal para valorar la uretra (en ambos sexos) y la próstata en los perros macho. En los gatos, el examen rectal no es factible por su pequeño tamaño; sin embargo, la palpación de los riñones es una herramienta útil y más sencilla que en los perros. En el caso de animales con trastornos en la micción, debe realizarse una exploración neurológica completa. Las pruebas diagnósticas adicionales, como el hemograma completo, los análisis de los gases sanguíneos para valorar el estado ácido-base, la presión arterial, el cociente proteína/creatinina en la orina, la prueba de aclaramiento plasmático de iohexol, radiografía abdominal, ecografía abdominal, estudios por contraste del tracto urinario superior e inferior, cistoscopia de la vejiga urinaria y biopsia renal, pueden también proporcionar información interesante.

Análisis de orina:

Una de las pruebas diagnósticas más importantes para evaluar las alteraciones del tracto urinario es el análisis de orina. (También ver Apariencia de la orina.) La muestra de orina puede recolectarse por cuatro métodos: micción espontánea, compresión manual de la vejiga urinaria, cateterización y cistocentesis. Cada método tiene sus ventajas e inconvenientes ( ver Ventajas y desventajas de los métodos de recogida de orina). El análisis de orina debe incluir método de obtención de la muestra, densidad específica de la orina, color, turbidez, pH, glucosa, cetonas, bilirrubina urinaria por el método de Ictotest, sangre oculta, proteínas y leucocitos (la detección de leucocitos en las tiras reactivas de orina no es fiable en gatos). La densidad específica de la orina debe obtenerse usando un refractómetro. El examen microscópico del sedimento urinario debe incluir: eritrocitos, leucocitos, células epiteliales, cilindros renales, bacterias, levaduras, huevos parasitarios, grasa, esperma y cristales. Un retraso en el análisis de la orina puede favorecer la aparición de artefactos (p. ej., cambios en el pH de la orina, formación de cristales, etc.), de ahí que sea tan importante anotar la hora de recogida de la muestra y la hora en que se analizó. Si una muestra no se va a analizar inmediatamente, debe refrigerarse.

Las proteínas en orina deben evaluarse considerando la densidad específica. La existencia de proteinuria en una muestra de orina concentrada puede no ser importante, mientras que la misma cantidad de proteínas en una muestra diluida sí puede ser significativa. Las tiras de orina proporcionan una valoración semicuantitativa de las proteínas y puede estar influenciada por el pH de la orina. Por consiguiente, deben utilizarse solo como una prueba de cribado, y no como diagnóstico definitivo de proteinuria. Para determinar la cantidad de proteínas en la orina es necesario el cociente proteína/creatinina en la orina, obtenido de una sola muestra de orina o de una muestra recogida durante 24 h. En los perros se deben utilizar las siguientes pautas de la Sociedad Internacional de Interés Renal (IRIS, por sus siglas en inglés) para la interpretación del cociente proteína/creatinina en la orina. En los perros, <0,2 = no proteinúrico, 0,2-0,5 = proteinúrico limítrofe y >0,5 = proteinúrico; en gatos, <0,2 = no proteinúrico, 0,2-0,4 = proteinúrico limítrofe y >0,4 = proteinúrico. El cociente proteína/creatinina en la orina debe interpretarse en el contexto del resto de resultados del análisis de orina. La inflamación y la hematuria pueden incrementar falsamente el cociente proteína/creatinina en la orina, aunque la hematuria tiene efectos mínimos.

Tabla
Tabla

Cultivo de orina:

Un análisis de orina no es fiable para descartar infección a nivel del tracto urinario (ITU). No todas las ITU están asociadas con una respuesta inflamatoria. Además, se necesitan >10 000 bacilos bacterianos/mL y >100 000 cocos bacterianos/mL de orina para encontrar bacterias en una muestra de orina empleando el microscopio. Alrededor del 25-30 % de todos los perros con ITU tienen recuentos bacterianos en la orina por debajo de estas cifras en el momento de recogida de la muestra, por tanto, el cultivo urinario es importante para descartar una ITU.

Las muestras de orina para realizar un cultivo bacteriano pueden obtenerse por los mismos métodos utilizados para la realización del análisis de orina; sin embargo, la cistocentesis es el método de elección. La orina obtenida por cistocentesis debe ser estéril. Si las muestras de orina se recogen mediante métodos diferentes a la cistocentesis, debe solicitarse un cultivo urinario cuantitativo. Si la muestra se recoge por micción espontánea o por compresión manual, están presentes un número significativo de bacterias si se detectan ≥100 000 unidades formadoras de colonias (UFC)/mL en la orina de los perros o ≥10 000 UFC/mL en la orina de los gatos. Las muestras con >10 000-90 000 UFC/mL en perros y >1000-10 000 UFC/mL en gatos son sospechosas de ITU. Si la muestra se recoge mediante cateterización, ≥10 000 UFC/mL en perros y ≥1000 UFC/mL en gatos son significativas, mientras que las muestras que contengan 1000-10 000 UFC/mL en perros y 100-1000 UFC/mL en gatos son sospechosas de ITU.

Perfil sérico bioquímico:

La evaluación de la bioquímica sérica, incluyendo urea, creatinina, calcio, fósforo, bicarbonato y electrolitos séricos, es también útil ante numerosas alteraciones del tracto urinario y puede proporcionar información sobre la tasa de filtración glomerular (TFG). Aunque la elevación de los niveles de urea y creatinina son indicadores de insuficiencia renal, son valores que pueden estar influenciados también por factores no renales. Por ejemplo, la deshidratación puede causar incrementos en la urea y la creatinina séricas, no estando asociada con la insuficiencia renal. La urea puede estar también influenciada por la dieta o la presencia de hemorragia digestiva y se considera menos específica que la creatinina a la hora de evaluar la TFG. Las concentraciones de creatinina sérica pueden estar falsamente disminuidas en pacientes afectados por atrofia muscular grave y falsamente elevadas en pacientes con daño muscular grave. Aunque la urea y la creatinina séricas aumentan según disminuye la TFG, esta relación no es lineal. Los grandes cambios en la TFG al principio de la enfermedad renal producen solo pequeños aumentos de la urea y creatinina séricas, mientras que los cambios menores en la TFG en la enfermedad renal avanzada pueden estar asociados a grandes cambios en la urea y la creatinina séricas.

Pruebas diagnósticas adicionales:

Los métodos más sensibles para detectar la disfunción renal incluyen las pruebas de aclaramiento plasmático (p. ej., aclaramiento de inulina), técnicas de radioisótopos, aclaramiento de creatinina endógena y aclaramiento de creatinina exógena. No obstante, estas pruebas son poco factibles en la práctica clínica diaria. La prueba de aclaramiento de iohexol es una alternativa desarrollada recientemente para detectar disfunción renal. Esta supone registrar el peso corporal preciso, administrar una cantidad concreta de iohexol por vía IV y extraer muestras sanguíneas a determinados tiempos según las indicaciones después de la administración. Esta prueba diagnóstica no necesita una recogida cronometrada de orina o de un equipo especial. El aclaramiento plasmático de creatinina exógena también se ha validado recientemente para su uso en perros.

En función de la causa de la alteración del tracto urinario, las radiografías, la ecografía y el examen cistoscópico de la vejiga pueden proporcionar información adicional interesante. Los riñones tienen una capacidad de respuesta limitada a la enfermedad; por consiguiente, las biopsias renales rara vez son útiles para evaluar la disfunción renal. Una excepción a esto son los animales con proteinuria significativa.

Los análisis de gasometría sanguínea o los niveles de bicarbonato sérico proporcionan información útil acerca del estado ácido-base, especialmente en animales con disfunción renal. La acidosis metabólica es un problema frecuente en la insuficiencia renal crónica y puede ser el resultado del catabolismo proteico.