La laringotraqueítis infecciosa (LTI) es una enfermedad respiratoria con una importante repercusión económica en avicultura. Esta enfermedad, altamente contagiosa, está causada por el herpesvirus alfa aviar tipo 1 (GaHV-1), comúnmente conocido como virus de la laringotraqueítis infecciosa (VLTI) aviar. El virus puede transmitirse fácilmente a través de aves y fómites infectados. La laxitud en las medidas de bioseguridad, el transporte de aves infectadas y la dispersión de camas contaminadas facilitan la propagación del virus. Los signos clínicos de enfermedad respiratoria no son patognomónicos. El diagnóstico se realiza mediante PCR a tiempo real e histopatología. Para su prevención es necesaria la implementación de correctas medidas de bioseguridad, pero para el control de la enfermedad en regiones endémicas comúnmente se emplea la vacunación.
La laringotraqueítis infecciosa (LTI) aviar es una enfermedad aguda altamente contagiosa causada por la infección de un herpesvirus en pollos y faisanes, caracterizada por disnea grave, tos y estertores. También puede presentarse de forma subaguda con secreción nasal y ocular, traqueítis, conjuntivitis y estertores leves. La enfermedad está causada por el herpesvirus aviar tipo 1, comúnmente conocido como virus de la laringotraqueítis infecciosa (VLTI). Se ha descrito mayoritariamente en áreas de EE. UU. en las que la producción avícola es intensiva, así como en otros muchos países.
Hallazgos clínicos
En la forma aguda de la enfermedad se observa jadeo, tos con exudado mucoide sanguinolento, estertores y extensión del cuello durante la inspiración tras 5-12 días de la exposición natural. En las gallinas ponedoras puede observarse una reducción de la productividad. Los animales afectados presentan anorexia e inactividad. La mortalidad es variable, pero puede alcanzar el 50 % en las aves adultas y suele deberse a una oclusión de la tráquea por hemorragia o presencia de exudados. Los signos clínicos suelen remitir al cabo de ~2 semanas, aunque algunas aves pueden presentarlos durante periodos más largos. Las cepas poco virulentas provocan una mortalidad escasa o nula, con signos clínicos y lesiones respiratorias leves y una disminución ligera de la producción de huevos.
Los pollos de engorde con tos acompañada de exudado sanguinolento y jadeo presentan los signos característicos de las formas graves de la enfermedad.
Cortesía del Dr. Maricarmen García.
Conjuntivitis moderada causada por el virus de la laringotraqueítis infecciosa en un pollo de engorde.
Cortesía del Dr. Maricarmen García.
Conjuntivitis leve causada por el virus de la laringotraqueítis infecciosa en un pollo de engorde.
Cortesía del Dr. Maricarmen García.
Traqueítis hemorrágica grave con moco causada por el virus de la laringotraqueítis infecciosa en un pollo de engorde.
Cortesía del Dr. Maricarmen García.
Traqueítis hemorrágica leve, característica de las formas leves del virus de la laringotraqueítis infecciosa en un pollo de engorde.
Cortesía del Dr. Maricarmen García.
Después de su recuperación, algunos animales siguen siendo portadores durante largos periodos de tiempo, pasando a ser una fuente de infección para aves sensibles. Además, el virus latente puede reactivarse en condiciones de estrés. La infección también puede transmitirse mecánicamente; de hecho, el transporte de aves infectadas, así como de equipamiento o camas contaminadas, ha causado varias epidemias.
Diagnóstico
PCR e histopatología de la tráquea y la conjuntiva.
La forma aguda de la LTI se caracteriza por la presencia de sangre, moco, exudado caseoso amarillo o, incluso, la formación de masa caseosa en la tráquea. Microscópicamente, en la fase aguda de la forma grave de la enfermedad suele observarse conjuntivitis y traqueítis necrosante descamativa. Las formas leves de la enfermedad se caracterizan por la presencia de áreas hemorrágicas discretas en la parte superior de la tráquea y la laringe, además de conjuntivitis leve. Se puede lograr un diagnóstico rápido mediante la detección de lesiones patognomónicas de la infección, como la formación de sincitios y cuerpos de inclusión intranucleares en la tráquea y el epitelio de la mucosa conjuntiva. Este diagnóstico puede confirmarse rápidamente mediante la detección del ADN viral a través de ensayos de PCR específicos para el virus.
El diagnóstico rápido y preciso de la LTI es fundamental para establecer medidas de control de manera eficiente. Aunque no es patognomónico, el diagnóstico se inicia con el reconocimiento de los signos clínicos y las lesiones macroscópicas de la enfermedad. Las técnicas diagnósticas de laboratorio incluyen la detección de lesiones microscópicas características de la replicación del VLTI, la detección de ADN viral o antígeno viral de los tejidos respiratorios superiores y, finalmente, el aislamiento del virus.
La diferenciación entre las cepas del VLTI de campo y las vacunales se realiza de manera rutinaria mediante la amplificación por PCR de áreas genómicas únicas o múltiples del virus, seguida de la secuenciación de los productos de PCR y el análisis de las secuencias obtenidas. Recientemente, las cepas aisladas de campo y las cepas vacunales se han diferenciado con mayor precisión mediante un análisis de secuenciación completa del genoma. La determinación del genotipo del virus es opcional en el diagnóstico de la LTI. El análisis genotípico determina si el virus se originó a partir de vacunas vivas atenuadas utilizadas anteriormente, si está relacionado con cepas de brotes previos o si se trata de una nueva cepa de campo.
Control
En las zonas endémicas y en las granjas donde se establece un diagnóstico definitivo, el VLTI se controla mediante la implementación de medidas de bioseguridad adecuadas y vacunación. La vacunación se realiza con vacunas vivas atenuadas y vacunas vectoriales o recombinantes. Las vacunas vivas se originaron a partir de cepas virulentas que se atenuaron mediante pases consecutivos en embriones o cultivos de tejidos. Estas se aplican por vía oculonasal o mediante vacunación masiva a través del agua de bebida o por pulverización. Las vacunas vectoriales o recombinantes frente a la viruela aviar y el herpesvirus de los pavos se han diseñado para que expresen proteínas inmunogénicas del VLTI, y se administran individualmente mediante vacunación in ovo, subcutánea o en la membrana del ala.
Puntos clave
La laringotraqueítis infecciosa es una enfermedad respiratoria aguda que afecta a la producción avícola.
La enfermedad está causada por el herpesvirus alfa aviar tipo 1 (GAHV-1) o el VLTI.
Se han identificado formas graves y leves de la enfermedad.
El diagnóstico rápido se logra mediante el examen histopatológico de la tráquea y de la conjuntiva y el análisis por PCR.
Las estrategias de intervención para el control son la implementación de medidas de bioseguridad adecuadas y la vacunación.