logoVERSIÓN PARA PROFESIONALES

Enfermedad vesicular porcina

PorPeter R. Davies, BVSc, PhD
Revisado/Modificado oct 2021

La enfermedad vesicular porcina es una enfermedad vesicular vírica porcina causada por un enterovirus estrechamente relacionado con el virus coxsackie humano B5. Suele ser una enfermedad leve que fue endémica en Italia hasta hace poco; solo se ha producido esporádicamente en otros países. Su importancia radica en el diagnóstico diferencial de la fiebre aftosa, de la cual es clínicamente indistinguible.

La enfermedad vesicular porcina (EVP) es una enfermedad típicamente transitoria de los cerdos, en la que aparecen lesiones vesiculares en las patas, el hocico y la boca. La EVP puede ser de naturaleza leve y puede infectar subclínicamente a los cerdos. Sin embargo, la enfermedad tiene gran importancia económica porque debe diferenciarse de la fiebre aftosa, la erradicación es cara y con frecuencia conlleva un embargo de la exportación de cerdos y productos derivados de carne porcina de los países que no están libres de EVP.

Los cerdos se consideran el único hospedador natural del virus, aunque puede infectar a las ovejas en estrecho contacto con cerdos infectados. La EVP se ha descrito solo en Europa y Asía, y se identificó por primera vez en Italia en 1966 y posteriormente en Hong Kong, Japón, Taiwán y otros 16 países de Europa. Aunque el virus de la EVP se erradicó en Japón a mediados de la década de 1970 y en la mayoría de los países europeos a mediados de la década de 1980, sigue siendo endémico en Italia y ha causado brotes esporádicos de enfermedad en otros países europeos durante la década de 1990 y en Portugal en 2003, 2004 y 2007. A partir de 2020 se informó que fue erradicado de la industria porcina italiana.1

Referencias

  1. Tamba M, Plasmati F, Brocchi E, and Ruocco L. Eradication of Swine Vesicular Disease in Italy. Viruses. 2020;12(11):1269. doi:10.3390/v12111269

Etiología de la enfermedad vesicular porcina

El agente causal de la EVP es un enterovirus de la familia Picornaviridae. Pertenece a la especie del enterovirus humano B y se piensa que ha evolucionado del patógeno humano coxsackievirus B5, con el que comparte una estrecha relación antigénica y genética. Solo existe un serotipo de virus de la EVP, aunque los aislados pueden diferenciarse por tipificación antigénica o genética y pueden diferir en virulencia. El virus de la EVP se transmite por contacto directo o indirecto o por la ingestión de carne o productos de cerdo infectados. La infección se produce por vía oral o por abrasiones cutáneas, y puede causar viremia, excreción vírica fecal y vesículas generalizadas que se rompen para liberar grandes cantidades de virus.

Hallazgos clínicos y lesiones de la enfermedad vesicular porcina

Los signos clínicos de la EVP son lesiones vesiculares recientes o en cicatrización en las pezuñas, especialmente en el rodete coronario, y con menor frecuencia en otras zonas como la boca, los labios, los pezones o el hocico. Las lesiones pueden ser leves o inaparentes, especialmente cuando los cerdos se encuentran en camas blandas. Las lesiones son similares a las de la fiebre aftosa, el exantema vesicular porcino, el virus del valle de Seneca y la estomatitis vesicular; sin embargo, los cerdos afectados no suelen perder su estado general y las lesiones se curan rápidamente. Se han descrito signo del sistema nervioso, pero son raros en estudios de campo. La Organización Mundial de Sanidad Animal recomienda que se asuma que cualquier brote de enfermedad vesicular en los cerdos es fiebre aftosa hasta que se demuestre lo contrario mediante pruebas de laboratorio.

Diagnóstico de la enfermedad vesicular porcina

  • Pruebas de laboratorio de muestras de epitelio, heces o suero

  • Aislamiento viral.

  • Pruebas serológicas.

El diagnóstico de la EVP se confirma mediante pruebas de laboratorio de muestras de epitelio, heces o suero de los animales afectados. La detección del virus se realiza mediante el ELISA de detección de antígenos, el aislamiento viral o la RT-PCR. El diagnóstico serológico se realiza mediante ELISA de detección de anticuerpos o prueba de neutralización del virus; sin embargo, la baja especificidad puede ser un problema, especialmente en animales de avanzada edad. En los casos clínicos, las muestras preferidas son el material de la lesión recogido en solución salina tamponada con fosfato. La infección subclínica puede detectarse analizando las heces del suelo de los corrales mediante RT-PCR o aislamiento del virus. La EVP ya no está incluida en la lista de la Organización Mundial de Sanidad Animal debido a sus signos clínicos leves y a la facilidad de diferenciación de la fiebre aftosa mediante pruebas de laboratorio. Sin embargo, sigue siendo una enfermedad de declaración obligatoria en algunos países.

Control de la enfermedad vesicular porcina

  • Control de la importación de cerdos y productos porcinos

  • Métodos apropiados de tratamiento de los productos del cerdo para matar el virus.

  • Prohibir o regular la alimentación de los cerdos con basura

Los países libres de la EVP pueden protegerse prohibiendo la importación de productos de cerdo o asegurándose de que se tratan los productos del cerdo (por calor o con otros métodos) para destruir el virus. La alimentación de los cerdos con basura puede estar prohibida o regulada para asegurar una cocción completa de los productos animales crudos. Cualquier sospecha de brote debe comunicarse a las autoridades correspondientes. Si se produce la EVP, el control se realiza mediante medidas de bioseguridad, incluidas las restricciones al movimiento de los cerdos. No existen vacunas disponibles comercialmente. Es necesaria una intensa serovigilancia para detectar rebaños infectados subclínicamente, y los rebaños serorreactores deben seguirse mediante inspección clínica y pruebas de virus fecales. El virus es extremadamente resistente en el medio ambiente y es estable en un amplio rango de pH (2,5-12); por lo tanto, la desinfección de locales, camiones y el equipo ha de ser minuciosa. Los desinfectantes más eficaces son las sustancias alcalinas fuertes, aunque cuando no existen materiales orgánicos también pueden usarse hipocloritos o yodóforos que contengan ácido.

Puntos clave

  • La EVP es una enfermedad vírica leve que causa lesiones vesiculares y no se puede distinguir de la fiebre aftosa.

  • El virus que causa la enfermedad vesicular porcina es extremadamente resistente y puede sobrevivir durante meses en el medio ambiente y en los productos cárnicos.

Para más información