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Infecciones por Clostridium difficile y infecciones por C perfringens en animales

PorHenry R. Stämpfli, DMV, Dr Med Vet, DACVIM-LAIM;Olimpo J. Oliver-Espinosa, DVM, MSc, DVSc
Revisado/Modificado jul 2021

Clostridium difficile es un gran bacilo móvil, grampositivo, anaerobio y formador de esporas, y es la principal causa de colitis asociada a antimicrobianos en humanos. La diarrea y la enfermedad asociadas a C difficile se desarrollan espontáneamente en otras especies, como caballos, cerdos, terneros, perros, gatos, hámsteres, cobayas, ratas y conejos.

C difficile produce toxinas proteicas A, B y/o la toxina binaria CDT en el intestino. La toxina A es una enterotoxina que causa la hipersecreción de líquido a la luz intestinal y también causa lesión tisular. La toxina B es una potente citotoxina que induce inflamación y necrosis. Se desconoce el mecanismo de acción de la CDT. La alteración de la microflora colónica (microbiota), junto con la presencia de cepas toxigénicas de C difficile que crecen demasiado en los intestinos, son los requisitos previos para la enfermedad.

Las pruebas diagnósticas para las toxinas de C difficile incluyen ensayos de citotoxicidad celular y ELISA en muestras fecales, cultivo anaerobio y PCR para diferenciar las cepas toxigénicas de las que no lo son. C. perfringens se distribuye ampliamente en el suelo y el tracto gastrointestinal de los animales y se caracteriza por su capacidad para producir exotoxinas potentes, algunas de las cuales son responsables de enterotoxemias. Se han identificado cinco tipos (A, B, C, D y E) y producen una o más de las cuatro toxinas principales (alfa, beta, épsilon e iota).

La cepa de C perfringens de tipo A es la más común y la más variable en cuanto a sus propiedades toxigénicas. La producción de toxina alfa se asocia con gangrena gaseosa, infecciones traumáticas, enteritis necrótica aviar y canina, colitis en caballos y diarrea en cerdos. Los tipos B y C de C perfringens causan enteritis grave, disentería, toxemia y alta mortalidad en corderos, terneros, cerdos y potros (toxina beta). El tipo C provoca enterotoxemia en los individuos adultos del ganado vacuno, las ovejas y las cabras. A continuación se enumeran las enfermedades, clasificadas por su causa y hospedador.

Enterocolitis asociadas a clostridios en caballos

Clostridium difficile y C perfringens están implicados en esta enfermedad de curso agudo caracterizada por diarrea y cólico, que afecta esporádicamente a los caballos. Al existir dudas sobre la etiología, la afección también se ha denominado colitis idiopática, pero no existe una fuerte evidencia de que estos microorganismos sean responsables de la enterocolitis en los caballos en aproximadamente el 20-30 % de los casos de diarrea aguda.

Etiología de la enterocolitis asociada a Entercolitides en caballos

C difficile puede encontrarse en bajas concentraciones en las heces de hasta el 10 % de los caballos sanos. Los microorganismos C difficile y C perfringens pueden estar presentes en el suelo o el entorno y los pueden ingerir los caballos. No se conocen bien los factores que desencadenan la enfermedad, pero se supone que alguna alteración de la flora normal permite una multiplicación excesiva de las bacterias, las cuales producen toxinas capaces de lesionar el intestino y de causar efectos sistémicos.

Los factores predisponentes pueden incluir cambios en la dieta y tratamiento antimicrobiano. Otros factores del hospedador que pueden determinar que la enfermedad se desarrolle o no son la edad, la inmunidad y la presencia o ausencia de receptores intestinales para las toxinas del clostridio. El tratamiento antimicrobiano reciente es frecuente en los antecedentes de los caballos con diarrea inducida por C difficile. Ciertos antimicrobianos, en particular los macrólidos y especialmente el etilsuccinato de eritromicina, los antimicrobianos betalactámicos y la trimetoprima/sulfamida, se hallan con más probabilidad asociados a colitis producidas por C difficile. Las yeguas con potros tratadas con etilsuccinato de eritromicina parecen estar en alto riesgo.

La eliminación de la fibra de la dieta antes de una cirugía también se ha documentado como factor predisponente de la colitis por C difficile. La diarrea aguda se ha reproducido en potros neonatos sanos usando esporas de C difficile y formas celulares vegetativas. La enteritis anterior aguda (duodenitis-yeyunitis), también se ha asociado con C difficile en un estudio de casos y controles.

Se cree que C perfringens del tipo A causa diarrea mediante la elaboración de una enterotoxina (CPE), que se libera durante la esporulación y que estimula a las células epiteliales intestinales para secretar un exceso de líquido al lumen. Recientemente, una nueva toxina necrotizante, llamada beta 2, producida por algunas cepas de C perfringens, se ha asociado de forma clara con la colitis en los caballos.

Hallazgos clínicos de enterocolitis asociadas a Entercolitides en caballos

Pueden estar afectados los potros y los caballos adultos. Por lo general, los signos clínicos incluyen dolor abdominal y diarrea con o sin sangre. Puede haber distensión abdominal, especialmente en los casos de diarrea inducida por C difficile. Puede producirse deshidratación, toxemia y colapso vascular, y la tasa de mortalidad es variable. En una granja se pueden ver afectados uno o varios animales. Los caballos con enteritis anterior presentan reflujo nasogástrico recidivante grave, fiebre y malestar.

Lesiones

La lesión característica es una enterocolitis-tiflitis necrotizante. Se produce una intensa pérdida de células epiteliales en la mucosa colónica y cecal, colitis y tiflitis hemorrágicas y trombosis capilar en toda la mucosa intestinal. Los caballos con enteritis anterior tendrán exclusivamente duodenitis hemorrágica.

Diagnóstico de la enterocolitis asociadas a Entercolitides en caballos

  • Cultivo fecal y detección de toxinas

  • Identificación del gen de la toxina mediante ribotipado por PCR.

Los signos clínicos de la enfermedad son similares a los de la salmonelosis aguda, la fiebre equina del Potomac o la ehrlichiosis monocítica. La identificación de C perfringens como causa de la diarrea en caballos se basa en la detección de la presencia de enterotoxina o del gen de la CPE en las heces o líquido intestinal y en la ausencia de otros agentes etiológicos probables. La mayoría de C perfringens que se encuentran en el intestino de los caballos no presenta el gen para la expresión de la CPE. Un gran número de C perfringens en cultivos fecales anaerobios de caballos con diarrea no tiene importancia diagnóstica. En el diagnóstico de C difficile, la diarrea se sugiere por una historia clínica reciente de tratamiento con antibióticos y se confirma mediante la detección de la presencia de toxina A y/o B de C difficile en una muestra fecal fresca o congelada remitida al laboratorio utilizando un ELISA humano validado en caballos, con buena sensibilidad y especificidad. El gen de la toxina puede identificarse por PCR.

Control de las enterocolitis asociadas a Entercolitides en caballos

  • Procedimientos adecuados de aislamiento y control de enfermedades en caballos de alto riesgo

  • Uso adecuado y juicioso de los antimicrobianos

Deben tomarse algunas medidas para reducir la posibilidad de infecciones por C difficile en caballos. Se deben aplicar procedimientos adecuados de aislamiento y control de enfermedades infecciosas a los caballos de alto riesgo a los que se les administran antimicrobianos. La carga ambiental de esporas de C difficile puede disminuirse mediante la desinfección de las superficies con desinfectantes esporicidas, y la difusión puede reducirse con el lavado a mano y el aislamiento de los caballos y potros infectados. No se dispone de medidas de control para la prevención de la diarrea inducida por C. perfringens. Se recomienda la administración oral de metronidazol (15 mg/kg, cada 8 horas) para el tratamiento de cualquiera de estas infecciones por clostridios. El metronidazol puede ser teratogénico, por lo que su uso debe evitarse, si es posible, en yeguas gestantes.

Clostridium difficile en cerdos

Clostridium difficile ha surgido como una causa importante de la diarrea neonatal en cerdos. En algunos estudios se ha identificado como la segunda causa más frecuente de diarrea en los lechones de 1-7 días de edad. El edema del mesocolon es una característica típica de la enfermedad que aparece en casi todos los cerdos afectados, pero esta lesión no es patognomónica. El diagnóstico de la enfermedad depende de la detección de toxinas como las descritas en la enfermedad de los caballos. Los aislados de C difficile porcino, equino, bovino y canino pueden han un perfil de sensibilidad antimicrobiana que se solapa con el de los aislados de pacientes humanos, lo que aumenta la posibilidad de transmisión entre especies de C difficile. Se han encontrado esporas latentes de C difficile en la carne de cerdo y en ganado vacuno de carne. Algunos de los ribotipos aislados eran similares o idénticos a las cepas patógenas humanas.

Clostridium difficile en perros

Clostridium difficile no se ha establecido como patógeno primario en perros. Sin embargo, se han aislado con frecuencia cepas de C difficile toxigénicas humanas a partir de hisopos rectales de perros que visitan a pacientes humanos en hospitales. El ELISA humano para toxinas de C difficile no funciona bien en perros con diarrea y tiene poca sensibilidad y especificidad. Aproximadamente, el 10 % de los perros asintomáticos eliminan C difficile toxigénico en las heces.

Clostridium difficile en terneros

Se ha identificado Clostridium difficile como una causa potencial de diarrea en terneros jóvenes. La enfermedad no se puede reproducir en terneros neonatales privados de calostro con esporas o células vegetativas. C difficile se ha encontrado con una alta prevalencia en terneros al principio del proceso de producción.

Clostridium perfringens en el ganado vacuno adulto

En la última década, el síndrome hemorrágico del intestino, el intestino hemorrágico o la hemorragia yeyunal han aparecido esporádicamente en vacas lecheras individuales de alta producción al principio de la lactación. Aunque no se ha establecido una etiología específica, se asume que Clostridium perfringens de tipo A está implicado, ya que en la mayoría de los casos se puede recuperar un gran número de estos clostridios. El curso clínico es hiperagudo, con anorexia, cólico, disminución de la producción de leche, hemorragia en el intestino y muerte súbita a pesar del tratamiento agresivo de apoyo y quirúrgico. Los hallazgos macroscópicos post mortem incluyen hemorragia grave y necrosis en los intestinos. La prevención consiste en optimizar el manejo nutricional y evitar cambios bruscos de alimentación. Se han probado vacunas autógenas en los rebaños lecheros afectados con un éxito anecdótico.