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Fiebre aftosa en animales

PorGraham J Belsham, PhD, DSc;Anette Bøtner, DVM, PhD;Louise Lohse, DVM, PhD
Revisado/Modificado abr 2021

La fiebre aftosa es una de las enfermedades virales del ganado de mayor importancia económica. El virus infecta al ganado vacuno, porcino y ovino y a muchas especies silvestres de pezuña hendida. La infección da lugar a lesiones vesiculares dentro y alrededor de la boca y en las pezuñas, lo que provoca la reticencia del animal a comer o moverse. La confirmación de la infección exige el análisis de laboratorio, que suele implicar una RT-PCR en tiempo real, y la serotipificación se realiza mediante ELISA de antígeno. Existen vacunas de virus inactivados.

La fiebre aftosa (FA) es una enfermedad altamente transmisible causada por la infección por un Aphtovirus, un miembro de la familia Picornaviridae. Hay 7 serotipos del virus, denominados: A, O, C, Asia 1 y SAT (territorios de África del Sur) 1, 2 y 3. Se encuentra una mayor diversidad en las cepas dentro de cada serotipo. Afecta principalmente a animales de pezuña hendida del orden Artiodactyla. Los hospedadores del ganado incluyen ganado vacuno, porcino, ovino y caprino. También se ha descrito que el virus de la fiebre aftosa afecta a más de 70 especies de artiodáctilos silvestres, como el búfalo africano, el bisonte, las jirafas, los camellos y varias especies de ciervos y antílopes.

La FA se caracteriza por fiebre y vesículas en la boca y en el hocico, los pezones y las pezuñas de los animales, y se transmite por contacto con animales infectados o sus excreciones. El virus también puede transmitirse en forma de aerosol a través de las secreciones respiratorias y de la leche, el semen y la ingestión de alimentos de animales infectados (carne y despojos). En una población sensible, la morbilidad puede llegar al 100 %, aunque con raras muertes, excepto en animales jóvenes. La FA se distribuye por todo el mundo, pero se ha erradicado de algunas regiones, como América del Norte y Europa. En países endémicos (como gran parte de África, Oriente Medio y el sur de Asia [véase la figura]), la FA limita económicamente el comercio internacional de ganado y puede reintroducirse fácilmente en zonas libres de enfermedad, a menos que se tomen precauciones estrictas. Los brotes pueden alterar gravemente la producción ganadera y su control requiere importantes recursos, como en el brote de 2001 en el Reino Unido. Se estima que este brote, que duró aproximadamente 8 meses, tuvo un coste de unos 10 000 millones de dólares. En los países no endémicos, una parte importante del coste de los brotes se debe a la pérdida de comercio y al gran número de animales sacrificados para limitar la diseminación de la enfermedad, no a los efectos directos de la enfermedad en el rendimiento de los animales infectados.

Epidemiología y transmisión de la fiebre aftosa en animales

Los diferentes serotipos de virus de la FA no se distribuyen uniformemente dentro de las regiones endémicas. El serotipo O del virus de la FA es responsable de aproximadamente el 70 % de los brotes a nivel global. Seis de los 7 serotipos se han producido en África (O, A, C, SAT-1, SAT-2, SAT-3), 4 en Asia (O, A, C, Asia-1) y 3 en América del Sur (O, A, C). América del Norte y Central, Australia, Nueva Zelanda, Groenlandia, Islandia y Europa están ahora normalmente libres de FA (el último brote en Europa fue en Bulgaria en 2011). No se han descrito casos de enfermedad causada por el serotipo C de la FA desde 2004, y ahora puede erradicarse fuera del laboratorio. Sin embargo, la vacunación frente a este serotipo todavía se produce en algunos lugares, por lo que la ausencia completa del virus en el campo es difícil de probar.

El virus de la FA se transmite por contacto directo con animales infectados o por contacto indirecto con secreciones o excreciones (incluido el semen y la leche) de animales infectados o por vectores mecánicos (personas, caballos, perros, gatos, aves, vehículos) o el movimiento del aire sobre la tierra o el agua. El virus puede entrar en el hospedador por inhalación, ingestión o a través de heridas cutáneas y las membranas mucosas. La reproducción es una posible vía de transmisión de los virus SAT en las poblaciones de búfalos africanos.

Un escenario potencial para la entrada del virus en un área previamente libre de FA es que una población vulnerable, como los cerdos, reciba alimentos importados derivados de un animal infectado (carne o despojos). El virus se propaga entonces desde los cerdos, que pueden excretar hasta 3000 veces más virus que las vacas, a los hospedadores bovinos más sensibles a través de aerosoles. Se ha documentado que el virus viajó sobre el agua más de 250 km desde Bretaña (Francia) hasta la Isla de Wight (Reino Unido) en 1981, pero no suele viajar >10 km por tierra. La FA tiene un alto potencial de agroterrorismo, debido a su infectividad y alta transmisibilidad a través del viento y por fómites, y el potencial de causar enormes pérdidas económicas.

Las personas pueden actuar como vectores mecánicos de la FA transportando el virus en la ropa o la piel. Sin embargo, la fiebre aftosa no se considera un problema de salud pública.

El virus de la FA es ambientalmente resistente, pero puede inactivarse fácilmente fuera del rango de pH de 6-9 y por desecación y a temperaturas de >56 °C. Es resistente a los disolventes lipídicos como el éter y el cloroformo, pero el hidróxido de sodio (lejía), el carbonato sódico, el ácido cítrico y el ácido acético (vinagre) son eficaces desinfectantes. Los yodóforos, los compuestos de amonio cuaternario, el hipoclorito y los fenoles son desinfectantes menos eficaces, especialmente en presencia de materia orgánica.

El virus de la FA se excreta en la leche de las vacas lecheras antes de que se desarrollen los signos clínicos, por lo que existe la posibilidad de que el virus se extienda de una explotación a otra y de una vaca a un ternero a través de la leche. El virus de la fiebre aftosa puede sobrevivir a la pasteurización dependiendo del método (tiempo corto a alta temperatura, temperatura ultraalta, pasteurización en laboratorio); el componente lipídico de la leche protege al virus durante el calentamiento. El virus de la fiebre aftosa puede sobreviver hasta 20 semanas en camas de heno o paja, en material fecal seco hasta 14 días en verano, en heces hasta 6 meses en invierno, en la orina durante 39 días y en el suelo durante 3 (en verano) a 28 días (en invierno). Sin embargo, el grado de supervivencia del virus en estos materiales depende del nivel inicial de contaminación.

Propiedades del virus de la fiebre aftosa en los animales

El virus de la fiebre aftosa, como otros picornavirus, tiene un genoma de ARN de sentido positivo. La secuencia de ARN tiene una longitud aproximada de 8500 nucleótidos e incluye un marco de lectura abierto (ORF) único y grande que codifica una poliproteína grande (~2330 aminoácidos de longitud). Durante de la síntesis de esta poliproteína y después, es procesada, principalmente por proteasas codificadas por virus, para generar 15 proteínas maduras. Las proteínas estructurales del virus (denominadas VP1, VP2, VP3 y VP4) se producen a partir del precursor de la cápside P1-2A (véase la figura "Genoma del ARN de la fiebre aftosa"). La partícula casi esférica del virus (~25-30 nm de diámetro) incluye 60 copias de cada una de las proteínas estructurales más una copia única del genoma del virus. Las proteínas VP1, VP2 y VP3 están expuestas en la superficie exterior del virus, mientras que la VP4 es completamente interna.

La cápside del virus sirve para proteger el genoma del ARN mientras está fuera de la célula hospedadora y también facilita la entrada en las células al unirse a receptores específicos en la superficie celular. Después de la internalización del virus, el genoma del ARN se libera en el citoplasma de la célula. Se traduce para producir las proteínas víricas, incluidas varias proteínas no estructurales, y después el genoma del ARN se replica (a través de una copia de ARN de sentido negativo) usando algunas de estas proteínas no estructurales. El empaquetamiento del ARN de sentido positivo por las proteínas de la cápside genera nuevas partículas víricas. Se pueden producir muchos miles de nuevas partículas víricas dentro de una célula infectada en pocas horas.

Patogenia de la fiebre aftosa en animales

El sitio primario de infección y replicación del virus de la FA es la mucosa de la faringe. El virus también puede entrar a través de lesiones cutáneas o del tracto GI. Una vez distribuido por todo el sistema linfático, el virus se replica en el epitelio de la boca, el hocico, los pezones, las patas y las zonas de piel dañada (p. ej., las rodillas y los corvejones de los cerdos). Entonces se desarrollan vesículas y se rompen en 48 h. Más del 50 % de los rumiantes que se recuperan de la enfermedad y también aquellos que son vacunados y han estado expuestos al virus pueden convertirse en portadores, es decir, tienen un nivel bajo de virus infeccioso en su región faríngea. El estado de portador puede durar hasta 3,5 años en el ganado vacuno, 9 meses en las ovejas y >5 años en el búfalo africano. Sorprendentemente, estas infecciones persistentes no se producen en los cerdos. El riesgo que presentan estos animales portadores parece bajo (pero no cero) porque no ha sido posible transmitir la enfermedad (bajo condiciones controladas) del ganado portador al ganado no tratado por contacto estrecho durante periodos prolongados. Sin embargo, la transmisión de la enfermedad se ha logrado de los búfalos portadores al ganado vacuno y también por transferencia directa de líquido faríngeo del ganado portador al ganado sin experiencia inmunitaria previa.

El periodo de incubación de la FA es variable y depende del hospedador, el medio ambiente, la vía de exposición y la cepa del virus. Después de la infección con el virus de la fiebre aftosa, el periodo medio de incubación para las ovejas y las cabras es de 3-8 días, de ≥2 días para los cerdos y de 2-14 días para el ganado vacuno. El periodo de incubación puede ser de tan solo 18 h para las cepas adaptadas al hospedador en los cerdos, especialmente bajo un contacto directo intenso. Es importante tener en cuenta que los animales pueden transmitir el virus antes de la aparición de los signos clínicos, porque los animales tienen el virus en la faringe y en la sangre antes de que se observe la enfermedad.

Hallazgos clínicos de la fiebre aftosa en animales

Los signos clínicos en el ganado vacuno incluyen fiebre de ~40 °C, seguida de desarrollo de lesiones vesiculares en la lengua, el paladar duro, el rodete dentario, los labios, las encías, el hocico, la banda coronaria, la hendidura interdigital y los pezones en vacas en lactación. Los individuos afectados de forma aguda pueden salivar profusamente, golpear con los pies y preferir acostarse. Las vesículas orales rotas pueden fusionarse y formar erosiones, pero se curan rápidamente, aproximadamente 11 días después de la formación de las vesículas. Las vesículas de las pezuñas tardan más en cicatrizar y son propensas a infecciones bacterianas que provocan cojera crónica. La mastitis bacteriana secundaria es común debido a la infección de las vesículas del pezón y a la resistencia al ordeño. Después del desarrollo de la enfermedad vesicular, el ganado pierde rápidamente su estado físico y su producción de leche, lo que puede persistir de forma crónica. En ocasiones, los terneros jóvenes pueden morir sin signos clínicos previos de enfermedad debido al daño inducido por el virus en el miocardio en desarrollo.

Los cerdos infectados muestran cojera leve y palidez alrededor del rodete coronario y pueden desarrollar fiebre de hasta 41,5 °C. Los cerdos afectados se vuelven letárgicos, se agrupan entre otros cerdos y tienen poco interés en la alimentación. Se desarrollan vesículas en el rodete coronario y en el talón del pie, incluyendo los dedos accesorios, el hocico, la mandíbula y la lengua. Pueden formarse vesículas adicionales en los corvejones y las rodillas de los cerdos alojados en superficies rugosas. Según la gravedad de las vesículas, el cuerno de la pezuña puede desprenderse por completo y causar cojera crónica en los cerdos recuperados. Los cerdos jóvenes (<14 semanas de edad) pueden morir sin signos clínicos de enfermedad debido a la miocarditis inducida por virus; esto es más frecuente en los cerdos que en los terneros.

Los síntomas clínicos de la fiebre aftosa en ovejas y cabras pueden ser en gran parte inaparentes. Sin embargo, la cojera suele ser el primer signo clínico de la infección por FA observado en ovejas y cabras. Esto va seguido de fiebre y desarrollo vesicular en la hendidura interdigital, los bulbos del talón, el rodete coronario y la boca. Las vesículas también pueden formarse en las ubres de los animales lactantes y rara vez en la vulva y el prepucio. Las infecciones secundarias dan lugar a una reducción de la producción de leche, cojera crónica y predisposición a otras infecciones virales, incluida la viruela ovina/caprina y la peste de los pequeños rumiantes. Al igual que en los cerdos jóvenes, la infección en ovejas y cabras inmaduras puede provocar la muerte sin signos clínicos por insuficiencia cardiaca.

Se ha descrito que los camélidos infectados experimentalmente presentan una enfermedad clínica leve, si es que la padecen, pero pueden presentar infecciones graves que provocan salivación y lesiones en la boca y desprendimiento de la almohadilla plantar y de la piel de las articulaciones del tarso y carpo. El búfalo de agua puede tener lesiones en la boca y las patas, que se curan más rápido y son menos graves que las del ganado vacuno. Las infecciones por FA en la fauna silvestre se asemejan a las enfermedades clínicas de sus homólogos domésticos, pero se han descrito lesiones más graves, como desprendimiento de cuernos o estuche corneo.

El envejecimiento de las lesiones es una parte importante de la investigación epidemiológica de un brote de fiebre aftosa. Las agencias gubernamentales y las sociedades profesionales han producido folletos que pueden ayudar a los médicos a estimar la edad de las lesiones clínicas de la FA. Estos están disponibles gratuitamente en línea en grupos de EE. UU. y Europa.

Diagnóstico de la fiebre aftosa en animales

  • Prueba de RT-PCR, serología o aislamiento del virus.

En el ganado vacuno y porcino, los signos clínicos de la FA son indistinguibles de los de la estomatitis vesicular, y en los cerdos de los de la enfermedad vesicular porcina, el exantema vesicular y la infección por el virus del valle de Seneca. Por lo tanto, la confirmación de laboratorio es esencial para el diagnóstico de la FA y debe realizarse en laboratorios especializados que cumplan los requisitos de la OMSA para los agentes patógenos del grupo de contención 4. Los países que no tengan acceso a un laboratorio nacional o regional que cumpla con estas directrices deben enviar las muestras a un laboratorio de referencia de la OMSA para la FA.

La muestra de elección para el muestreo es el epitelio o liquido vesicular. Se debe colocar al menos 1 g de epitelio en un medio de transporte de solución salina tamponada por fosfato a partes iguales de tampón de glicerol y fosfato con pH 7,2-7,6. Las muestras deben mantenerse refrigeradas o transportarse en hielo. Si no hay vesículas, se puede recolectar el líquido orofaríngeo a través de una copa de Probang o frotis faríngeo para el aislamiento del virus o realizar una RT-PCR. Las muestras de suero (sangre) también pueden analizarse por estos medios (OIE Terrestrial Animal Health Code 2019), pero la viremia es bastante corta (unos pocos días); así, cuando las lesiones están cicatrizando, el virus se ha eliminado de la sangre y se pueden detectar anticuerpos. Puede ser necesario tomar muestras repetidas de líquido orofaríngeo para identificar un portador, porque la presencia del virus en estos animales es baja y fluctúa.

El diagnóstico de laboratorio se suele realizar por RT-PCR en tiempo real; se suelen usar dos pruebas separadas dirigidas a dos regiones diferentes del genoma del ARN. Estas pruebas son muy sensibles y pueden detectar genomas del virus de la FA incluso en muestras mal conservadas cuando se ha perdido la infectividad del virus. La presencia de virus también puede demostrarse mediante los ELISA de antígenos, y esto puede determinar el serotipo. Este es el método preferido por los países con FA endémica para la detección del virus y la serotipificación (OMSA Terrestrial Animal Health Code, 2019). En los laboratorios de referencia, la secuenciación de parte del genoma (que codifica las proteínas de la cápside) se realiza con frecuencia para determinar el serotipo y el linaje de la cepa. El aislamiento concomitante del virus puede realizarse en sistemas de cultivo celular apropiados. Los dispositivos de flujo lateral disponibles comercialmente para la detección rápida del antígeno del virus en la explotación han demostrado ser útiles.

Las pruebas serológicas para la FA se usan para certificar animales para la importación/exportación (es decir, el comercio), confirmar los casos sospechosos de FA, probar la eficacia de la vacunación y proporcionar pruebas de la ausencia de infección. Las pruebas de corte pueden establecerse en diferentes niveles para la vigilancia basada en el rebaño frente a la certificación de la ausencia de infección con fines comerciales. La elección de la prueba serológica depende del estado de vacunación de los animales. Las pruebas serológicas de anticuerpos frente a las proteínas estructurales (cápside) del virus no son informativas en los animales vacunados, porque las vacunas frente a la FA inducen anticuerpos frente a estas proteínas. Sin embargo, la detección de anticuerpos frente a las proteínas no estructurales, que se producen solo durante la replicación del virus, puede usarse para determinar la infección pasada o presente con cualquiera de los 7 serotipos, tanto si el animal está vacunado como si no. Sin embargo, son menos sensibles y pueden dar lugar a falsos negativos en casos con una replicación limitada del virus, como los animales vacunados que se infectan, porque la vacuna suprime la replicación vírica (OMSA Terrestrial Animal Health Code, 2019).

Tratamiento, control y prevención de la fiebre aftosa en animales

  • En las regiones que suelen estar libres de FA, el control de la enfermedad se suele intentar sacrificando a todos los animales en las instalaciones infectadas y se imponen controles de movimiento de animales para reducir el riesgo de transmisión del virus.

  • Tanto en las regiones normalmente libres de FA como en las áreas endémicas, la vacunación alrededor de los brotes puede usarse para limitar la transmisión de la enfermedad.

  • No hay tratamientos disponibles para los animales infectados

La OMSA clasifica a los países y regiones como libres de FA sin vacunación, libres de FA con vacunación, con estado libre de FA suspendido con o sin vacunación y no reconocidos (OMSA Terrestrial Animal Health Code, 2019).

El estado mundial actual de la distribución de la FA muestra áreas geográficas donde la prevalencia de la FA se ha elevado durante largos periodos de tiempo. Suelen estar localizados en países con problemas económicos en los que los servicios y recursos veterinarios son inadecuados para controlar o erradicar la FA.

El uso combinado de restricciones comerciales y de movimiento de animales y productos animales no ha evitado completamente la introducción de la FA en las zonas libres de FA. Estas incursiones víricas en países o regiones donde la FA no es enzoótica se suelen controlar mediante el sacrificio de todos los animales infectados y sensibles de las explotaciones infectadas, la restricción estricta del movimiento de animales y vehículos alrededor de las instalaciones infectadas, la eliminación adecuada de las canales y la desinfección ambiental, sin el uso de vacunas.

Las vacunas con virus inactivados solo protegen durante 4-6 meses frente al serotipo o serotipos específicos contenidos en la vacuna. Cada año se usan miles de millones de dosis que protegen a los animales de la enfermedad clínica, pero no de la persistencia vírica en la región faríngea, por lo que los animales vacunados pueden ser portadores del virus infeccioso. Además, es difícil distinguir a los animales infectados de los vacunados, a menos que se utilicen vacunas purificadas. Por lo tanto, la vacunación se usa más en países enzoóticos para proteger a los animales de producción, particularmente al ganado lechero de alto rendimiento, de la enfermedad clínica, porque el sacrificio de todos los individuos en riesgo puede ser económicamente inviable y puede causar escasez de alimentos.

La notificación rápida de la enfermedad es esencial para controlar un brote de FA en países no endémicos. Durante un brote, el rastreo se realiza a través de investigaciones epidemiológicas para ayudar a identificar la fuente de introducción de la enfermedad. La secuenciación de los virus también puede identificar la fuente de los virus estrechamente relacionados. Cuando se lleva a cabo un sacrificio masivo, las canales infectadas deben eliminarse mediante incineración, entierro o triturado en las instalaciones infectadas o cerca de ellas. Se debe mantener alejados a los carroñeros y roedores, o matarlos, para prevenir la diseminación mecánica del virus. Los edificios deben limpiarse con un desinfectante ácido o alcalino suave y fumigarse, y las personas que hayan entrado en contacto con el virus han de descontaminar su ropa y evitar el contacto con animales sensibles durante un periodo de tiempo.

En algunas regiones, la persistencia de la FA en las poblaciones de animales silvestres, como el búfalo africano, puede hacer muy difícil la perspectiva de la erradicación de la FA. Las medidas de control, como el cercado de las reservas de vida silvestre para evitar el contacto con el ganado doméstico, han ayudado a limitar la difusión del virus en ciertas áreas. Una zona amortiguadora de vacunación bianual en el ganado cerca de las reservas de fauna endémica puede ayudar adicionalmente a reducir los brotes. La FAO ha desarrollado una vía de control progresivo (VCP) que ha adoptado la OMSA para permitir a los países mejorar su propio control de la FA de modo que la situación mundial de la enfermedad mejore.

No hay un tratamiento específico para la FA, pero los cuidados de apoyo pueden estar permitidos en los países donde la FA es endémica.

Puntos clave

  • El control de la FA puede lograrse con éxito con buenos servicios veterinarios, que permitan un diagnóstico rápido y la implementación de medidas de control, incluyendo, en algunas circunstancias, el uso de vacunas.

  • En países que suelen estar libres de FA, se lleva a cabo el sacrificio de los animales infectados y de los que corren un alto riesgo de infectarse. Sin embargo, la preocupación pública por el sacrificio masivo ha alentado la búsqueda de mejores vacunas frente a la enfermedad.

  • Las vacunas actuales tienen diversas limitaciones y requieren la producción de grandes cantidades de virus infecciosos antes de su inactivación. Esto debe realizarse en instalaciones caras y de alta contención.

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