Los micetomas son nódulos granulomatosos en el tejido subcutáneo que a menudo contienen granos o gránulos visibles macroscópicamente. En el interior de estos gránulos se encuentran densas colonias del microorganismo. Cuando estas lesiones están provocadas por hongos, se denominan micetomas eumicóticos.
Entre los agentes etiolólgicos de los micetomas eumicóticos se encuentran una gran variedad de hongos saprófitos que se incluyen tanto en los hialohifomicetos como en los feohifomicetos. Los micetomas eumicóticos debidos a hongos pigmentados feohifomicetos como Curvularia spp y Madurella spp se denominan micetomas de grano negro u oscuro. Los micetomas de grano blanco se deben a hongos hialohifomicetos no pigmentados como Acremonium spp y Scedosporium spp.
Hallazgos clínicos y lesiones de micetomas en animales
La mayoría de los micetomas eumicóticos se limitan al tejido subcutáneo; sin embargo, los micetomas granulares blancos pueden ser prolongaciones de la cavidad abdominal. En los micetomas de grano blanco pueden aparecer peritonitis o masas abdominales. Los micetomas granulares negros se caracterizan por unos nódulos cutáneos mal delimitados, localizados en la cara o las extremidades.
Estas lesiones pueden ulcerarse o formar fístulas. Cuando se ven afectados los pies o las extremidades, la infección puede extenderse al hueso subyacente.
Los micelios micóticos proliferan en las lesiones y se organizan en conglomerados conocidos como gránulos o granos. En estos gránulos, el micelio es compacto y a menudo de forma irregular y distorsionada. Las clamidosporas son frecuentes, especialmente en la periferia, y el micelio puede o no estar embebido en una sustancia amorfa mineral.
Histológicamente, los gránulos a menudo están rodeados de depósitos eosinofílicos. Los gránulos pueden ser de varios colores y tamaños, dependiendo de la especie de hongo de que se trate.
Diagnóstico de micetomas en animales
Granos en el exudado.
Cultivo o identificación molecular.
Se puede establecer un diagnóstico presuntivo de micetoma si se visualizan gránulos en el exudado. Los exudados de las heridas supurantes o de la ascitis deben palparse entre los dedos para evaluar la presencia de gránulos; también se puede realizar un examen microscópico. Para la citología, los granos deben examinarse con un aumento mayor para detectar la presencia de elementos fúngicos.
Si no aparecen gránulos en los exudados, se deberá tomar una biopsia de la lesión para realizar un análisis histopatológico. También se han de realizar cultivos con el fin de confirmar los hallazgos citológicos e identificar el agente etiológico. Deberán cultivarse tanto los gránulos como las muestras obtenidas por biopsia para la identificación morfológica o molecular.
Tratamiento de micetomas en animales
Escisión quirúrgica con o sin fármacos antimicóticos.
El tratamiento antimicótico puede ser infructuoso.
El pronóstico de los micetomas abdominales es reservado, ya que la afectación de los tejidos es habitualmente muy extensa y la resección puede ser imposible. Los micetomas cutáneos, aunque no ponen en peligro la vida del animal, son a menudo difíciles de erradicar. Una escisión quirúrgica radical, incluso con la amputación del miembro afectado, puede resultar efectiva en ciertos casos de micetoma cutáneo.
La eficacia de la quimioterapia antifúngica se ha descrito en solo unos pocos casos. En un caso de maduromicosis intraabdominal canina resultó efectivo el tratamiento con fluconazol, con una dosis de 50 mg cada 24 horas durante 6 semanas. En un caso de infección diseminada por Acremonium en un perro, el tratamiento a largo plazo con itraconazol, aplicando una dosis de 5-10 mg/kg cada 24 horas, no resolvió el cuadro. Una revisión de la literatura revela más fallos del tratamiento que éxitos.