Cortesía del Departamento de Patología de la Universidad de Guelph.
Como la mayoría de los demás mamíferos, los cerdos son sensibles a la infección por numerosas serovariedades/genomoespecies de leptospiras. La importancia de la leptospirosis como enfermedad clínica de los cerdos y como riesgo laboral para los trabajadores de la industria porcina es muy variable entre países y puede aumentar y disminuir. Leptospira interrogans (serovariedades Pomona, Icterohaemorrhagiae, Canicola, Hardjo y Bratislava), L borgpetersenii (serovariedades Sejroe y Tarassovi) y L kirschneri (serovariedad Grippotyphosa) infectan a los cerdos.
Cortesía del Departamento de Patología de la Universidad de Guelph.
Los cerdos son hospedadores de mantenimiento (es decir, actúan como fuente de infección para su propia especie) de las serovariedades de L interrogans Pomona (y la estrechamente relacionada kennewicki) y Bratislava. Las infecciones con estas serovariedades suelen ser subclínicas en animales no gestantes. Históricamente, la serovariedad Pomona ha sido de gran importancia con respecto a las enfermedades reproductivas en los cerdos y al riesgo zoonótico. Los abortos que se producen 2-4 semanas antes de término son la manifestación más común de la leptospirosis en cerdos. Los lechones a término pueden nacer muertos o débiles y pueden morir al poco tiempo de nacer. El principal diagnóstico diferencial es el síndrome reproductivo y respiratorio porcino. Otras causas infecciosas de pérdida de gestación incluyen la brucelosis, el parvovirus y el circovirus porcino.
Las infecciones por la serovariedad Pomona suelen dar lugar a un aumento notable del título de anticuerpos utilizando la prueba de aglutinación microscópica (MAT). La epidemiología de la serovariedad Pomona es típica de la mayoría de Leptospira spp, y la característica más destacada es la colonización renal con excreción a largo plazo en la orina. Las leptospiras son sensibles a la desecación, y la transmisión es más probable en ambientes húmedos. Por tanto, los problemas clínicos son más frecuentes en explotaciones donde la exposición a la orina es probable, incluyendo sistemas al aire libre con revolcaderos, sistemas interiores con suelos sólidos, bebederos que pueden estar contaminados con orina, canalones abiertos de efluentes y uso de agua de balsa reciclada para el lavado.
La epidemiología de la infección por L interrogans serovariedad Bratislava en cerdos no se conoce bien. La transmisión urinaria parece ser menos eficaz, y se sospecha que la transmisión venérea es importante. Una vez más, los cerdos infectados rara vez desarrollan signos clínicos típicos de la leptospirosis aguda. El fallo reproductivo, evidenciado por la infertilidad y el aborto esporádico, es el signo clínico más común. Existe alguna evidencia de variabilidad en la patogenicidad dentro de la serovariedad. El diagnóstico de infecciones clínicas es difícil porque los títulos de MAT rara vez superan 1:100 y pueden observarse títulos similares en explotaciones clínicamente no afectadas. Pueden producirse infecciones accidentales con microorganismos de los serogrupos L kirschneri Grippotyphosa, L interrogans Icterohaemorrhagiae y L interrogans Canicola. Estos pueden causar enfermedades reproductivas y, rara vez, leptospirosis aguda en cerdos jóvenes.
El tratamiento y control de la leptospirosis puede incluir una combinación de vacunación, medicación y cambios de manejo. La inmunización con bacterinas se practica ampliamente en granjas de reproductoras y reduce la prevalencia de infecciones y abortos. Sin embargo, no se debe esperar que las bacterinas eliminen la infección renal. La inmunidad es específica de la serovariedad, por lo que las vacunas deben incluir todas las serovariedades conocidas como clínicamente importantes en una región. Las instalaciones deben construirse y manejarse de modo que se reduzca al mínimo la probabilidad de contaminación del agua y los alimentos con orina, así como la exposición directa y la acumulación de orina. Se recomienda el control de roedores y otros pequeños mamíferos para reducir el riesgo de infección por serovariedades de Leptospira, así como otros patógenos.
Se ha descrito el uso con éxito de antimicrobianos (como tetraciclinas, tilosina, eritromicina y estreptomicina) para reducir y eliminar la excreción de leptospiras en los cerdos. Sin embargo, estos abordajes deben tener una aplicación limitada a situaciones de brotes y han de cumplir con las exigencias de la normativa. La aparente disminución de la importancia de la leptospirosis en algunos países desarrollados en las últimas décadas puede atribuirse, en parte, al confinamiento en suelos completamente enrejados, a una mayor atención a la bioseguridad en general, a un mejor control de los roedores, al manejo todo dentro/todo fuera de cerdos en crecimiento y al uso rutinario de la vacunación en explotaciones de reproductoras.