El formaldehído es un gas; el glutaraldehído es un aceite a temperatura ambiente. Ambos son fácilmente solubles en agua. Las soluciones de formaldehído y glutaraldehído son irritantes o cáusticas para los tejidos, y dan lugar a coagulación, necrosis y precipitación de proteínas; sin embargo, tienen potentes propiedades germicidas frente a todos los microorganismos, incluidas las esporas. Estas soluciones no pierden de forma apreciable sus propiedades antimicrobianas en presencia de materia orgánica, y no corroen metales, pinturas o telas. Ambos se usan como desinfectantes. Debido a las propiedades peligrosas de los aerosoles de formaldehído, las instalaciones donde se usan como desinfectantes (p. ej., porquerizas) deben estar libres durante un largo periodo de tiempo después de la pulverización; por tanto, los investigadores están buscando activamente alternativas.
Se emplea formaldehído a una concentración del 4 % en pediluvios para controlar Dichelobacter nodosus, una bacteria gramnegativa, exigente, anaerobia y el agente causante del pedero ovino.
El formol contiene un 37 % de formaldehído gaseoso en solución acuosa con cantidades variables de alcohol metílico para evitar la polimerización. Se suele usar una solución del 1-10 % de formaldehído como desinfectante. El formol a una concentración del 10 % fija y conserva eficazmente los tejidos y, por tanto, se usa para conservar muestras de órganos para el examen histopatológico y para conservar cadáveres para su disección. Sin embargo, tiene efectos adversos: la exposición al formol en los estudiantes de medicina y veterinaria causa irritación de la mucosa ocular y nasal; se ha descrito que el personal con una exposición prolongada al formol desarrolla síntomas respiratorios graves y migrañas. Por tanto, debe haber una ventilación adecuada para disminuir la concentración de vapor de formol en los puestos de trabajo, y el personal permanente debe estar provisto de ropa protectora adecuada.
El glutaral (glutaraldehído), una solución alcalina al 1-2 % (pH 7,5-8,5) en isopropanol al 70 %, es un germicida más potente que el formaldehído al 4 %, efectivo frente a todos los microorganismos, incluyendo virus y esporas. Se suele usar para esterilizar instrumentos quirúrgicos y endoscópicos, así como equipos de plástico y de caucho. Es un sensibilizante bien conocido, que provoca dermatitis de contacto ocupacional, así como irritación de la membrana mucosa bronquial y laríngea.
El ortoftalaldehído (OPA) es un aldehído aromático similar al glutaraldehído, pero con varias ventajas potenciales. Las soluciones típicas al 0,55 % tienen una excelente estabilidad en un amplio rango de pH (3-9), son menos tóxicas e irritantes para los ojos y las fosas nasales y tienen un olor apenas perceptible. Son compatibles con la mayoría de los materiales, incluidos los componentes de los instrumentos dentales y los endoscopios flexibles. Las cepas de Pseudomonas aeruginosa que muestran resistencia a una o más de una familia de antimicrobianos (cepas "resistentes o multirresistentes") también tienen una menor sensibilidad al OPA. No suele ser necesario aumentar el tiempo de desinfección para que el OPA sea eficaz, pero para la desinfección de endoscopios o instrumentos de pacientes colonizados/infectados por P aeruginosa resistente/multirresistente es mejor usar OPA durante 15 minutos. Las soluciones de OPA actúan más rápidamente que el glutaraldehído contra las micobacterias, pero tienen algo menos de actividad esporicida. Una desventaja potencial de la OPA es que tiñe de gris las proteínas (incluida la piel desprotegida), por lo que debe manipularse con precaución.
El dióxido de azufre es un fumigante gaseoso que se elabora quemando azufre en espacios cerrados. Se usa principalmente como pesticida en plantas comestibles después de la cosecha y como desinfectante para la producción de alimentos y las instalaciones de almacenamiento. Para un efecto máximo, la superficie tratada debe estar húmeda: el efecto bactericida se deriva del ácido sulfúrico, que se forma cuando el gas se disuelve en agua. Sin embargo, este efecto reductor del ácido también puede corroer metales, pudrir telas y desteñir colores. El dióxido de azufre es un contaminante del aire que es perjudicial para los seres vivos.