Entre los compuestos fenólicos usados como antisépticos y desinfectantes se encuentran el fenol puro y los productos sustituidos con halógenos y grupos alquilo. Actúan desnaturalizando y coagulando proteínas y son venenos protoplásmicos generales.
Los ooquistes de Eimeria tenella (un coccidio) y los huevos de Ascaris suum (un nematodo) son sensibles a los fenoles y cresoles. Todos los desinfectantes que son eficaces frente a los ooquistes se basan en estas dos sustancias, que son altamente tóxicas para los gatos porque estos son deficientes en la enzima UDP-glucuronosil transferasa. Por tanto, es mejor evitar los desinfectantes a base de fenol en ambientes felinos (hogar, protectora, clínica veterinaria, etc.).
El fenol (ácido carbólico) es uno de los agentes antisépticos más antiguos. Es bacteriostático a concentraciones de 0,1-1 % y bactericida/fungicida al 1-2 %. Una solución al 5 % destruye las esporas del carbunco en 48 h. Su actividad bactericida se potencia por EDTA y por temperaturas elevadas, y disminuye en medio alcalino (por ionización) o en presencia de lípidos, jabones y temperaturas bajas. Las concentraciones de >0,5 % ejercen un efecto anestésico local, mientras que una solución al 5 % es altamente irritante y corrosiva para los tejidos. La ingestión oral o una aplicación extensa en la piel puede producir toxicosis sistémica, que se manifiesta principalmente en forma de efectos sobre el SNC y el sistema cardiovascular que pueden desencadenar en la muerte.
El fenol penetra bien en la materia orgánica y se usa sobre todo para desinfectar equipos inorgánicos y materiales orgánicos que se vayan a destruir (p. ej., los alimentos y excrementos infectados). Debido a sus propiedades irritantes y corrosivas y a su potencial toxicidad sistémica, en la actualidad el fenol no se suele usar como antiséptico, excepto para cauterizar áreas infectadas (p. ej., el ombligo infectado de los neonatos). También se añade en aplicaciones cutáneas para el prurito, picaduras, mordeduras, quemaduras, etc., por sus propiedades anestésicas y antimicrobianas locales, para aliviar el prurito y controlar las infecciones.
El cresol (ácido cresílico) es un derivado del fenol comúnmente utilizado como desinfectante de superficies. El cresol es una mezcla de orto, meta y paracresoles y sus isómeros. Es un líquido incoloro que, sin embargo, al exponerse a la luz y al aire, toma un color rosado, después amarillento y finalmente marrón oscuro. Se suele emplear una solución al 2 % del cresol puro o saponado en agua caliente. La ingestión puede causar daño mucocutáneo local e intoxicación sistémica extensa, incluyendo daño del SNC, cardiovascular, hematológico, hepático, renal y pulmonar. El tratamiento consiste en una descontaminación rápida (p. ej., usando carbón activado) y cuidados de apoyo.
El hexaclorofeno (un bisfenol triclorado) tiene una fuerte acción bacteriostática frente a muchos microorganismos grampositivos (incluidos los estafilococos), pero es muy tóxico y, por tanto, ya no se usa.
El alquitrán de pino (no confundir con el alquitrán de hulla) es un líquido viscoso de color marrón oscuro que se usa principalmente en vendajes antisépticos para heridas de la pezuña y de los cuernos. El alquitrán de pino contiene derivados del fenol con propiedades antimicrobianas. Debido a sus propiedades calmantes y antisépticas, el alquitrán de pino se ha utilizado en medicina durante más de 2000 años para tratar diversas afecciones de la piel. El alquitrán de pino ha demostrado ser antipruriginoso, antiinflamatorio, antimicrobiano y antifúngico. Estas propiedades lo hacen adecuado para el tratamiento tópico del eccema, la psoriasis, la dermatitis seborreica y otras afecciones cutáneas secas, con picor, escamosas o inflamadas. Se cree que el alquitrán de pino ejerce su efecto al disminuir la síntesis de ADN y la actividad mitótica, estimulando así el retorno a la queratinización normal. Los productos tópicos de venta libre contienen hasta un 2,3 % de alquitrán de pino. El alquitrán de pino moderno se fabrica con una mayor pureza para eliminar el fenol tóxico y los componentes cancerígenos.
Los cloroxilenoles son bactericidas de amplio espectro con más actividad frente a bacterias grampositivas que frente a gramnegativas. Los estreptococos son más sensibles que los estafilococos. Los cloroxilenoles tienen actividad a pH alcalino; sin embargo, en contacto con materia orgánica esta disminuye. Los cloroxilenoles se encuentran en el 2,6 % de los exfoliantes y desinfectantes de quirófano.
El paraclorometaxilenol (PCMX) y el diclorometaxilenol (DCMX) son los dos más usados dentro del grupo de los cloroxilenoles. El DCMX es más activo que el PCMX. Las soluciones concentradas de estos compuestos pueden producir irritación y presentan un olor desagradable. Una solución de cloroxilenol al 5 % (p. ej., PCMX) (en alfa-terpineol, jabón, alcohol y agua) se diluye en agua para esterilizar la piel (1:4) y para limpiar heridas y para irrigar el útero y la vagina (1:25 a 1:50).
El triclosán, un fenoxifenol policlorado, tiene grupos funcionales éter y fenol. Es un antimicrobiano que se suele encontrar en productos de consumo como jabón, productos de lavado para manos, champús y colutorios; sin embargo, en 2017 fue prohibido por la FDA en los antisépticos para el cuidado de la salud debido a la preocupación de que favorece la resistencia a los antimicrobianos. El triclosán requiere un tiempo de contacto de al menos 2 minutos para ser eficaz.