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Tratamiento sistémico de la enfermedad inflamatoria de las vías respiratorias en animales

PorPatricia M. Dowling, DVM, MSc, DACVIM, DACVCP
Revisado/Modificado ene 2022

Agonistas de los receptores beta-adrenérgicos para animales

Los agonistas de los receptores beta-adrenérgicos presentan efectos beneficiosos en el tratamiento de enfermedades broncoconstrictoras de las vías respiratorias ( ver la Tabla: Fármacos agonistas de los receptores beta-adrenérgicos). El músculo liso bronquial está inervado por receptores beta2-adrenérgicos. La estimulación de estos receptores incrementa la actividad de la enzima adenilato ciclasa, aumenta el monofosfato de adenosina cíclico (AMPc) y relaja el músculo liso bronquial. La estimulación de los receptores beta de los mastocitos reduce la liberación de mediadores inflamatorios por parte de estas células, sin embargo, no afecta a otras células inflamatorias. Algunas pruebas demuestran que los agonistas de los receptores beta-adrenérgicos incrementan el aclaramiento mucociliar en las vías respiratorias. Los agonistas de los receptores beta-adrenérgicos deben usarse con precaución en animales con enfermedades cardiacas preexistentes, diabetes mellitus, hipertiroidismo, hipertensión o trastornos convulsivos, o que se están tratando con digoxina, antidepresivos tricíclicos o inhibidores de la monoaminooxidasa.

Tabla
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La epinefrina (adrenalina) estimula los receptores alfa y beta, produciendo intensos efectos vasopresores y cardiacos además de broncodilatación. La epinefrina se reserva para el tratamiento de urgencia de la broncoconstricción que suponga una amenaza para la vida (p. ej., para la anafilaxia). La estimulación inespecífica de otros receptores y su corta duración de acción limitan su empleo en tratamientos a largo plazo. La epinefrina se encuentra disponible en forma de solución de 1 mg/mL. Su inicio de acción es inmediato y la duración de su efecto es de 1-3 h.

El isoproterenol es un potente agonista del receptor beta. Es selectivo para los receptores beta; sin embargo sus efectos cardiacos (beta1) contraindican su uso a largo plazo. Se administra por inhalación o inyección y presenta una acción de corta duración (<1 h). Para el alivio de urgencia de la broncoconstricción en caballos, se administra en solución IV lentamente, en una dilución de 0,2 mg/50 mL en medio salino. Su administración se interrumpe cuando la frecuencia cardiaca se duplica.

La terbutalina es un agonista de los receptores beta2, similar al isoproterenol pero con una acción más larga (6-8 h). Puede estar disponible en algunos países como solución inyectable, inhalador en polvo o jarabe oral y comprimidos. Para los gatos con asma felina que experimentan frecuentes episodios de broncoconstricción grave, a pesar del tratamiento crónico con glucocorticoides, se puede dispensar terbutalina inyectable a los propietarios con instrucciones de administrar 0,01 mg/kg, SC, para tratar episodios de broncoconstricción en el hogar. Un incremento de la frecuencia cardiaca del gato a 240 lpm y una disminución del 50 % de la frecuencia respiratoria indica un efecto positivo. La terbutalina también puede administrarse como tratamiento oral crónico a 0,625 mg/gato, cada 12 horas (¼ de un comprimido de 2,5 mg). No debe utilizarse en los gatos con cardiomiopatía hipertrófica o glaucoma, en los que la estimulación de los receptores beta2 podría ser perjudicial.

El albuterol (salbutamol) es similar a la terbutalina y puede emplearse sistémicamente en los perros y caballos. Se dispone de jarabe oral, comprimidos orales y comprimidos orales de liberación prolongada; sin embargo, el albuterol se usa con mayor frecuencia como tratamiento de inhalación.

El clenbuterol se utiliza en el tratamiento del asma equina en caballos; no se usa en perros y gatos. Está disponible en forma de jarabe oral y puede estar disponible en algunos países como solución inyectable para uso intravenoso. Los resultados de los estudios de eficacia para la broncoconstricción han sido contradictorios; sin embargo, el clembuterol parece aumentar significativamente el transporte mucociliar en caballos con el trastorno. La dosis se incrementa gradualmente hasta observar una respuesta clínica satisfactoria. Si no hay respuesta con la mayor dosis recomendada, se considera que el caballo tiene un broncoespasmo irreversible.

El clenbuterol no debe administrarse de forma crónica a caballos con asma equina sin un tratamiento antiinflamatorio simultáneo, porque la broncodilatación por sí sola empeorará la enfermedad clínica. Los efectos adversos más comunes del clembuterol son la taquicardia y los temblores musculares. Ha habido preocupaciones sobre los efectos cardiacos negativos con la dosificación crónica. El clembuterol también inhibe las contracciones uterinas, por lo que debe emplearse únicamente al final de la gestación si se desea su efecto para las maniobras obstétricas.

El clembuterol es un compuesto de reparto, que extrae los nutrientes del tejido adiposo y los dirige hacia el músculo. El resultado es un aumento en el peso de la canal, un incremento en la proporción músculo/grasa y una mayor eficacia nutritiva. Debido al riesgo para la salud de las personas de los residuos del clembuterol, está prohibido en animales de abasto en la mayoría de países y no se debe utilizar en los caballos que se van a enviar al matadero.

Metilxantinas para animales

Las metilxantinas, sobre todo la teofilina, se usan como broncodilatadores ( ver la Tabla: Broncodilatadores derivados de la metilxantina). Aunque hace tiempo constituyó el principal tratamiento del asma humana, la teofilina presenta una elevada incidencia de efectos secundarios, y su uso ha disminuido con el desarrollo de inhaladores disco o con dosificador de liberación local. Las metilxantinas ejercen una variedad de efectos farmacológicos en distintos sistemas corporales, entre los que se encuentran la relajación del músculo liso bronquial, la estimulación del SNC, la diuresis moderada y una estimulación cardiaca moderada.

Tabla
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Los efectos respiratorios de las metilxantinas son el resultado de varios mecanismos celulares. Se piensa que el antagonismo de la adenosina es la acción más importante. La adenosina induce broncoconstricción en animales asmáticos y antagoniza la adenilato ciclasa. La adenilato ciclasa es responsable de la síntesis de AMPc, que controla la relajación del músculo liso bronquial e inhibe la liberación de mediadores inflamatorios por los mastocitos. Las metilxantinas también inhiben la fosfodiesterasa, lo que aumenta aún más el AMPc intracelular. También inhiben la movilización de calcio en el músculo liso, inhiben la síntesis de prostaglandinas, aumentan la liberación de catecolaminas de los gránulos de almacenamiento, e incrementan la disponibilidad de calcio para las proteínas contráctiles del corazón y diafragma. Además de promover la relajación del músculo liso bronquial, las metilxantinas reducen la liberación de mediadores inflamatorios por los mastocitos e incrementan el transporte mucociliar.

La teofilina se comercializa en distintas formulaciones como inyectables, soluciones acuosas, elixires, comprimidos y cápsulas. La base de la teofilina es poco soluble en agua y suele producir irritación gastrointestinal cuando se administra PO. La aminofilina es una sal de teofilina que contiene un 78-86 % de teofilina. Es más hidrosoluble y produce menos irritación gastrointestinal. También se comercializan otras sales de teofilina como la oxitrifilina (una sal de colina), debiéndose tener en cuenta su contenido en teofilina al establecer la pauta posológica.

Existen varias formulaciones de teofilina de liberación sostenida adecuadas para su uso en perros y gatos, que requieren una frecuencia de administración menor que las formulaciones habituales. Tras su administración oral, la teofilina se absorbe de forma rápida y completa. Las concentraciones plasmáticas terapéuticas, extrapoladas de las personas, son 5-20 mcg/mL. Los animales son sensibles a las concentraciones elevadas de teofilina, especialmente tras su administración IV rápida, pudiendo aparecer toxicosis con concentraciones <20 mcg/mL. Los comprimidos de teofilina pueden quedar atrapados en bezoares (como las bolas de pelo en gatos) y su absorción continuada puede provocar toxicosis. Pueden producirse arritmias cardíacas, excitación del SNC, temblores, convulsiones e irritación gastrointestinal. La teofilina sufre recirculación enterohepática, por eso el carbón activado está recomendado si hay signos clínicos presentes, no importa cuánto tiempo haya pasado desde que se administró el fármaco.

El metabolismo de la teofilina es inhibido por la eritromicina, la cimetidina, el propranolol, el enrofloxacino y el marbofloxacino; la terapia concomitante puede dar como resultado intoxicación por teofilina. La rifampicina y el fenobarbital inducen el metabolismo de la teofilina y pueden obligar a incrementar la dosis de esta.

La teofilina se emplea para tratar enfermedades cardiacas y respiratorias en el perro y el gato. La teofilina también se utiliza en el tratamiento del colapso traqueal intratorácico y en distintas formas de bronquitis en perros, pero es menos efectiva que los glucocorticoides como la prednisona. En el pasado, la teofilina o la aminofilina se usaban en caballos para el tratamiento del asma equina, pero la eficacia era a menudo baja y el uso de estos fármacos ha sido reemplazado por broncodilatadores agonistas beta administrados por inhaladores de dosis medidas.

Fármacos anticolinérgicos para animales

Los fármacos anticolinérgicos (parasimpaticolíticos) son broncodilatadores eficaces que reducen la sensibilidad de los receptores de las sustancias irritantes e inhiben el tono colinérgico del músculo liso mediado por el vago en las vías respiratorias. La estimulación colinérgica provoca broncoconstricción; los individuos asmáticos parecen tener una estimulación excesiva de los receptores colinérgicos.

La atropina se usa fundamentalmente como preanestésico, para prevenir la bradicardia y reducir las secreciones de las vías respiratorias, y como tratamiento de urgencia en animales disneicos intoxicados por organofosforados. La atropina también se emplea como broncodilatador en los caballos; una dosis intravenosa baja (0,014 mg/kg) resulta más eficaz y menos tóxica que la teofilina intravenosa. También se puede utilizar una dosis de prueba de 0,022 mg/kg para determinar el pronóstico en caballos con asma equina; si la función pulmonar no mejora con una dosis de prueba de atropina, es poco probable que el tratamiento con broncodilatadores tenga éxito. La atropina debe usarse con precaución, ya que incluso en dosis bajas puede causar taquicardia, íleo, trastornos neurológicos y visión borrosa en los caballos.

El glicopirrolato es dos veces más potente que la atropina en las personas y no atraviesa la barrera hematoencefálica. Su inicio de acción es más lento que la atropina, pero su efecto es más prolongado. La información sobre su uso en caballos es escasa, pero se pueden administrar dosis de 2-3 mg por vía intramuscular cada 8-12 horas.

El N-butilbromuro de escopolaminaes un fármaco anticolinérgico aprobado para aliviar el cólico espasmódico en caballos. A diferencia de la atropina, el N-butilbromuro de escopolamina no atraviesa la barrera hematoencefálica. Los efectos adversos son mínimos e incluyen taquicardia transitoria, disminución de los borborigmos y dilatación pupilar transitoria. Parece ser una alternativa más segura a la atropina probar la reversibilidad de la obstrucción de las vías respiratorias en caballos con dificultad respiratoria para confirmar un diagnóstico presuntivo de asma equina (0,3 mg/kg, IV). Sus efectos duran solo 1 hora, por lo que no es útil para el tratamiento a largo plazo del asma equina; sin embargo, puede considerarse como un medicamento de rescate en una crisis aguda.

Glucocorticoides para animales

Los glucocorticoides inhiben la liberación de mediadores inflamatorios por los macrófagos y eosinófilos, pero no inhiben la liberación de gránulos de los mastocitos. Los glucocorticoides reducen la síntesis de prostaglandinas, leucotrienos y del factor activador de plaquetas, que interviene de forma relevante en la fisiopatología de la inflamación del tracto respiratorio.

El tratamiento tradicional de las enfermedades inflamatorias de las vías respiratorias en los pacientes veterinarios consiste en un tratamiento a largo plazo con dosis elevadas de glucocorticoides orales. Los caballos son extremadamente sensibles a la supresión del eje hipotalámico-hipofisario-adrenal por los glucocorticoides, y los perros también son relativamente sensibles. Los gatos son más resistentes que otras especies a los efectos adversos de la administración crónica de esteroides. Los glucocorticoides atenúan la respuesta inflamatoria, suprimiendo la generación de citocinas, el reclutamiento de eosinófilos en las vías respiratorias y la liberación de mediadores inflamatorios. Los glucocorticoides reducen la gravedad de los signos clínicos, mejoran el flujo espiratorio máximo, disminuyen la hiperreactividad de las vías respiratorias, evitan las exacerbaciones y posiblemente evitan el remodelado de la pared de las vías respiratorias. Debido a sus efectos inmunosupresores, los glucocorticoides se suelen evitar en las enfermedades respiratorias infecciosas.

Para los ataques graves de bronquitis canina, asma felina u asma equina, la inyección parenteral de glucocorticoid s suele proporcionar una rápida mejoría. La prednisona oral suele ser el fármaco de elección para el tratamiento crónico en perros. La prednisona es un fármaco precursor, ya que es metabolizado por el hígado para activarse como prednisolona. Los estudios farmacocinéticos han demostrado una escasa biodisponibilidad oral de la prednisona en gatos y caballos. Por lo tanto, es preferible administrar prednisolona a estas especies. En los perros, una dosis antiinflamatoria habitual es de 0,5 a 1 mg/kg, con terapia crónica en días alternos.

En los gatos se puede utilizar una dosis similar de prednisolona; si se usa prednisona, pueden ser necesarias dosis más altas. Los gatos son algo resistentes a los efectos de los glucocorticoides, y pueden ser necesarias dosis de prednisona de 1 mg/kg/día para el tratamiento crónico del asma felina. Como alternativa, pueden administrarse 20 mg IM de acetato de metilprednisolona a gatos asmáticos cada 3 semanas. Para un tratamiento de emergencia en gatos disneicos, puede administrarse una dosis de shock de glucocorticoides IV (succinato sódico de prednisona, 5-10 mg/kg o fosfato sódico de dexametasona, 1 a 2 mg/kg). Es común que los signos clínicos se resuelvan en gatos con asma felina o bronquitis crónica que se tratan con glucocorticoides orales a pesar de la inflamación persistente de las vías respiratorias inferiores, por lo que el tratamiento debe reducirse con mucho cuidado. Aunque la prednisolona puede administrarse en caballos, el pequeño tamaño de los comprimidos disponibles lo hacen inconveniente, por lo que se recomiendan formulaciones para equinos de dexametasona oral (10 mg/450 kg). La formulación inyectable de dexametasona puede administrarse IV en caballos con broncoconstricción y disnea agudas. En los caballos, pueden utilizarse laxantes. La isoflupredona es tan eficaz como la dexametasona en el tratamiento del asma equina, pero al igual que en el ganado vacuno, se asocia con hipopotasemia.

Ciproheptadina para animales

Debido al papel de la serotonina en la broncoconstricción inducida por alérgeno en el gato, puede utilizarse la ciproheptadina, antagonista de la serotonina (2 mg, PO, cada 12-24 horas) como suplemento a los glucocorticoides y broncodilatadores para bloquear la broncoconstricción crónica en gatos asmáticos. En modelos experimentales de asma felina, la ciproheptadina disminuyó la hiperreactividad de las vías respiratorias, pero no disminuyó significativamente la inflamación eosinofílica de las vías respiratorias. Sin embargo, los estudios farmacocinéticos de la ciproheptadina sugieren que algunos gatos pueden necesitar dosis de hasta 8 mg para alcanzar concentraciones terapéuticas. Debido a su larga semivida de eliminación (12 h), la ciproheptadina requiere varios días para alcanzar un estado estable de concentración, y pueden ser necesarios de 4 a 7 días para ver los efectos clínicos. El antagonismo de la ciproheptadina hacia la serotonina en el centro del apetito estimula el apetito, por eso el aumento de peso puede ser un problema. A las 24 h de comenzar el tratamiento pueden producirse letargo, depresión y aumento de apetito.

Tratamiento antimicrobiano en animales

La terapia antimicrobiana puede ser o no ser necesaria para el tratamiento de las enfermedades inflamatorias de las vías respiratorias. La terapia antimicrobiana debe iniciarse en gatos con cultivos traqueobronquiales que sugieran una verdadera infección bacteriana o aquellos positivos para Mycoplasma. Mycoplasma spp puede aislarse de perros sanos pero no se aísla en gatos sanos. La doxiciclina, la azitromicina y las fluoroquinolonas son eficaces para tratar las infecciones por Mycoplasma. Una infección bacteriana secundaria de Streptococcus zooepidemicus puede exacerbar la enfermedad inflamatoria de las vías respiratorias en los caballos y puede tratarse fácilmente con penicilina, ceftiofur o trimetoprima/sulfamida.

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