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Antibacterianos para la enfermedad tegumentaria en animales

PorMichael Shipstone, BVSc, FACVS, DACVD
Revisado/Modificado abr 2022

En el perro, la mayoría de las infecciones de la piel están causadas por Staphylococcus pseudointermedius (anteriormente S intermedius) coagulasa positivo, que suelen producir betalactamasas. Se han descrito otras especies estafilocócicas, incluyendo S aureus, S schleiferi y S hyicus. No parece haber ninguna diferencia en los patrones de enfermedad o signos clínicos producidos por las diferentes especies, aunque se han observado diferencias específicas de especie en los perfiles de resistencia a los antimicrobianos en América del Norte, con S pseudintermedius y S aureus mostrando más resistencia que S schleiferi coagulans. Debido a que la diferenciación fenotípica no es fiable, la identificación de especies exige técnicas moleculares como la detección por PCR de genes de termonucleasa específicos de especie (nuc) o secuenciación del ADNr 16S.

De forma ocasional, Proteus spp, Pseudomona spp y Escherichia coli invaden secundariamente la dermis. Pasteurella multocida y los estreptococos betahemolíticos son las bacterias que se aíslan con más frecuencia en la epidermis felina. Los actinomicetos y las micobacterias son microorganismos oportunistas poco comunes en los perros y los gatos. Cuando se trate el primer episodio de piodermia en un animal, deben emplearse antibióticos que sean eficaces frente a estas bacterias.

Para la superficie no complicada y la piodermia superficial, puede ser suficiente utilizar un tratamiento antimicrobiano tópico (yodóforos o clorhexidina al 1-4 %) para tratar con éxito la infección, siempre que el animal y el propietario permitan una aplicación adecuada.

La medicación tópica es la clave para el éxito del tratamiento de la otitis externa, ya que esta es una infección dentro de la luz del conducto y no existe un mecanismo de transporte que transporte los medicamentos administrados por vía sistémica a través de la pared del conducto en concentraciones suficientemente altas para controlar la infección bacteriana. El conducto debe estar libre de exudado antes de aplicar la medicación para permitir la penetración completa de toda la longitud del conducto.

La elección del antimicrobiano se suele hacer de forma empírica, basándose en la evaluación citológica del exudado del conducto; sin embargo, se debe considerar el cultivo en los casos crónicos en los que ya se han utilizado varios tratamientos.

En los grandes animales, las alteraciones bacterianas de la piel pueden estar causadas por Dermatophilus congolensis, estafilococos, Corynebacterium spp, Actinomyces y, raramente, Bacillus spp o Pseudomonas spp. Las vías de drenaje o los abscesos en la piel de ovejas o cabras pueden estar causados por Corynebacterium pseudotuberculosis. Fusobacterium spp y Bacteroides spp son los principales microorganismos invasores en la necrobacilosis interdigital (pedero). La espiroqueta Borrelia suilla es un invasor secundario de las lesiones de la piel causadas por el escarabajo de la sarna o por la mordedura de oreja en el cerdo. Las enfermedades causadas por clostridios en el ganado vacuno y la erisipela del cerdo afectan al sistema tegumentario y provocan importantes pérdidas económicas.

La resistencia a la meticilina (un marcador de resistencia a todos los antibióticos betalactámicos, incluidas las penicilinas, las cefalosporinas y los carbapenémicos) es el mecanismo de resistencia más importante en los estafilococos; la incidencia descrita de bacterias resistentes a los antimicrobianos ha aumentado notablemente desde principios de la década de 2010, aunque esto varía según la localización geográfica. Por ejemplo, un estudio japonés de 2010 informó de la incidencia de resistencia a la meticilina de S pseudintermedius (SPRM) del 66,7 %. Muchos aislados resistentes a la meticilina también son resistentes a múltiples fármacos (resistentes a más de tres clases de antibióticos), lo que dificulta el tratamiento clínico, especialmente el tratamiento empírico. Antes del aumento de la incidencia de cepas resistentes, si la evaluación citológica del exudado mostraba una infección activa por microorganismos cocoides, podría iniciarse un tratamiento antimicrobiano empírico. El aumento de la resistencia a los antimicrobianos ha provocado el desarrollo de directrices por parte de varias organizaciones (British Veterinary Association www.bva.co.uk [www.bva.co.uk], Federation of European Companion Animal Veterinary Associations [www.fecava.org] [www.fecava.org], y International Society for Companion Animal Infectious Disease [www.iscaid.org] [www.iscaid.org]) sobre el uso apropiado de antibióticos para el manejo de casos. ( See table Dosificación de los antibióticos antiestafilocócicos.)

El tratamiento empírico todavía puede ser apropiado en el caso de infecciones superficiales nuevas o no tratadas previamente, en las que la evaluación citológica ha confirmado la infección por bacterias cocoides. Los siguientes fármacos pueden usarse como antimicrobianos de primera línea: cefalexina, cefadroxilo, amoxicilina-ácido clavulánico, trimetoprima-sulfamidas, lincosamidas y cefovecina (cuando el cumplimiento por parte del propietario se considera un problema).

Se deben realizar cultivos bacteriológicos y pruebas de sensibilidad antimicrobiana en cualquiera de las siguientes circunstancias: infecciones que no han respondido al tratamiento empírico apropiado, infecciones profundas (nódulos, ampollas hemorrágicas o tractos supurantes), microorganismos en forma de bacilo o inusuales en la evaluación citológica, infección recidivante, antecedentes de ciclos previos (particularmente múltiples) de tratamiento antimicrobiano, heridas que no cicatrizan, exposición potencial reciente del propietario o del animal afectado a estafilococos resistentes a la meticilina en ambientes sanitarios, o antecedentes de infecciones previas por SPRM.

Los antimicrobianos de segunda elección se deben usar solo si los microorganismos no son sensibles a los antimicrobianos de primera elección en el cultivo y las pruebas de sensibilidad. Estos antibióticos no son apropiados para el tratamiento empírico e incluyen cefovecina (excepto cuando el cumplimiento por parte del propietario sea un problema), cefpodoxima y fluoroquinolonas (p. ej., difloxacino, enrofloxacino, marbofloxacino, orbifloxacino y pradofloxacino).

Los antimicrobianos de tercera línea solo deben emplearse en los casos en los que hay evidencia de sensibilidad, no hay sensibilidad a los antimicrobianos de primera o segunda línea, y los antisépticos tópicos no son factibles o eficaces. Los antimicrobianos de tercera elección incluyen aminoglucósidos, azitromicina, cloranfenicol, claritromicina, imipenem, rifampicina y ticarcilina.

Con el aumento de las cepas de estafilococos resistentes a la meticilina y a múltiples fármacos, ha aumentado el uso de antisépticos tópicos. Pueden usarse como tratamiento único para infecciones superficiales de leves a moderadas y pueden reducir la duración del tratamiento en infecciones más graves. Hay poca evidencia de que incluso los estafilococos multirresistentes no sean sensibles a los antisépticos tópicos.

Tabla
Tabla

La duración del tratamiento varía según el tipo de infección; sin embargo, debe continuar hasta que las lesiones clínicas se hayan resuelto y los hallazgos en la evaluación citológica sean normales. En general, las infecciones superficiales deberían tratarse durante 7 días después de que la piel cicatrice (por lo común 3-4 semanas); las infecciones profundas deben tratarse durante 7-21 días después de la resolución, lo cual puede requerir unas duraciones de tratamiento de 8-12 semanas, si se observa una mejoría continuada. La resolución clínica de las infecciones por SPRM puede tardar más que las infecciones por S pseudintermedius sensibles a la meticilina; sin embargo, esto se debe, muy probablemente, a la cronicidad de la infección y a los cambios secundarios de la piel, más que a la virulencia inherente de la cepa bacteriana.

Existe la posibilidad de efectos adversos graves cuando se usa cloranfenicol o rifampicina. El cloranfenicol puede causar una supresión de la médula ósea dependiente de la dosis (los gatos son más sensibles), aunque los más comunes son la irritación gastrointestinal, la inapetencia y la pérdida de peso. La rifampicina puede provocar inducción enzimática hepática y aumento de la actividad de las enzimas hepáticas, especialmente la fosfatasa alcalina. Algunos perros pueden desarrollar una hepatotoxicidad mortal. Otros efectos adversos incluyen trastornos gastrointestinales, anemia hemolítica, trombocitopenia y decoloración anaranjada de los líquidos corporales. La actividad de las enzimas hepáticas debe controlarse al menos cada 2 semanas durante el tratamiento.

Las especies bacterianas gramnegativas que causan infecciones cutáneas (superficiales a profundas) u otitis (externa, media e interna) en perros y gatos incluyen:

  • Enterobacteriaceae (Proteus spp, E coli, Klebsiella spp): bacilos gramnegativos no formadores de esporas, no acidorresistentes, anaerobios que son habitantes naturales del tracto intestinal.

  • No enterobacterias (Pseudomonas spp): bacterias ubicuas que se encuentran en el suelo, vegetación en descomposición y animales.

La pared celular gramnegativa confiere cierta resistencia inherente y la resistencia adquirida es frecuente. Por tanto, se recomienda la recogida de muestras para cultivo bacteriológico y pruebas de sensibilidad antimicrobiana para identificar y seleccionar el antimicrobiano sistémico apropiado. Los pacientes con infecciones que no amenazan la vida pueden ser tratados empíricamente con amoxicilina-ácido clavulánico o cefalosporinas de primera o segunda generación hasta que se conozcan los resultados del cultivo. Los pacientes con bacteriemia potencialmente mortal deben tratarse con enrofloxacino, amikacina o una cefalosporina de tercera generación hasta que se conozcan los resultados del cultivo.

Pasteurella spp se encuentran frecuentemente en infecciones de heridas por mordedura de perros y gatos. La infección puede tratarse con penicilinas, tetraciclinas, trimetoprima-sulfamidas, quinolonas y cefalosporinas de segunda y tercera generación.

Las infecciones bacterianas grampositivas en perros y gatos incluyen Streptococcus spp, que pueden tratarse con penicilina G, penicilina V, eritromicina, cloranfenicol o cefalexina.

Las especies bacterianas que causan infecciones cutáneas en caballos incluyen Streptococcus spp, Corynebacterium spp y Dermatophilus congolensis.

Streptococcus spp puede causar foliculitis, forunculosis y abscesos. La mayoría son sensibles a la penicilina, la ampicilina, la eritromicina, el enrofloxacino, las cefalosporinas o la trimetoprima-sulfamidas.

Corynebacterium spp son bacterias pleomórficas grampositivas que pueden causar foliculitis, forunculosis y formación de abscesos subcutáneos. Las infecciones pueden tratarse con penicilina, eritromicina, trimetoprima-sulfamidas y cefalosporinas.

Dermatophilus congolensis es responsable de una dermatitis superficial, pustulosa y costrosa común en los caballos. La humedad y algún tipo de daño cutáneo son necesarios para que se desarrolle la infección. La mayoría de las lesiones son autolimitantes si el caballo puede mantenerse seco. El tratamiento consiste en la eliminación de las escamas y costras, el tratamiento con un antiséptico tópico (yodóforos, sulfuro de cal al 2-5 % o clorhexidina al 1-4 %) y, en infecciones graves, generalizadas o crónicas, con antibióticos sistémicos (penicilina, eritromicina o trimetoprima-sulfamidas).

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