logoVERSIÓN PARA PROFESIONALES

Alimentación y manejo nutricional del ganado vacuno de carne

PorW. Mark Hilton, DVM, DABVP
Revisado/Modificado ago 2023

Alimentación y manejo nutricional del lote de cría de ganado vacuno de carne

Vacas adultas y novillas primerizas

La optimización del manejo nutricional de los sistemas de producción de vacas y terneros a base de forraje requiere sincronía entre las necesidades de nutrientes y el suministro de nutrientes. Las vacas deben cubrirse para parir y volver a reproducirse durante las épocas de mayor abundancia de forraje y suministro de nutrientes, porque es cuando sus necesidades de nutrientes son mayores. Las explotaciones que paren sin sincronizarse con la abundancia de forraje y el suministro de nutrientes necesitan una cantidad relativamente mayor de suplementación y reposición de forraje, lo cual puede no ser económicamente factible en muchas situaciones.

No satisfacer las necesidades nutricionales de las vacas tiene consecuencias económicas. Dado que el ganado reparte, o prioriza, el uso de nutrientes hacia las funciones que son más importantes para su propia conservación, la reproducción es el primer rasgo que se sacrifica durante los periodos de déficit sustancial de energía y proteína. Tampoco es práctico (y a menudo no es económicamente factible) satisfacer el 100 % de las necesidades de energía y proteína del rebaño en todo momento. Por el contrario, es más práctico y por tanto un objetivo más alcanzable garantizar que, cada año, las vacas sean capaces de recuperar el 100 % o más de las reservas de energía y proteína de su organismo perdidas durante todo el año productivo.

Las vacas se deben manejar para parir con una condición corporal deseada de 5-6 (en una escala de 1-9, donde 1 es emaciada y 9 es obesidad mórbida), para aumentar su probabilidad de volver a cubrirse dentro de una estación definida de partos y parir una vez al año. La puntuación de la condición corporal (PCC), cuando se evalúa en el momento del parto, está en general inversamente relacionada con el intervalo posparto de la hembra para volver al celo, o la cantidad de tiempo necesario después del parto para reanudar la ciclicidad del estro. El intervalo posparto para volver al celo finalmente afecta a la cantidad de tiempo que se necesita para una recría exitosa.

A medida que disminuye la PCC en el parto, aumenta la cantidad de tiempo que le toma a la hembra comenzar a tener ciclos de nuevo y concebir. Una vaca que pare con una PCC de <5 tiene muchas menos probabilidades de concebir de nuevo dentro del periodo de tiempo exigido para parir anualmente, en comparación con una vaca que tiene una PCC de ≥5. Si los recursos de forraje y el programa de manejo nutricional general son incapaces de satisfacer las necesidades de energía y proteína de la vaca, su condición en "exceso" ayudará a llenar el vacío y asegurar la productividad. Sin embargo, si esa condición excesiva no existe, no tiene ninguna reserva de donde sacar y la reproducción sufre.

La evaluación de la condición corporal en los puntos establecidos durante todo el año permite realizar ajustes en los programas de alimentación con tiempo suficiente para marcar la diferencia. Como regla general, la evaluación de la PCC alrededor del momento del parto y nuevamente alrededor del momento del destete proporciona esa oportunidad. Si la PCC es <5-6 en el momento del parto y los recursos de forraje son "fijos", se deben considerar alimentos suplementarios que proporcionen una cantidad suficiente de proteína y energía para llenar el vacío dejado por los forrajes. Si los recursos de forraje no son fijos, se debe considerar la adquisición de un forraje más denso en nutrientes o el uso de recursos de pastos con mayor calidad o más forraje. Alternativamente, los sistemas de confinamiento vaca-ternero que dependen principalmente de una ración totalmente mezclada para satisfacer las necesidades de nutrientes del ganado deben tener como objetivo mantener una condición corporal ideal de 5-6 durante todo el año productivo.

Cuando se estandarizan para tener en cuenta las diferencias en el peso corporal, las necesidades de proteína y energía de las novillas de primer parto son ~10-15 % superiores a las de las vacas adultas que tienen un peso corporal maduro similar. Las novillas de primer parto que se manejan junto con vacas adultas no suelen satisfacer sus necesidades de proteína y energía, lo que da lugar a un bajo rendimiento reproductivo y a una mayor tasa de eliminación. Por tanto, es muy recomendable que las novillas de primer parto se manejen, incluso se alimenten, separadas del lote de vacas adultas. Para satisfacer sus necesidades, las novillas de primer parto deben ser suplementadas o alimentadas con raciones que proporcionen ~10-15 % más de proteína y energía por unidad de peso corporal que las raciones administradas a las vacas adultas. Alternativamente, a las novillas de primer parto se les puede permitir pastar con los forrajes de la más alta calidad disponibles, comenzando después del parto o poco después y durante toda la época de reproducción.

Para lograr estos objetivos y satisfacer las necesidades de nutrientes del rebaño de vacas, es importante reconocer los cambios en las necesidades de nutrientes a lo largo del año productivo (consúltese Necesidades de energía en la dieta, vaca de carne madura y Necesidades de proteína bruta en la dieta, vaca de carne madura), así como los cambios en la abundancia de forraje y la composición de nutrientes a lo largo de las temporadas de crecimiento. La asincronía entre las necesidades de nutrientes y la disponibilidad de nutrientes a menudo se puede corregir ajustando las fechas de parto y destete o aumentando la diversificación del forraje mediante la adición de forrajes de estación fría o de estación cálida que complementen la base de forraje existente, a través de mejores prácticas de manejo del pastoreo, como el pastoreo rotativo, o mediante suplementación.

Los programas de suplementación deben basarse principalmente en la necesidad de nutrientes y el valor del suplemento (coste de los nutrientes). Aunque se consideran con mayor frecuencia para la suplementación energética y proteica, estos mismos conceptos se aplican a la suplementación mineral. En situaciones de alimentación con heno, los resultados de un análisis de nutrientes del forraje deben usarse para diseñar un programa de suplementación complementaria que llene el vacío de nutrientes de la manera más económica posible. También se puede utilizar el perfil nutricional del forraje para desarrollar un programa estratégico de suplementación que complemente las necesidades de los forrajes de pastoreo.

Algunos alimentos suplementarios o prácticas de suplementación pueden simplemente desplazar el forraje en la dieta del animal; otros pueden afectar a la digestibilidad, aumentando o disminuyendo desproporcionadamente la digestibilidad del forraje y, como resultado, influyendo en la ingesta de forraje en un grado similar. Algunos alimentos suplementarios, como los ricos en grasa o almidón, suelen disminuir (pero no siempre) la digestibilidad y la ingestión del forraje; otros, como los ricos en proteínas, a menudo (pero no siempre) aumentan la digestibilidad y la ingestión del forraje. Por estas y muchas otras razones, se recomienda consultar con un nutrólogo de ganado vacuno de carne para desarrollar un programa de suplementación óptimo.

Una idea errónea común entre los productores es que la sobrealimentación de las vacas gestantes durante el final de la gestación aumentará tanto el peso del ternero al nacer que se incrementará la incidencia de distocia o dificultad para parir. El peso al nacer es bastante resistente a este tipo de exceso nutricional y permanece relativamente sin cambios, al menos en un grado significativo. Además, no es posible alimentar a una vaca lo suficiente como para aumentar el peso al nacer del ternero más allá del potencial genético del ternero para su peso en el momento del nacimiento. La alimentación insuficiente de la vaca gestante, sin embargo, la predispone al fallo durante la próxima temporada reproductiva, porque es muy probable que entre con una desventaja nutricional. No obstante, se debe tener cuidado para evitar sobreacondicionar a las vacas gestantes hasta el punto de la obesidad, ya que las vacas que paren con una PCC de 8 o 9 pueden experimentar una mayor incidencia de distocia como resultado de la acumulación de grasa interna, en lugar de una diferencia en el tamaño del ternero.

No satisfacer las necesidades de nutrientes de la madre durante la mitad o al final de la gestación también puede tener algunas implicaciones importantes para la salud del ternero y el rendimiento del crecimiento. El estado energético es el factor principal que afecta a la capacidad de un ternero recién nacido para regular su temperatura corporal y mantenerse caliente durante el tiempo frío. El ternero recién nacido metaboliza la mayor parte de la grasa que fue depositada durante el desarrollo fetal como fuente de calor durante las primeras 24-48 horas de vida. El hecho de no satisfacer las necesidades de energía de la madre durante la mitad y al final de la gestación restringe la cantidad de tejido adiposo marrón disponible para que el ternero lo metabolice poco después del nacimiento. Hay una alta prevalencia de terneros que se enfrían a menudo causada por una nutrición insuficiente de la madre gestante.

El calostro también se ve afectado por la nutrición de la madre gestante. Las vacas con restricción nutricional no solo producen calostro de menor calidad, sino que producen menos. Un consumo insuficiente de calostro poco después del nacimiento puede afectar al ternero durante el resto de su vida, porque los anticuerpos obtenidos del calostro son necesarios para poblar su sistema inmunitario sin experiencia. Una nutrición gestacional insuficiente de la madre puede contribuir al fallo de la transferencia pasiva de anticuerpos en los terneros.

Toros maduros

Las necesidades nutricionales de los toros son considerablemente más altas durante la época reproductiva que durante el resto de la temporada. Los toros son mucho más activos durante la época de reproducción, por lo que sus necesidades de energía y proteína son relativamente altas en ese momento. Al igual que las necesidades de lactación de una vaca, las cantidades de nutrientes necesarias para satisfacer las demandas de un toro semental son considerables. Los programas de manejo nutricional que son capaces de satisfacer las necesidades de nutrientes de las vacas en lactación y permitirles reanudar la ciclicidad del celo en un periodo de tiempo relativamente corto también son capaces de satisfacer las necesidades de un toro, asumiendo que no estaba malnutrido o mal acondicionado antes de la participación.

Los toros suelen perder condición corporal durante la temporada reproductiva, por lo que deben poseer suficiente condición física para mantener la fertilidad sin estar sobreacondicionados hasta el punto de que la fertilidad se vea afectada negativamente. Como regla general, los toros deben estar al menos en las mismas condiciones que las vacas, y preferiblemente con una PCC que sea 0,5-1 mayor que la de las vacas.

Cuando se coloca al toro en un entorno de manejo que no satisface sus necesidades, su fertilidad se verá afectada si no posee suficientes reservas de nutrientes para llenar el vacío. Después de la temporada reproductiva, los toros se deben manejar para reponer gradualmente la condición perdida sin sobreacondicionamiento. Obsérvese también que la nutrición mineral y vitamínica es tan importante para el toro como para el resto del lote reproductor, por lo que los programas de suplementación con minerales y vitaminas no deben pasarse por alto.

Terneros neonatos y lactantes

Los terneros neonatos tienen necesidades muy elevadas de proteínas y energía, que se cubren con la leche. A medida que los terneros crecen, comienzan a consumir alimentos sólidos o a pastar forraje, y así su principal fuente de nutrientes comienza a pasar de la leche a otros alimentos. Este cambio en la composición de la dieta es muy importante para el desarrollo del ternero porque desempeña un papel importante en el desarrollo de la función ruminal. Una vez que se ha alcanzado la función ruminal completa, el rumen comienza a actuar como una cuba de fermentación, que desempeñará un papel crucial en el proceso digestivo durante el resto de la vida del ternero.

En ciertas situaciones se puede ofrecer alimento suplementario a los terneros que todavía están mamando para aumentar la tasa de crecimiento y ayudar al desarrollo ruminal. La suplementación con pienso en los lotes de lactantes se suele emplear con este propósito. Este aparato impide que las vacas y otros animales de mayor tamaño que los terneros consuman su contenido.

Es importante evaluar la economía de la suplementación con pienso en los lotes de lactantes porque el retorno de la inversión puede no ser siempre positivo. El concepto de suplementación con pienso en los lotes de lactantes, sin embargo, también puede aplicarse a los pastos sin suplementación de alimentos adicionales, donde los terneros pueden pastar forrajes de mayor calidad a los que las vacas no pueden acceder. Este tipo de manejo se suele denominar "suplementación con pasto en los lotes de lactantes".

Terneros destetados

Los terneros se suelen destetar (es decir, se elimina la leche de la dieta como resultado de la separación de la madre) a los ~6-8 meses de edad. Alternativamente, en el destete precoz, el ternero se retira antes de esta edad. El destete precoz puede utilizarse para disminuir temporalmente las necesidades de nutrientes de la madre. Este abordaje suele exigir un cambio en el manejo de la alimentación porque los terneros destetados de forma precoz tienen mayores demandas de nutrientes que los terneros destetados convencionalmente y, por tanto, se deben alimentar en consecuencia.

Independientemente de la edad en el momento del destete, una mejor práctica de manejo es preacondicionar a los terneros destetados durante 6 semanas o más antes de venderlos. Durante este tiempo, los terneros deben aclimatarse a los comederos y sistemas de bebederos para asegurarse de que sepan cómo comer y beber antes de pasar a la siguiente fase de producción. Dado que la leche se ha eliminado de la dieta, los terneros deben tener acceso libre a forrajes cosechados de alta calidad, como heno de hierba de tallo largo, o la posibilidad de pastar en pastos que contengan forrajes de alta calidad.

Durante el preacondicionamiento de los terneros destetados se pueden introducir pequeñas cantidades de alimentos concentrados o suplementos. Una vez que los terneros consumen voluntariamente una pequeña cantidad del concentrado o suplemento, la cantidad ofrecida puede aumentarse gradualmente hasta alcanzar la cantidad deseada. Hay que tener cuidado de no sobrealimentar a los terneros durante este periodo.

Nunca se insistirá lo suficiente en la importancia del agua limpia. Los bebederos o los sistemas de bebederos deben limpiarse tan a menudo como sea necesario para asegurarse de que el ganado siempre tenga acceso a agua limpia y fresca.

Alimentación y manejo nutricional del ganado vacuno de carne en crecimiento

Novillas de reposición y toros en desarrollo

Una vez destetadas, las novillas de reposición deben desarrollarse gradualmente hasta alcanzar ~65 % de su peso corporal maduro estimado en el momento de la cubrición. Entre todos los individuos dentro de un grupo dado de novillas de reposición, este porcentaje puede variar del 55 % al 75 % del peso adulto estimado.

Para lograr este objetivo, por lo general las novillas deben recibir los nutrientes necesarios para ganar ~0,45-0,91 kg de peso corporal por día entre el destete y la cubrición. El objetivo puede alcanzarse únicamente con forrajes durante ciertas épocas del año cuando las novillas están creciendo activamente. Cuando los forrajes están inactivos, sin embargo, o cuando el ganado se está alimentando de forma limitada con los recursos cosechados o está pastando con los restos de los cultivos, se necesita algo de suplementación proteica y energética.

Las novillas de reposición deben manejarse separadamente del lote de vacas adultas para asegurarse de que las tasas de crecimiento necesarias pueden lograrse sin sobrealimentar o subalimentar al resto del ganado de la explotación. Alcanzar la tasa de crecimiento deseada ayudará a garantizar que la mayoría de las novillas alcancen la madurez sexual, o la pubertad, y estén ciclando antes de que comience la época de cría.

En comparación con otras etapas, los toros jóvenes en desarrollo necesitan mayores cantidades de energía y proteína para mantener el crecimiento necesario para alcanzar la madurez sexual. Una deficiencia de energía o proteínas retrasa la pubertad y posteriormente afecta a la fertilidad. Por tanto, la nutrición previa al destete de los toros en desarrollo es de suma importancia.

Después de la época de cría, las novillas deben crecer a la velocidad necesaria para alcanzar al menos el 85-90 % de su peso corporal maduro estimado antes de parir por primera vez. Esta tasa de crecimiento ayuda a garantizar que el ternero en desarrollo no se vea privado de energía y que la novilla no acumule un exceso de grasa corporal antes del parto.

Es importante evitar el sobreacondicionamiento de las novillas de reposición y de los toros reproductores; sin embargo, también es importante reconocer que el ganado con sobreacondicionamiento suele ser más productivo que el ganado mal acondicionado. Las novillas de reposición deben manejarse para que entren en la época de cría con una PCC ~0,5-1 mayor que la de las vacas adultas. Por ejemplo, si las vacas están entrando en la época de cría con una PCC promedio de 5, las novillas de reposición deben desarrollarse para entrar en su primera época de cría con una PCC de 5,5 o 6.

Los toros también deben desarrollarse para entrar en su primera época de cría con una condición corporal mayor que la de las vacas maduras. Sin embargo, los toros que se someten a programas intensivos de desarrollo de toros o aquellos que están sobreacondicionados (PCC ≥7) deben adaptarse gradualmente a las condiciones del pasto en el que experimentarán su primera época de cría, o "endurecidos", antes de la participación.

La importancia de la nutrición mineral para el desarrollo de novillas de reposición y toros reproductores no debe pasarse por alto. Las deficiencias minerales pueden tener efectos negativos sustanciales sobre la fertilidad. Si se alimenta a un animal con una ración totalmente mezclada, hay que asegurarse de que la ración se ha formulado para satisfacer las necesidades de minerales y vitaminas liposolubles del animal. Si pasta, consume heno o se alimenta de otros forrajes cosechados, el ganado debe tener acceso libre a un suplemento mineral completo que complemente la base de forraje de la ración o recibir otro suplemento que contenga la cantidad necesaria para satisfacer las necesidades del animal.

Ganado en crecimiento

Uno de los objetivos principales de los programas de crecimiento y de cebo a base de forrajes es lograr una ganancia de peso económica en los terneros antes de que entren en la fase de acabado. Aunque la ganancia diaria promedio varía entre los diferentes programas, los objetivos típicos son de 0,68-1,13 kg por cabeza por día.

Este objetivo de aumento de peso suele lograrse en el ganado en crecimiento mediante el pastoreo de forrajes anuales o perennes de alta calidad, y suplementando proteínas y energía según sea necesario para lograr los niveles de rendimiento deseados. En estas situaciones, la suplementación con alimentos que son relativamente altos en energía suele ser más rentable que la suplementación con una cantidad similar de alimentos que contienen menos energía y más proteína. Los terneros que pastan en pastos inactivos o forrajes a menudo se benefician sustancialmente de los suplementos que proporcionan cantidades apreciables de energía y proteína. La suplementación con minerales para llenar el vacío que dejan las deficiencias de forraje estimula el crecimiento y la eficiencia alimentaria, mejora la función inmunitaria y disminuye el riesgo de afecciones relacionadas con los minerales, como la "tetania de los pastos".

Los programas de fondo se suelen esforzar por lograr objetivos similares. La diferencia es que el ganado se maneja en un lote seco y la mayoría de sus nutrientes se proporcionan a través de una ración totalmente mezclada, alimentos concentrados o forrajes cosechados.

Alimentación y manejo nutricional del ganado vacuno de carne en acabado

Los programas de cebo convencionales se basan principalmente en los granos de cereales, como el maíz, para proporcionar raciones que son mucho más densas en energía que las raciones suministradas en cualquier otra fase de producción. Los forrajes a menudo se reducen al mínimo en estas raciones, proporcionadas solo en las cantidades necesarias para garantizar la función ruminal y la salud digestiva en general. De manera similar, muchos programas de acabado se basan en gran medida en subproductos de otras industrias como alimentos principales, como los granos de destilería o los alimentos con gluten de maíz. La mayoría de estas explotaciones se localizan en las regiones de Corn Belt y Great Plains de EE. UU. debido al abundante acceso a los granos de cereales y sus subproductos, así como a las condiciones ambientales propicias para la alimentación del ganado.

Al llegar al cebadero, el ganado comienza con lo que se suele conocer como una "ración de recepción", que suele contener una cantidad relativamente alta de fibra (~35 % de la materia seca de la dieta). Las fuentes de fibra más comunes incluyen henos, ensilados o restos de cosechas, como tallos de maíz o desmotados de algodón. A continuación, el ganado se adapta gradualmente y pasa a una ración final de acabado más densa en energía y basada en grano. Esta adaptación se suele lograr durante un periodo de 3 semanas o más, por lo general mediante un sistema de mezcla de dos raciones o de forma gradual.

Las raciones a menudo se reformulan de forma regular para tener en cuenta los cambios en la materia seca de los ingredientes o para permitir la inclusión o exclusión de ingredientes en función del precio, con el objetivo común de minimizar el coste del aumento de peso. Es de suma importancia que cualquier cambio en la cantidad o composición del alimento se realice gradualmente y que el ganado se alimente en un horario constante. El ganado se suele alimentar al menos una vez al día, pero a menudo 2-3 veces al día para aumentar la eficiencia alimentaria.

Los principales alimentos utilizados para el acabado del ganado varían según la región y suelen depender de otros cultivos importantes producidos en la zona. Sin embargo, sobre la base de materia seca, una ración típica de acabado de cebadero puede consistir en ~65 % de grano de maíz; ~20 % de un subproducto de la molienda del maíz, como los granos de destilería húmedos; ~10 % de fibra; y ~5 % de "microingredientes", como minerales, vitaminas, grasas, fármacos u otros aditivos.

Las raciones de acabado convencionales a menudo contienen urea como fuente de nitrógeno disponible en el rumen para satisfacer una porción de las necesidades de proteína degradable en el rumen (PDR) de las bacterias ruminales, y a menudo consisten en ~1,5-3,5 % de grasa añadida. Las raciones de acabado convencionales también suelen contener un ionóforo (p. ej., monensina, lasalocid o propionato de laidlomicina) y tilosina. El ganado vacuno también suele alimentarse con un beta agonista como la ractopamina durante el último mes de alimentación. Además, a las novillas se les puede suministrar un progestágeno. Consúltese Promotores del crecimiento y modificadores metabólicos para una breve descripción de estos promotores del crecimiento y los importantes papeles que desempeñan en el acabado del ganado vacuno.

Aunque las estrategias de mezcla y suministro de piensos varían, la mayoría del ganado acabado en EE. UU. se alimenta con una ración totalmente mezclada que consiste en cantidades específicas de diferentes ingredientes mezclados homogéneamente antes de ser suministrados al ganado. El objetivo principal de esta mezcla es garantizar que cada bocado de alimento contenga la ración completa del animal, minimizar la separación y asegurarse de que los animales que comen de una porción diferente del comedero o en un momento diferente del día consuman la misma ración. Debido a las diferencias inherentes en el tamaño de las partículas y la consistencia, los distintos ingredientes deben secuenciarse y mezclarse durante momentos específicos para garantizar que la mezcla sea homogénea. Para evaluar objetivamente la homogeneidad de la ración se puede utilizar una prueba de eficacia del mezclador o una prueba de consistencia de la ración totalmente mezclada.

Los granos se suelen convertir en copos al vapor o se laminan en seco para aumentar la digestibilidad y optimizar la disponibilidad de almidón. La formación de copos al vapor produce cambios físicos y químicos en la estructura del almidón que aumentan su disponibilidad para el animal; también incrementa la superficie del grano para favorecer la interacción con los microorganismos del rumen y las sustancias químicas digestivas. Como resultado, la formación de copos al vapor aumenta la cantidad de energía que puede liberarse del grano. La densidad de los copos, o el peso de la fanega, es la métrica principal utilizada para cuantificar el grado de procesado del maíz en copos al vapor, y es uno de los factores que los nutrólogos consultores controlan de cerca.

El laminado en seco, o desmenuzado, aumenta la digestibilidad del grano principalmente al incrementar su área superficial, y logra un equilibrio óptimo en la disponibilidad de almidón entre la alimentación con grano entero y molido cuando no es factible la cocción al vapor o el maíz con alta humedad no está disponible.

Aunque la mayoría de los cebaderos de EE. UU. suelen depender del maíz como grano primario para terminar el ganado, las condiciones económicas pueden justificar la sustitución del maíz por trigo, sorgo o cebada. El trigo no se debe moler finamente, porque la velocidad rápida y el grado de digestión del almidón aumentan sustancialmente el riesgo de acidosis ruminal.

Según el peso en el momento de la recepción, la genética y el peso final deseado, el ganado puede alimentarse durante un periodo de 90 a >365 días; la mayoría del ganado vacuno pasa de 160 a 230 días con la ración. Existe una variación similar en la ingestión de materia seca y en la ganancia media diaria; sin embargo, el ganado vacuno suele consumir ~2,0-2,3 % de su peso corporal en materia seca cuando está alimentado completamente, y gana ~1,36-1,81 kg por cabeza por día.

La acidosis ruminal y el timpanismo son los dos trastornos digestivos relacionados con la nutrición más comunes que afectan al ganado en acabado. Los patrones cíclicos de ingestión de materia seca a menudo son resultado de episodios de acidosis ruminal debidos a sobrealimentación o prácticas inconsistentes de dosificación y distribución de alimentos. Se debe investigar una incidencia de timpanismo en >0,5-1 % del ganado vacuno para determinar si se justifica un cambio en las prácticas de manejo de la alimentación. Para más detalles sobre estos trastornos, consúltense Acidosis ruminal y Timpanismo.

Obsérvese que casi todo el ganado vacuno que muere por causas no relacionadas con el timpanismo se hinchará después de la muerte. Por tanto, se debe tener precaución cuando se utilizan indicadores post mortem del timpanismo como causa de la muerte, especialmente si la necropsia identifica otras causas potenciales de la muerte y no se ha detectado previamente que el animal esté timpanizado. Como en el caso del timpanismo, el pH ruminal comienza a disminuir inmediatamente después de la muerte del animal. Por consiguiente, no debe utilizarse la medida post mortem del pH ruminal como un hallazgo clínico importante para identificar o corroborar la causa de la muerte.

Los programas de acabado basados en pasto y forraje se basan principalmente en forrajes u otros materiales fibrosos como fuente principal o única de nutrientes. Por tanto, suelen tener un contenido energético menor que los granos de cereales o sus subproductos. Por esta razón, se necesita más tiempo para el acabado del animal.

Los programas de acabado basados en pastos deben centrarse en prácticas agronómicas y de manejo del pastoreo que extiendan la temporada normal de pastoreo y promuevan la abundancia de forrajes de alta energía. Por lo general, el ganado que hace el acabado en programas de alimentación con pasto sale a pastar en prados frescos y forrajes durante toda la temporada de crecimiento, y se puede alimentar con heno u otros forrajes cosechados durante las estaciones, como el invierno, cuando los recursos de pastoreo son limitados. Además, según las estrategias de comercialización, algunos animales alimentados con pasto se suplementan según sea necesario con otros alimentos para lograr los objetivos de producción. Estos alimentos suplementarios suelen ser subproductos fibrosos que combinan bien con los forrajes fibrosos; sin embargo, también pueden incluir granos.

Los programas de manejo nutricional basados en pastos o forrajes para el ganado vacuno suelen ser menos eficientes que los programas basados en alimentos más densos en energía, como los granos de cereales y sus subproductos. Debido a esta menor eficiencia, las emisiones totales de gases de efecto invernadero, expresadas por unidad de producción de carne, son mayores en el ganado alimentado con raciones a base de forraje que en el ganado alimentado con raciones convencionales a base de grano.