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Manejo de brotes de enfermedades en animales

Última revisión/modificación feb 2021

    El consumo de alimento y agua y la producción deben monitorearse cuidadosamente en todo momento, así como los sonidos y comportamientos típicos de los animales individuales. Cualquier desviación de lo normal indica la posibilidad de una enfermedad infecciosa, y deben tomarse medidas inmediatas para evitar la propagación involuntaria de la infección. Los pasos iniciales incluyen el establecimiento de una cuarentena del corral, el edificio, el área de la unidad de la granja o la granja entera, dependiendo de su diseño y programación; la designación de cuidadores separados para los animales afectados; y la comprobación y el examen de los animales enfermos en último lugar.

    Los propietarios deben buscar ayuda profesional para el diagnóstico, en lugar de intentar ocultar una enfermedad por la posible recriminación pública. Los veterinarios y los cuidadores pueden y deben ayudar a disipar esta aprensión manteniendo altos estándares éticos y absteniéndose de discutir los problemas de un productor con otros. Sin embargo, llega un momento en que se ha de informar de un problema a todos los productores. Los trabajadores del servicio que visiten a los animales afectados deben llevar calzado y ropa de protección cuando entren en la instalación, y no se debe visitar ninguna otra granja sin una descontaminación adecuada.

    Es importante llegar a un diagnóstico lo antes posible. La naturaleza de la enfermedad determinará el curso de acción. Aunque no siempre es posible tratar una enfermedad o detener sus efectos nocivos, la identificación de las enfermedades primarias y contribuyentes es importante para planificar eficazmente el futuro. Los veterinarios deben ser conscientes de la situación económica del propietario y prestarle asesoramiento y ayuda tan pronto como dispongan de información o puedan emitir un juicio.

    Además de causar graves pérdidas económicas y emocionales, algunas enfermedades son peligrosas para las personas. Cuando se sospecha o se diagnostica la existencia de enfermedades zoonóticas, deben tomarse precauciones adicionales para evitar la infección del personal. Las enfermedades de declaración obligatoria requieren que se alerte a las autoridades gubernamentales competentes y que se haga un seguimiento y una evaluación cuidadosa de todo el personal en contacto con ellas. En algunas regiones, ciertas enfermedades deben notificarse inmediatamente a las autoridades estatales de control de enfermedades animales para que puedan investigarse y tomarse las medidas adecuadas para proteger a la industria afectada.

    Hay que hacer todo lo posible para garantizar una atención de enfermería adecuada, que desempeña un papel fundamental en la mejora del resultado de un brote de la enfermedad. La medicación terapéutica debe utilizarse solo después de que el problema se haya diagnosticado y recomendado/prescrito por el veterinario. La terapia no es un método sostenible de control de enfermedades y no debe considerarse una parte permanente de cualquier programa de bioseguridad. La respuesta de los rebaños a la medicación solo proporciona el tiempo necesario para investigar, diseñar y aplicar otras medidas de control para evitar la necesidad adicional de medicación terapéutica. No debe administrarse ningún fármaco hasta que se haga un diagnóstico y se consulte a un veterinario.

    Los animales enfermos no deben trasladarse o manipularse hasta que se hayan recuperado o hayan dejado de excretar el agente causante de la enfermedad, a menos que el traslado sea a un entorno más favorable como parte de la terapia. Es importante tener en cuenta que pueden quedar algunos portadores sanos entre los animales aparentemente recuperados.