La detección, el tratamiento y la vigilancia de enfermedades son componentes de vital importancia en los programas sanitarios de la explotación. Estas prácticas requieren una observación regular de la explotación, pruebas de vigilancia de la explotación completa para detectar ciertas enfermedades y necropsias oportunas de los animales que han muerto o han sido sacrificados.
Una clave para el tratamiento de la enfermedad es un diagnóstico rápido y preciso, seguido de un tratamiento eficaz. Esto requiere un buen sistema de vigilancia, es decir, la capacidad de identificar, examinar y tratar a los animales enfermos. La identificación rápida de los animales enfermos es fundamental para el éxito del tratamiento y, por tanto, es esencial que el personal esté formado y sea competente para distinguir entre el ganado enfermo y el sano.
Las características del ganado vacuno enfermo incluyen:
Falta de apetito.
Apatía.
Cojera o marcha anormal.
Movimiento rígido.
Tos.
Secreción nasal y ocular.
Aumento de la frecuencia respiratoria.
Hocico costroso.
Ojos hundidos.
Orejas caídas.
Pelo áspero.
Heces sueltas o muy duras.
Llenado abdominal anormal.
Esfuerzo.
Pasar una cantidad anormal de tiempo en el bebedero o separado de los compañeros de lote.
El ganado con estos u otros signos clínicos de enfermedad, o que simplemente parece "apagado", se examina más de cerca y, si es necesario, se trata.
El plan de manejo de la sanidad de la explotación debe incluir los pasos que se han de seguir después de que un animal sea tratado y también planes específicos para la revaluación y reubicación. Los animales identificados como enfermos crónicos con poca o ninguna posibilidad de recuperación deben comercializarse como valor residual (solo si no hay residuos infractores) o deben ser sacrificados para minimizar el dolor y la incomodidad.
Los corrales, pastos o grupos de animales de los cuales se identifican animales enfermos individuales deben ser observados de cerca para identificar rápidamente a otros animales enfermos, así como para evitar una epidemia o brote de enfermedad. A pesar de su importancia, la vigilancia grupal sigue siendo complicada y, a menudo, es difícil distinguir los animales enfermos de los recién recibidos, especialmente en el caso de terneros recién destetados. Además de la observación visual, las explotaciones también deben considerar tecnologías como los sistemas de monitorización o evaluación que usan medidas objetivas para identificar a los animales enfermos.
El veterinario de la explotación debe especificar los procedimientos para el tratamiento del ganado enfermo y lesionado proporcionando uno o más protocolos estándar que describan los tratamientos para enfermedades, lesiones o afecciones individuales. La información relevante incluye (pero no se limita a) dosis de medicamentos, intervalos de tratamiento, vías de administración y periodos de retirada.
Asimismo, se han de desarrollar protocolos para la prevención y el control de la enfermedad. Todo el personal debe seguir estrictamente los protocolos para poder evaluar con precisión el éxito o el fracaso del tratamiento y minimizar el riesgo de peligros para la seguridad de los alimentos humanos.
La efectividad del protocolo de tratamiento debería evaluarse regularmente para determinar las tasas de respuesta para los diversos tipos de tratamiento. La falta de desarrollo e implementación de protocolos de tratamiento apropiados a menudo conduce al uso indiscriminado de muchos medicamentos diferentes, lo que después genera costes de tratamiento excesivos, disminución del éxito del tratamiento y mayor riesgo de desarrollo de resistencia a fármacos.
Los registros son esenciales para monitorizar la incidencia de enfermedad, la respuesta al tratamiento y el impacto de la enfermedad en el rendimiento. Para que se utilicen de la manera más eficaz posible, los registros deben analizarse de forma regular y deben diseñarse plantillas de mantenimiento de registros para facilitar la recopilación, el análisis y la interpretación de los datos.
Si no se ha identificado previamente, cada animal que sea evaluado o tratado por enfermedad deberá ser identificado y se registrará la información relevante. La información relevante puede incluir:
Corral o prado.
Número de lote.
Medidas del animal, como la temperatura corporal o el peso.
Sospecha de enfermedad.
Tratamiento administrado.
Ubicación del animal antes y después del tratamiento.
Periodo de retirada necesario.
Fecha de envío segura.
La gravedad de la enfermedad también debería analizarse y registrarse para evaluar adecuadamente la respuesta al tratamiento. Esta información puede usarse para generar un informe para cada animal que fue tratado y decidir si un animal debe ser sacrificado o para determinar la eficacia del tratamiento.
Para las explotaciones en las que la morbilidad y la mortalidad se producen de forma regular, la revisión de los registros diarios de morbilidad y mortalidad puede proporcionar información. Cuando se agregan a lo largo del tiempo, estos registros pueden ser particularmente útiles para evaluar y revisar protocolos y prácticas de manejo, así como para capacitar al personal. Como mínimo, la causa de muerte, determinada por la necropsia, debe resumirse y evaluarse con frecuencia. Es probable que los exámenes de necropsia los realice mejor el veterinario de la explotación en las operaciones en las que la mortalidad es escasa. Para las explotaciones que regularmente experimentan mortalidad, la formación continua del personal en el sitio para realizar necropsias puede ser increíblemente valiosa. Además, los avances tecnológicos de las cámaras de los teléfonos móviles han simplificado el proceso de necropsias remotas.