La nutrición es uno de los factores más importantes del manejo para alcanzar los objetivos de producción de terneros y conseguir una temporada de partos corta cada año en las explotaciones de carne. El nutriente limitante relacionado con la reproducción en el ganado vacuno de carne y leche suele ser la energía. Aunque el ganado vacuno lechero suele recibir raciones que proporcionan una densidad energética adecuada durante la lactación, los impulsores genéticos de la producción de leche conducen inevitablemente a un periodo de balance energético negativo después del parto, y la ingesta de materia seca puede ser extremadamente limitante durante el periodo de transición (descrito históricamente como 2 semanas antes y 2 semanas después del parto).
El estado energético y la condición corporal antes del parto afectan principalmente al momento en el que una vaca de carne vuelve al celo. La concepción posterior depende de muchos factores, incluido el estado energético previo, así como la nutrición actual, las enfermedades infecciosas y la calidad del semen. Los requerimientos nutricionales varían durante el ciclo reproductivo.
Hay cuatro periodos de necesidades nutricionales de las vacas de carne, y por lo general tres periodos de este tipo para las vacas lecheras:
El periodo 1 es el intervalo desde el parto hasta la cubrición; dura ~70-90 días y es el periodo de demanda nutritiva más elevada. La vaca de leche está en máxima producción lechera y está recuperándose del estrés del parto. Durante este periodo, se espera que esté preparada para cubrirse.
El periodo 2 es el intervalo desde la cubrición al destete del ternero; dura ~120-150 días en vacas de carne. Los periodos 2 y 3 se superponen en las vacas lecheras y no se pueden separar tan fácilmente como en las de carne. La vaca de carne debe ganar peso durante la lactación. Aunque algunas vacas lecheras mantienen el peso corporal, la mayoría de las altas productoras de leche siguen perdiendo peso durante este periodo.
El periodo 3 va desde el destete hasta 50 días antes del parto; dura unos ~110 días y es el periodo de menores exigencias nutricionales. Las vacas de carne solo necesitan mantener su condición corporal y continuar el desarrollo fetal. Es necesario un manejo adecuado de la vaca lechera para que gane o pierda peso corporal durante los últimos meses de lactación y logre una condición corporal correcta para iniciar el periodo seco.
El periodo 4 es una etapa crucial que comprende los 50 días antes del parto; el 75 % del crecimiento fetal se produce durante este tiempo. La vacas no se ordeñan durante el "periodo seco". La condición corporal de la vaca al momento del parto es fundamental para que se vuelva a cubrir; el inicio del celo tras el parto se retrasa en las vacas que pierden peso o que están delgadas y no ganan peso al final de la gestación.
Las vacas lecheras se suelen alimentar para lograr una producción óptima de leche durante su periodo típico de lactación de 305 días. Por lo general se asume que perderán peso durante el pico de lactación (los primeros meses) y recuperarán la pérdida durante el resto de la lactación.
Las vacas lecheras no deben sobrealimentarse durante el periodo seco debido a su predisposición genética a sacrificar la condición corporal para maximizar la producción de leche, principalmente a través de la resistencia a la insulina. Esta tendencia aumenta la probabilidad de enfermedades metabólicas, por ejemplo, la cetosis tipo II y la enfermedad del hígado graso, ya que la resistencia a la insulina conduce a una excesiva movilización de grasa desde el almacenamiento del tejido adiposo y sobrepasa la capacidad de los mecanismos de transporte de lipoproteínas en el hígado bovino para transportar y metabolizar lípidos.
Además, se debe alimentar a las vacas lecheras para minimizar la incidencia de trastornos relacionados con el parto (p. ej., distocia, hipocalcemia y retención de membranas fetales), incluyendo el control del equilibrio catiónico-aniónico, para evitar efectos negativos sobre la fertilidad y salud posparto.
En relación con el tamaño del ternero a su lado, la cantidad de alimento necesaria para la vaca antes del destete es bastante constante. Sin embargo, las vacas más grandes necesitan más alimento para el mantenimiento que las vacas más pequeñas y, en general, las vacas que producen más leche necesitan más alimento con una mayor concentración de proteína. El aumento de la producción de leche se produce a expensas de la reproducción, cuando el alimento no es adecuado para cumplir con todas las necesidades.
Las necesidades de proteínas de los terneros jóvenes en crecimiento y de las vacas de alta producción lechera puede ser un factor limitante para el mantenimiento de la condición corporal de la vaca antes del destete. Las vacas maduras y secas, por otro lado, a menudo están sobrealimentadas con proteínas. El impacto ambiental de la alimentación con exceso de proteína bruta tanto en las raciones de ganado lechero como de carne está impulsando una revisión de las cantidades óptimas de inclusión porque las emisiones de amoníaco y óxido nitroso están asociadas con el potencial de calentamiento global. Está creciendo el interés en raciones bajas en proteína bruta con perfiles específicos de aminoácidos, con el fin de optimizar la producción sostenible.
Se debe alimentar adecuadamente a las novillas desde el destete hasta la cubrición si van a parir a los 2 años de edad. Este objetivo es crucial para la economía de la explotación porque, antes de este punto, la ausencia de terneros de carne o leche para la venta representa una inversión considerable y un riesgo sin retorno. Este objetivo también es fundamental en el manejo de la producción sostenible de carne o leche porque el impacto ambiental se suele medir por unidad de producción. Un bajo rendimiento reproductivo en la producción de carne o leche se asocia inevitablemente con un mayor número de novillas de reposición improductivas, lo que afecta negativamente al medio ambiente sin el beneficio de la producción de alimentos.
Para proporcionar las necesidades de nutrientes esenciales durante las diversas etapas del ciclo reproductivo, se debe analizar y confirmar el contenido de nutrientes de los principales forrajes y cereales de cosecha propia. La variación en las cantidades de oligoelementos es habitual entre y dentro de áreas geográficas diferentes. Se utilizan diferentes sistemas a nivel mundial para determinar el contenido energético de los alimentos, incluyendo los modelos de proteína metabolizable y de conversión de alimento a leche, así como el sistema total de nutrientes digestibles y el California net energy system. Todos son de uso frecuente; la elección debe adaptarse a la explotación individual.
Incluso dentro de las categorías de necesidades nutricionales, el ganado vacuno se beneficia de una alimentación y un manejo en subgrupos. Por ejemplo, las novillas ligeras al destete necesitan ganar más que las novillas más pesadas para alcanzar la pubertad en la época de cría. Las novillas primerizas necesitan una atención especial, centrada en las pérdidas potenciales de energía debidas a la competencia social, si se espera que se reproduzcan y conciban en el momento adecuado. Estas novillas todavía están creciendo durante la lactación y puede que su rumen no tenga la capacidad necesaria para obtener suficiente energía después del parto solamente a partir de forraje. Un tercer subgrupo pueden ser las vacas delgadas, más mayores y pequeñas, que pueden no competir favorablemente con vacas más pesadas dentro de la misma explotación; a menudo se benefician de alimentarse por separado.
El seguimiento de las tasas de crecimiento es importante para lograr objetivos de cría con éxito. Puede ser necesaria una alimentación suplementaria con alimentos ricos en energía y con proteínas equilibradas para las novillas primerizas para un potencial reproductivo óptimo, con una cuidadosa consideración de la salud del rumen con respecto a la acidosis y la ingesta de materia seca. Puede destetarse a los terneros de las novillas primíparas 30-40 días antes que a los de las vacas del lote principal para proporcionar a la novilla un periodo más largo para crecer y recuperarse de las demandas asociadas con la lactación; este destete más temprano también puede ayudar a este grupo a parir antes que las vacas mayores.
El ganado lechero en lactación suele alimentarse de acuerdo con la producción de leche. Se pueden alimentar con concentrado individualmente, o dividirse en grupos de acuerdo con su producción de leche y alimentarse con una ración totalmente mezclada, adecuada para su nivel de producción. También se utilizan sistemas de ración única para toda la explotación lechera. Una vez establecido, se debe evitar la alteración de los grupos sociales, ya que afectará negativamente al éxito reproductivo (como la expresión del celo). Sin embargo, las raciones totalmente mezcladas de alta energía inapropiadas al final de la lactación pueden dar lugar a vacas gordas, distocia y síndrome del hígado graso, y en estos casos puede ser necesario reagrupar las raciones para adaptarlas mejor.