Los neonatos de grandes animales nacen con reservas de energía limitadas y se consideran inmunocompetentes, pero inmunológicamente no expuestos (es decir, agammaglobulinémicos). Por lo tanto, asegurar el suministro de calostro de buena calidad por parte de la madre y la ingesta adecuada de calostro por parte del neonato son influencias fundamentales en la supervivencia neonatal. El calostro de buena calidad tiende a ser pegajoso, amarillo y espeso con una densidad específica de >1,060 en las yeguas.
Se deben reconocer los factores que pueden comprometer la calidad del calostro, el volumen y el suministro al neonato. Estos incluyen:
Factores maternos (enfermedad durante la gestación, lactancia prematura, madre primeriza).
Factores del parto (parto anormal, anomalías placentarias).
Factores neonatales (prematuridad, dismadurez, rechazo materno, parto múltiple o cualquier otra afección que limite la movilidad y la fuerza neonatal).
Eliminar manualmente los tapones de cera de los pezones de la madre y comprobar la presencia de calostro puede facilitar los intentos satisfactorios de mamar. El neonato debe examinarse para detectar cualquier problema congénito obvio que pueda inhibir la capacidad para mantenerse en pie o mamar eficazmente, incluidos los signos clínicos de prematuridad, anomalías musculoesqueléticas y paladar hendido (en crías, atresia de coanas).
Los potros sanos comienzan a tomar calostro 1-2 h después del nacimiento, y los anticuerpos maternos son detectables en la sangre a las 6 h. Aunque la transferencia adecuada de la inmunidad pasiva se suele evaluar a las 18-48 horas de vida, a los neonatos con alto riesgo de FTIP o sepsis se les puede evaluar a las 6-12 horas después del nacimiento. Los neonatos débiles o enfermos que no se pongan de pie o no se alimenten con éxito en 2-4 h deben suplementarse con calostro cuanto antes (por lo general administrado por sonda o biberón).
Un potro de 50 kg requiere un mínimo de 1,5-2 L (lo ideal es el 5-12 % del peso corporal) de calostro de buena calidad (~70-75 g de IgG), administrado en múltiples tomas en las primeras 12-18 h tras el nacimiento. Se ha utilizado calostro de otras especies (p. ej., el calostro bovino para potros, crías, cabritos y corderos); sin embargo, no proporcionará necesariamente inmunidad específica al patógeno. Los sustitutos comerciales del calostro tienen limitaciones similares y pueden aumentar el riesgo de reacciones inmunológicas adversas si se necesita una transfusión de plasma posterior. La administración oral de calostro o sustitutos del calostro tiene solo un beneficio mínimo en los neonatos >18-24 h de vida, debido a la capacidad limitada del intestino delgado neonatal para absorber macromoléculas.
El fracaso de la transferencia de la inmunidad pasiva completo en potros se define como una concentración sérica de IgG de <400 mg/dL a las 24 h de edad, estando asociado el fracaso de la transferencia de la inmunidad pasiva parcial con una concentración sérica de IgG de 400-800 mg/dL. Los potros sanos y vigorosos con FTIP completo (<400 mg/dL) y los potros de alto riesgo con FTIP parcial o completo (IgG ≤800 mg/dL) deben recibir plasma equino (IV) que contenga una concentración de IgG de >1200 mg/dL. La concentración media de IgG en 1 L de plasma equino aumentará por lo general la concentración sérica de IgG de un potro de 50 kg en 200-300 mg/dL; por tanto, pueden ser necesarios 2-4 L de plasma para alcanzar una concentración sérica final de IgG >800 mg/dL en un potro con FTIP completo (IgG inicial <200 mg/dL).
El plasma congelado debe descongelarse y calentarse lentamente a temperatura ambiente usando agua tibia y posteriormente administrarse lentamente a través de un catéter en la yugular colocado asépticamente, usando un juego de filtros de sangre/transfusión de plasma IV apropiado. Inicialmente, el plasma se administra a 0,5 mL/kg durante 10-20 minutos (~20-30 mL para un potro que pese ~45 kg) mientras se monitorizan las reacciones a la transfusión. Los signos clínicos de las reacciones a la transfusión pueden incluir fasciculación muscular, aumento de la frecuencia cardiaca o respiratoria, fiebre, dificultad respiratoria, inflamación laríngea, dolor abdominal, membranas mucosas pálidas o colapso. Si no se observan reacciones adversas durante la infusión lenta inicial, el resto de la transfusión puede administrarse a velocidades de hasta 30 mL/kg durante 60-90 minutos (p. ej., 1 L durante 1 hora para un potro de 45 kg).
Aunque la IgG sérica se mide con menor frecuencia en rumiantes, las concentraciones >1600 mg/dL son ideales. La proteína total sérica también puede usarse como una estimación aproximada de la transferencia calostral en rumiantes y debe exceder los 5-5,5 g/dL. Una concentración de IgG >1000 mg/dL se considera adecuada en los camélidos neonatos. La administración de plasma de camélidos (ya sea IV o IP) es un tratamiento aceptable de fracaso de la transferencia de la inmunidad pasiva en llamas y alpacas, aunque la administración intraperitoneal debe limitarse a neonatos vigorosos, para minimizar el riesgo de complicaciones secundarias.