Las tortugas terrestres son herbívoras y, como los lagartos herbívoros, deben consumir vegetales para mantener una correcta fisiología intestinal. La fermentación microbiana de la fibra vegetal puede ser una fuente significativa de nutrientes para estas tortugas. La alimentación de las tortugas en la naturaleza contiene a menudo >15 % de proteína (sobre la base de materia seca) en las plantas consumidas, porque la materia vegetal natural suele ser rica en proteína en la etapa previa a la formación de las semillas, aunque una parte de esa proteína es indigerible. Aunque las tortugas pequeñas que consumen piensos granulados pueden usar la fibra vegetal eficientemente, deben alimentarse más a menudo que los animales más grandes. Las tortugas pequeñas y grandes pueden mantenerse con piensos formulados apropiadamente para tortugas, ya sean extrusionados, granulados o molidos groseramente.
Las tortugas más grandes, como la de Aldabra o la de Galápagos, pueden consumir heno de gramíneas o alfalfa junto con un pienso completo granulado, formulado para tortugas o herbívoros exóticos. El heno debe cortarse, porque la forma de la boca de estas tortugas les hace imposible masticar heno largo. Una mezcla de verduras consistente en brócoli, judías verdes, verduras hojosas (p. ej., lechuga romana o de hoja verde, escarola), col rizada y zanahorias troceadas también puede suministrarse como un suplemento en la alimentación de las tortugas. Estas mezclas contienen una cantidad adecuada de proteínas, calcio y micronutrientes; solo deben añadirse cantidades limitadas de suplementos de vitaminas y minerales. Las frutas cultivadas suelen ser fuentes más pobres de proteína, calcio y micronutrientes, y deben suplementarse con vitaminas y minerales si se ofrecen en cantidades importantes. Algunos herpetólogos ofrecen conchas de ostras y gravilla a las tortugas porque se ha observado algo de actividad de "minado" en animales en libertad. Se debe pesar a los animales jóvenes regularmente y seguir la curva de crecimiento para evitar un crecimiento demasiado lento o demasiado rápido, que puede causar una malformación permanente del caparazón.
Se cree que las deformidades del caparazón de las tortugas son el resultado de un rápido crecimiento asociado con un alimentación rica en proteína. La humedad y la temperatura también pueden influir en la deformación del caparazón.