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Alimentación del caballo enfermo y otros équidos

PorSarah L. Ralston, VMD, PhD, DACVN
Última revisión/modificación ene 2021

La nutrición es una parte importante del manejo y tratamiento de los caballos enfermos. Diversos tipos de estrés (p. ej., cirugía, problemas ortopédicos graves o infecciones) pueden aumentar significativamente las necesidades energéticas debido a un aumento del catabolismo. Además, la anorexia o la disfagia pueden dar lugar al consumo inadecuado. Las consecuencias de no proporcionar una nutrición apropiada son trastornos del sistema inmunitario, retraso de la curación de heridas y fracturas, hipoproteinemia, pérdida de masa muscular y debilidad. Por lo general, la terapia nutricional de apoyo debe considerarse si un caballo adulto ha estado hipofágico durante ≥3 días. Los potros neonatos necesitan una ingesta suplementaria de energía y proteínas en las 24 horas siguientes a la privación.

El orden de prioridades nutricionales para los equinos clínicamente enfermos es agua, energía, electrolitos y proteínas para la mayoría. Todas las vitaminas hidrosolubles se almacenan escasamente en el cuerpo y deben suplementarse durante periodos de estrés prolongado (más de 1 o 2 días).

Hay varios métodos para proporcionar apoyo nutricional al caballo enfermo. El más simple es animar al caballo a comer por sí mismo, si es posible. Se pueden observar preferencias insólitas por los alimentos. Ofrecer una variedad de alimentos apropiados y permitir al caballo escoger es la mejor forma de determinar qué es más apetecible para el animal. Muchos caballos comerán hierba verde y fresca incluso aunque rechacen otros alimentos. El heno de alfalfa es más palatable que el heno de hierba, pero puede estar contraindicado en algunos casos. Las mezclas dulces de cereales y melaza suelen ser los concentrados más apetitosos, pero deben usarse con moderación en la mayoría de los casos. Los purés de salvado suelen ser sabrosos, pero la ingestión de calcio y fósforo debe ser equilibrada. La adición de melaza, puré de manzana, zanahorias y sabores como la menta puede aumentar la aceptación del alimento en caballos anoréxicos.

Si el dolor o la fiebre causan inapetencia, los analgésicos pueden mejorar la ingestión de alimentos. Los antiinflamatorios como la dipirona, el flunixino meglumina, el ácido meclofenámico y la fenilbutazona pueden usarse con precaución, según el proceso patológico. El uso prolongado de fenilbutazona debe evitarse debido a los efectos secundarios de ulceración gástrica y de intestino delgado.

La alimentación por sonda nasogástrica es otra forma de proporcionar nutrición a los caballos que no quieren (o no pueden) comer voluntariamente. Una sonda nasogástrica puede colocarse varias veces al día o puede dejarse en su lugar, asegurada con cinta o suturas como sonda de alimentación permanente. Este es un método eficaz para suministrar nutrientes a los neonatos enfermos. También es un método barato para reemplazar las pérdidas de líquidos y electrolitos. Remojar un alimento granulado completo en agua también puede formar una suspensión para la alimentación por sonda, pero necesita estar suficientemente diluida para evitar la obstrucción de la sonda.

El tercer método para suministrar energía y nutrición a los caballos enfermos es mediante la nutrición parenteral total o parcial (NPT o NPP). La administración de fluidos (IV) puede preservar la hidratación en caballos incapaces de mantener la hidratación, por cualquier motivo, de forma voluntaria. Las soluciones más frecuentes de reposición de fluidos son el cloruro de sodio, el lactato de Ringer y la dextrosa al 5 %. El valor nutricional de estos líquidos es insignificante. Las soluciones de grasas y aminoácidos están disponibles, pero son caras y requieren líneas de administración IV específicas. La NPT es cara y requiere cuidados y vigilancia intensivos, lo que limita su utilidad en los caballos adultos.

Nutrición para enfermedades/problemas específicos en los caballos y otros équidos

La obstrucción recurrente de las vías respiratorias, también conocida como enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), puede estar causada por la sensibilidad al polvo y a los mohos presentes en el heno. Los caballos afectados pueden mejorar cuando el heno se empapa en agua antes de alimentarse o, lo que es menos deseable, se retira de su ración y se administra al caballo una ración completa granulada o que contenga una fuente de fibra alternativa como la pulpa de remolacha. Sin embargo, algunos caballos con EPOC son alérgicos al polen y a las malas hierbas, por lo que se debe realizar un estudio clínico exhaustivo de la causa antes de alterar drásticamente la ración/manejo.

La diarrea de los caballos es principalmente una enfermedad del colon. Tradicionalmente, los animales afectados se alimentan con menos concentrado y más heno. Este aumento de la fibra dietética puede retener agua y dar como resultado heces más consistentes. Si la pérdida de peso también es un problema, puede ser mejor mantener el consumo de concentrado. El concentrado se digiere principalmente en el intestino delgado, y el heno en el intestino grueso. A menos que el intestino delgado también esté afectado, la alimentación con grano o concentrados a base de grano puede ayudar a mantener la masa corporal. (También ver Descripción general del cólico en caballos y ver Enfermedades diarreicas infecciosas en caballos.)

En caballos con enfermedad hepática, las principales preocupaciones son proporcionar la energía adecuada, facilitando así el papel del hígado en la producción de energía y disminuyendo la cantidad de desechos metabólicos a los que está expuesto el hígado. La administración parenteral o entérica de glucosa puede ser importante como fuente de energía en caballos anoréxicos. En caballos que comen, los granos de cereales deben proporcionar suficientes hidratos de carbono. El maíz es el cereal de elección debido a su contenido bajo de proteína y alto de hidratos de carbono. Los alimentos ricos en proteína, como el heno de alfalfa, deben evitarse.

Los caballos excretan cantidades significativas de calcio por la orina. En casos de enfermedad renal deben administrarse dietas bajas en proteínas y bajas (pero no deficientes) en calcio. El maíz y el heno de hierba son los principales alimentos de elección. Debido al alto contenido de calcio, se deben evitar las leguminosas.