La cicatrización de las heridas es la restauración de la continuidad anatómica normal en una zona en la que se ha producido una alteración del tejido. La comprensión del proceso normal de cicatrización de las heridas es esencial para tomar decisiones acertadas en su tratamiento. El cumplimiento de los principios del tratamiento de heridas ayuda a evitar su cierre prematuro y posibles complicaciones.
Las heridas se pueden clasificar como limpias, contaminadas o infectadas.
Las heridas limpias son aquellas que se han creado bajo condiciones asépticas (p. ej., incisiones quirúrgicas).
El número de bacterias presentes puede determinar la diferencia entre heridas contaminadas e infectadas. Como pauta, se considera que una carga microbiológica >105 unidades formadoras de colonias por gramo de tejido es adecuada para causar una infección. El nivel de contaminación, el suministro de sangre y la causa de la herida contribuyen al desarrollo de las condiciones necesarias para que exista infección y cada caso se debe valorar individualmente.