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Tratamiento de problemas de comportamiento en los caballos

PorGary M. Landsberg, BSc, DVM, MRCVS, DACVB, DECAWBM;Sagi Denenberg, DVM, DACVB, Dip. ECAWBM (Behaviour), MACVSc (Behaviour)
Última revisión/modificación mar 2019

El diagnóstico, el tratamiento y el resultado esperado de un problema de conducta varían según el problema subyacente. Al principio, los propietarios suelen necesitar evitar las situaciones que desencadenan el comportamiento anormal. Después de implementar las técnicas de tratamiento, se pueden reintroducir las situaciones problemáticas lentamente bajo las recomendaciones del veterinario supervisor. La repetición del comportamiento tiende a empeorar el problema, especialmente si el comportamiento logra con éxito el objetivo previsto (p. ej., un caballo que actúa agresivamente para evitar ser manipulado). El tratamiento de los comportamientos anormales requiere tiempo y compromiso por parte de los propietarios de caballos. No existen soluciones rápidas o "píldoras mágicas" para los problemas de conducta. Puede ser necesario modificar el entorno para mantener al caballo alejado de las zonas donde se produce el problema o de los estímulos que desencadenan el problema. Además, se debe tener en cuenta la seguridad de las personas, de otros animales y del propio caballo, especialmente en el caso de agresividad. La modificación del comportamiento de un caballo implica técnicas de modificación de la conducta para fomentar y recompensar los comportamientos deseables, el uso de productos que mejoran la seguridad, reducen la ansiedad o facilitan las mejorías y, posiblemente, medicamentos. Con tratamiento, la mejoría suele ser un proceso lento y gradual.

Modificación de la conducta en los caballos

Las técnicas usadas con más frecuencia para modificar la conducta incluyen la habituación, la extinción, la desensibilización, el contracondicionamiento, la sustitución de la respuesta y el modelado. Una técnica de modificación del comportamiento llamada inundación (véase Inundación, más adelante) solo se usa raramente porque tiene un alto potencial de empeorar a los animales. Aunque se ha sostenido que el castigo se usa con frecuencia y con diversos grados de utilidad, pocas personas lo emplean de forma correcta. Para que el castigo (p. ej., gritar al caballo) tenga éxito, debe producirse lo suficientemente cerca del comienzo de la conducta. La mayoría de los castigos son inapropiados en cuanto al contexto, la duración o el momento de aplicación. Incluso cuando se usa correctamente, el castigo solo puede suprimir el comportamiento no deseado, en lugar de eliminarlo por completo.

La mayor parte de las técnicas compasivas, pasivas o positivas, relacionadas con la modificación de la conducta no son difíciles de aprender y se emplean con éxito como técnicas preventivas. Sin embargo, requieren una inversión regular de tiempo y esfuerzo. A continuación se revisan brevemente los principios básicos de las técnicas y sus estrategias asociadas.

La habituación es una forma elemental de aprendizaje que no implica una recompensa. No es más que la finalización o la disminución de una respuesta a un estímulo que resulta de la exposición repetida o prolongada a ese estímulo. Por ejemplo, los caballos situados en un prado que rodea una carretera pueden al principio huir cuando pasa el tráfico, pero al final aprenden a ignorarlo. Un caballo que se acostumbra a un tipo de sonido no se habitúa, como consecuencia de esta habituación, a otros sonidos. La habituación es distinta de la falta de respuesta a la estimulación como resultado de la fatiga o una lesión. Los efectos de la habituación suelen ser duraderos. Si un caballo se expone repetidamente a un estímulo potencialmente dañino (como a un depredador) sin ser dañado, no se suele producir la habituación. Las respuestas a estímulos peligrosos parecen tener una resistencia hereditaria a la habituación. Si la respuesta de miedo es demasiado intensa, en lugar de habituarse, el animal puede volverse cada vez más temeroso del estímulo. Esto se denomina sensibilización.

La recuperación espontánea está asociada a la habituación. Si transcurre mucho tiempo entre el momento en que un caballo ha experimentado un evento al que se había habituado y la reexposición al mismo suceso, el caballo puede volver a reaccionar.

El condicionamiento se refiere a las asociaciones entre el estímulo y el comportamiento. Por ejemplo, un caballo que toque una valla eléctrica recibirá una descarga dolorosa. Aprenderá rápidamente a evitar tocar la valla. La visión de la valla en sí se asociará entonces con la descarga. El condicionamiento clásico puede darse tanto de forma positiva como negativa. Un ejemplo de respuesta positiva es la combinación de un objeto con una golosina. Si el caballo ve un objeto cada vez que recibe una golosina, reaccionará positivamente al objeto en el futuro, incluso si la golosina ya no está presente.

El refuerzo es cualquier acontecimiento que aumenta la probabilidad de que un determinado comportamiento se repita. Cuando se utiliza un refuerzo positivo (como una recompensa) en el adiestramiento, existe una relación positiva entre el comportamiento y sus consecuencias. Cuanto más expresa el caballo un comportamiento, más recibe el refuerzo positivo y lo que consigue es bueno. Esto hace que ese comportamiento aumente. Un refuerzo negativo (lo que muchas personas consideran erróneamente como un castigo) es algo desagradable que aumenta un comportamiento cuando se elimina. Por ejemplo, la mayoría de los caballos encuentran dolorosa la aplicación de las espuelas. Cuando el caballo comienza a moverse, se dejan de aplicar las espuelas. Esto refuerza el comportamiento que el jinete deseaba. Con el tiempo, el caballo comenzará a moverse en cuanto se apliquen las espuelas.

Los refuerzos secundarios son señales que se pueden usar a distancia para que el caballo sepa que la recompensa está en camino. Los refuerzos secundarios más frecuentes son palabras, como "buena chica", señales con las manos y silbidos. Al combinarlos cuidadosamente con una recompensa primaria (como comida), los refuerzos secundarios fomentan la misma respuesta que la recompensa.

La extinción es una respuesta que se detiene cuando se retira la recompensa. Por ejemplo, si un caballo estaba acostumbrado a recibir una zanahoria como premio por acercarse a la valla de un prado, pero el propietario dejó de darle una zanahoria, el caballo finalmente dejaría de acercarse a la valla. Cuanto más valioso sea el refuerzo original, cuanto más tiempo haya continuado el refuerzo y cuanto más incertidumbre haya sobre si la recompensa se ha eliminado realmente, mayor será la resistencia a la extinción.

La resistencia a la extinción (y, por tanto, la continuación del comportamiento) también puede producirse incluso sin refuerzo si la recompensa era lo suficientemente buena y estaba estrechamente vinculada a la conducta. Como suele haber una asociación entre la obtención de la recompensa y la intensidad del comportamiento, la intensidad o la frecuencia de la conducta que se intenta eliminar suele aumentar al principio de la extinción. En otras palabras, un comportamiento que está tratando de extinguir puede empeorar antes de mejorar. Es fundamental que usted no ceda. Ceder solo hará que la extinción sea más difícil. El caballo aprenderá que, aunque su umbral ha aumentado, el caballo puede anularlo trabajando más duro.

El sobreaprendizaje es la ejecución repetida de una conducta ya aprendida. Se usa con frecuencia en el adiestramiento para eventos específicos. El sobreaprendizaje logra tres cosas: retrasa el olvido, incrementa la resistencia a la extinción y aumenta la posibilidad de que la respuesta se convierta en una respuesta automática o "instintiva" en situaciones similares. Este aspecto puede ser útil para enseñar a un caballo a sobreponerse al miedo o a la ansiedad.

El modelado es una técnica de adiestramiento que funciona bien para los caballos que no saben qué respuesta desea el entrenador. El modelado funciona a través de aproximaciones graduales y permite recompensar al caballo inicialmente por un comportamiento que se asemeja al deseado. Por ejemplo, cuando se enseña a un caballo a subirse a un remolque, al principio se le puede alabar y acariciar solo por dar uno o dos pasos hacia la rampa del remolque. A continuación, se le recompensa por subir tranquilamente a la rampa. Finalmente, se recompensaría al caballo solo por entrar completamente en el remolque.

La desensibilización es una forma de enseñar a un caballo a tolerar una situación exponiéndolo al problema cuando este se minimiza o reduce a un nivel que no cause miedo. Mientras el caballo no actúe con miedo, la intensidad puede aumentarse lentamente en una serie de pequeños pasos. Por ejemplo, un caballo que tiene miedo de que se le cojan los cascos puede necesitar insensibilizarse para que le toquen las patas. Esto puede iniciarse frotando y masajeando la parte superior de la pata y luego, gradualmente, bajando hasta el casco. También se puede levantar la pata y mantenerla durante unos segundos, aumentando gradualmente a varios minutos durante una serie de sesiones de entrenamiento.

El contracondicionamiento es un método para reducir el comportamiento indeseable enseñando al caballo a reemplazarlo por otro comportamiento más favorable. En el ejemplo de coger el casco, el caballo aprenderá más rápido si se le enseña primero a permanecer de pie y relajarse a cambio de una recompensa. El caballo debe estar absolutamente tranquilo y calmado, y transmitir con sus ojos, postura corporal y posición de las orejas que no está alarmado. Una vez aprendido este comportamiento, se añade la desensibilización manejando la pata cada vez más cerca del casco. Si en cualquier momento el caballo comienza a estar ansioso o agitado, el adiestrador debe manipular una parte más alta de la pata hasta que el caballo se relaje de nuevo. No tiene sentido obligar al caballo a someterse a la manipulación si está claramente estresado. La relajación es el primer paso para modificar el comportamiento. El contracondicionamiento acompañado de desensibilización es una técnica eficaz pero que ocupa mucho tiempo. Los ejercicios deben repetirse a menudo para que la respuesta de miedo disminuya hasta desaparecer.

La inundación es la exposición prolongada a un estímulo hasta que el caballo deja de reaccionar. Esto lo opuesto al planteamiento adoptado en la desensibilización. Es mucho más estresante que cualquiera de las otras estrategias de tratamiento y si no se utiliza correctamente podría empeorar las cosas. Esta técnica solo la debe aplicar un profesional y solo como último recurso.

El castigo también se conoce como condicionamiento aversivo. Es cualquier acontecimiento desagradable que reduce la posibilidad de que un comportamiento se repita. Puede implicar aplicar algo desagradable (llamado castigo positivo) o eliminar algo que es deseable o atractivo (llamado castigo negativo). El castigo no es lo mismo que el refuerzo negativo (véase anteriormente). Para tener más éxito, el castigo debe producirse lo antes posible (a los pocos segundos de iniciarse el comportamiento), y debe ser coherente y adecuado. Los factores cruciales en el castigo incluyen el momento, la consistencia, la intensidad apropiada y la presencia de una recompensa después de que cese el comportamiento indeseable. Esta es la parte del tratamiento más frecuentemente ignorada por las personas cuyos caballos tienen problemas de comportamiento. Los propietarios suelen recurrir al castigo físico como primera opción, pero el castigo no tiene por qué ser físico. Además, el castigo es tan difícil de utilizar correctamente como el contracondicionamiento y la desensibilización. El castigo nunca es una "salida fácil" y tiene muchas posibilidades de fracasar. También puede dar lugar a otras consecuencias negativas, como un aumento del miedo o la agresividad. Si una persona aplica el castigo, el caballo puede volverse miedoso de esa persona o solo evitar el comportamiento cuando esa persona está presente (y continuar el comportamiento en su ausencia). Esto es útil, porque las relaciones con las personas siempre deben ser positivas. Además, el castigo no puede usarse para lograr comportamientos deseables, solo para detener lo que es indeseable. Sin embargo, antes de centrarse en cómo detener lo que es indeseable, el propietario debe centrarse primero en proporcionar una alternativa deseable.

La sustitución de respuesta implica la sustitución de una respuesta indeseable por otra deseable. Esto a menudo implica entrenar un comportamiento deseable, y luego incitar al caballo a realizar ese comportamiento durante los momentos en que el comportamiento no deseado suele producirse. Si el caballo responde favorablemente, es recompensado. Opcionalmente, se podría entrenar al caballo para realizar una tarea que sea incompatible con el comportamiento no deseado. Por ejemplo, enseñarle a un caballo a retroceder en lugar de correr.

El principio de Premack afirma que los comportamientos más probables reforzarán los comportamientos menos probables. Si se debe expresar un comportamiento menos deseable para lograr el deseado, es más probable que se produzca el comportamiento menos deseable. Por ejemplo, a un caballo que quiere caminar adelante se le puede enseñar que caminar con las riendas flojas puede dar como resultado este comportamiento.

Uso de la medicación para tratar problemas de comportamiento

Su veterinario puede, en algunos casos, recetar medicamentos para ayudar a tratar un problema de comportamiento en su caballo. Los fármacos pueden ayudar a normalizar las emociones de un caballo y mejorar su capacidad para entrenar animales ansiosos, hiperactivos o miedosos. En algunos casos, también pueden mejorar el bienestar del caballo. El tratamiento farmacológico para casi cualquier cambio de comportamiento es más útil cuando se combina con la modificación de la conducta, que es como se aprenden los nuevos comportamientos.

En los últimos años ha habido un aumento en el uso de medicamentos para tratar una variedad de problemas de comportamiento en los animales domésticos. Sin embargo, el uso de medicamentos para tratar estos problemas tiene una serie de desventajas potenciales, y debe saber que no existe una "fórmula mágica" que resuelva fácil y rápidamente el problema. Las limitaciones del uso de la medicación incluyen el potencial de efectos adversos, el coste, la necesidad de tratar durante un periodo de tiempo considerable antes de que la medicación haga efecto, la información limitada sobre qué medicación es más eficaz y la posibilidad de que el problema reaparezca una vez que se retire la medicación.

Su veterinario puede analizar si la medicación podría ser apropiada para su caballo.

Para más información

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