La peste equina africana es una enfermedad vírica a corto plazo transmitida por insectos de los équidos (caballos, burros, mulas y cebras) que está muy extendida en África. Los caballos y las mulas se consideran más sensibles. Se caracteriza por signos de deterioro de los pulmones y del sistema circulatorio. Durante las epidemias, la tasa de mortalidad puede alcanzar el 90 % en grupos que no han estado expuestos previamente al virus.
El virus de la peste equina africana se transmite con mayor frecuencia por flebotominos, aunque otros insectos, incluidos los mosquitos, también pueden transmitir la enfermedad.
El virus causa enfermedades pulmonares y cardiacas en caballos. El tiempo de incubación es de hasta 2 semanas, después de las cuales se desarrollan fiebre y signos respiratorios. Los signos incluyen fiebre, tos, dificultad para respirar y fosas nasales dilatadas. La fiebre dura alrededor de una semana, seguida de hinchazón cerca de los ojos. La hinchazón se suele extender al cuello, los hombros y el pecho. La muerte suele producirse en una semana y puede ir precedida de cólico. La tasa de mortalidad está sobre el 80 %.
En las áreas donde la enfermedad es común, los signos y cambios en los tejidos pueden permitir al veterinario hacer un diagnóstico provisional. Sin embargo, se necesitan pruebas de laboratorio para confirmar el diagnóstico e identificar la cepa del virus involucrada. Conocer la cepa puede ser importante para las medidas de control.
La enfermedad no es contagiosa de caballo a caballo, sino que se transmite por picaduras de insectos portadores. En EE. UU., los caballos, burros, mulas y otros équidos procedentes de países africanos se ponen en cuarentena durante 2 meses y luego se les hacen pruebas para detectar el virus.
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