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Trastornos de las articulaciones en los caballos

PorStephen B. Adams, DVM, DACVS
Revisado/Modificado abr 2019

Según la afección, los trastornos articulares pueden afectar a las membranas articulares, los tendones circundantes, el hueso subyacente, el cartílago, las bolsas y/o el líquido dentro de la articulación (líquido sinovial).

Artritis

La artritis se refiere a la inflamación de una articulación. Todas las enfermedades articulares que afectan a los grandes animales producen algún grado de inflamación.

Las entidades artríticas importantes comprenden artritis traumática, osteocondritis disecante, lesiones subcondrales quísticas, artritis séptica (infecciosa) y osteoartritis (enfermedad articular degenerativa).

Artritis traumática

La artritis traumática se produce después de una lesión. Comprende la inflamación de la membrana sinovial (sinovitis) y de la cápsula articular (capsulitis), las fracturas en astilla dentro de la articulación, los desgarros (esguinces) de ligamentos cerca o dentro de una articulación, o los desgarros de los meniscos (cartílago dentro de la babilla). La pérdida gradual del cartílago de las articulaciones, conocida como osteoartritis, puede producirse con cualquiera o todas estas lesiones. La artritis traumática se puede observar en cualquier caballo, pero se suele producir en caballos que son atletas. Una afección similar se produce en los atletas humanos que sufren lesiones traumáticas o repetidas de una articulación en particular, como la rodilla.

La artritis suele causar dolor y alteración de la función articular. En su fase inicial entra exceso de líquido en las articulaciones lesionadas, lo que puede hacer que los tejidos circundantes se hinchen y se calienten. En casos más graves, la manipulación de la articulación causa dolor. La fase crónica incluye un engrosamiento general y la cicatrización del tejido conectivo, lo que reduce el rango de movimiento de la articulación. La marcha del caballo puede cambiar levemente o puede volverse gravemente cojo.

Los veterinarios toman radiografías para descartar otras afecciones traumáticas, como enfermedades óseas o fracturas en los huesos o cartílagos. Puede ser necesario realizar una exploración con un endoscopio (artroscopia) para descartar el desgarro de los ligamentos o del cartílago de las articulaciones de las patas.

El tratamiento de la inflamación articular traumática incluye reposo y regímenes de fisioterapia como el tratamiento con agua fría, hielo, flexión pasiva de la articulación y natación. Los antiinflamatorios no esteroideos se prescriben rutinariamente para aliviar el dolor y la inflamación; en algunos casos se pueden recomendar corticoesteroides. También hay una variedad de medicamentos adicionales que pueden ayudar a reducir la inflamación y proteger el cartílago articular. En los casos más graves, un veterinario lavará la articulación para eliminar cualquier resto inflamatorio o de cartílago. Esto es más eficaz que el drenaje articular solo.

Se puede recomendar la cirugía artroscópica para extirpar fragmentos de hueso y cartílago (que se observan con mayor frecuencia en el carpo y el menudillo) para minimizar el desarrollo continuo de la osteoartritis. Después de dicha cirugía le siguen de 2 a 6 meses de reposo, con fisioterapia durante el periodo de recuperación. La tasa de éxito para devolver a los caballos a sus niveles de rendimiento anteriores es alta si la degeneración es mínima en el momento de la cirugía.

Osteocondrosis (osteocondritis disecante)

En la osteocondrosis, el cartílago articular inmaduro se separa del hueso subyacente. El líquido entra en el espacio y se pueden formar quistes debajo del cartílago. Los cartílagos permanecen adheridos como un colgajo o pueden desprenderse completamente ("ratones articulares"). La osteocondritis disecante se suele observar en animales jóvenes (menores de 1 año de edad), con mayor frecuencia en la articulación femororrotuliana (babilla), la articulación tarsiana (corvejón), las articulaciones del menudillo y el hombro. La causa exacta se desconoce, pero los factores contribuyentes probablemente incluyen una predisposición genética en el animal, crecimiento rápido, ingestión elevada de carbohidratos, niveles desproporcionados de cobre y zinc en la dieta y factores biomecánicos (como traumatismos en el cartílago).

Quistes debajo del cartílago (quistes subcondrales)

Los quistes bajo el cartílago, llamados quistes subcondrales, se producen en la articulación femorotibial (babilla) y en el menudillo, la cuartilla, el codo, el hombro y la falange distal (hueso del ataúd) de los caballos. La cojera es el signo habitual. Los niveles de líquido articular excesivo varían, por lo que el veterinario identificará el origen de la cojera del caballo con un examen y, posiblemente, el uso de bloqueos anestésicos locales. Las radiografías son necesarias para confirmar el diagnóstico.

Actualmente se recomienda la cirugía con artroscopio en la articulación femorotibial siempre que haya un quiste completo. Los quistes más pequeños se tratan al principio de forma conservadora. La validez atlética se alcanza en el 65 al 70 % de estos caballos. Más recientemente, se han tratado con éxito algunos caballos con una inyección de corticoesteroides en el quiste.

Se suele recomendar la cirugía para los quistes situados bajo el cartílago del menudillo. Los quistes simples asociados a las articulaciones de la cuartilla y del codo se tratan de forma conservadora y tienen un buen pronóstico de recuperación. Si es posible, se recomienda la cirugía para los quistes de la falange distal porque los resultados con tratamiento conservador son muy malos.

Artritis séptica

La artritis infecciosa, o séptica, suele estar causada por una infección bacteriana en una articulación. La infección puede producirse después de una lesión traumática, cirugía o inyecciones, o puede entrar en la articulación a través del torrente sanguíneo. Las infecciones transmitidas por la sangre son más comunes en los potros. Un ejemplo común se llama onfalitis, en la que la infección alcanza al potro a través del cordón umbilical. Las infecciones en el tracto digestivo o los pulmones de un caballo también pueden viajar a una articulación a través de la sangre.

La artritis séptica suele producir cojera grave e hinchazón de la articulación. Cuando se obtiene y examina el líquido de la articulación, está turbio y contaminado. En los potros, la infección a menudo inflama el hueso y la médula ósea.

La artritis séptica debe tratarse rápidamente para evitar daños permanentes. Las infecciones se tratan con antibióticos inyectables de amplio espectro, así como con antibióticos inyectados directamente en la articulación. También pueden recetarse antiinflamatorios no esteroideos. Otras terapias útiles incluyen el lavado de la articulación con solución salina y la limpieza y drenaje de la articulación con un endoscopio. La eficacia del tratamiento se controla cuidadosamente observando los signos y repitiendo el examen y el análisis del líquido articular.

Osteoartritis

La osteoartritis, que a veces se denomina enfermedad articular degenerativa, es un deterioro progresivo del cartílago articular. Representa el estadio final de la mayoría de las otras enfermedades mencionadas anteriormente, como la artritis traumática que afecta a la membrana sinovial y la cápsula articular, fracturas articulares, lesión traumática del cartílago, osteocondrosis, quistes debajo del cartílago y artritis infecciosa.

La osteoartritis provoca cojera. Puede haber grados variables de exceso de líquido en la articulación, un engrosamiento anormal y cicatrización de las membranas y un movimiento restringido de las articulaciones afectadas. Las radiografías muestran una disminución del espacio articular, crecimientos óseos, inflamación de los músculos o tendones y un endurecimiento y engrosamiento del tejido debajo del cartílago. En los casos menos graves se usa un endoscopio para observar el grado de lesión articular.

El tratamiento de la osteoartritis se suele limitar a reducir el dolor y la rigidez articular. Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE, p. ej., firocoxib, ketoprofeno y fenilbutazona) o los corticoesteroides pueden proporcionar alivio. Su veterinario también puede recomendar otros medicamentos para reducir la inflamación y proteger el cartílago articular restante. La artroscopia (un endoscopio que se usa para ver el interior de las articulaciones) puede usarse para diagnosticar la gravedad de la afección y tratar las causas subyacentes. La fisioterapia puede resultar útil. En casos avanzados, la fusión quirúrgica se puede realizar en articulaciones seleccionadas. La recuperación de la salud deportiva de un caballo puede verse afectada tras la fusión quirúrgica de las articulaciones de la cuartilla o del tarso. En el caso de animales muy valiosos, los menudillos pueden fusionarse quirúrgicamente, lo que hace que el caballo se sienta cómodo y pueda criar.

Bursitis

Una bursa es un pequeño saco lleno de líquido entre un tendón y un hueso (u otros tejidos que se frotan entre sí) que reduce la fricción alrededor de la articulación. La bursitis, frecuente en caballos, es una reacción inflamatoria dentro de una bursa que puede ir desde una inflamación leve hasta una infección. La bursitis verdadera implica la inflamación de una bursa natural, por ejemplo, la cruz fistulosa. Por el contrario, la bursitis adquirida es el desarrollo o inflamación de una bursa donde no existía previamente, como en el higroma del codo o el corvejón.

La bursitis puede desarrollarse de repente con hinchazón, calor y dolor (llamada bursitis aguda), mientras que la bursitis de larga duración (crónica) puede persistir durante mucho tiempo con exceso de líquido y engrosamiento generalizado. La bursitis crónica se desarrolla a menudo como resultado de traumatismos repetidos, engrosamiento anormal y cicatrización del tejido conectivo y otros cambios a largo plazo. Las hinchazones frías e indoloras asociadas a la bursitis crónica no interfieren gravemente en la función articular, a menos que estén muy agrandadas.

La bursitis infecciosa (séptica) es más grave y puede producir dolor y cojera en la articulación. Las infecciones pueden comenzar después de que las bacterias penetren directamente en la bursa (p. ej., tras una inyección o una herida por punción) o después de que las bacterias viajen desde otro lugar a la bursa a través del torrente sanguíneo.

El dolor de la bursitis puede aliviarse con compresas frías, drenando el saco bursal o medicando directamente la bursa. (Las inyecciones repetidas, sin embargo, suponen un riesgo de infección.) La bursitis crónica se trata con cirugía artroscópica. El tratamiento de la bursitis infecciosa requiere antibióticos, así como el drenaje de la zona infectada.

Cruz fistulosa y bursitis nucal

La cruz fistulosa es el nombre de una afección en la cual la bursa en la región de la cruz del caballo (la cresta entre los huesos del hombro) se infecta e inflama. La bursitis nucal es una afección prácticamente idéntica, excepto que la localización de la infección es la bolsa detrás de las orejas del caballo en el área conocida como la nuca. En cada caso, un saco bursal roto crea una abertura que hace que la bursa sea sensible a la infección. Ambas afecciones son raras.

Tanto la cruz fistulosa como la bursitis nucal pueden estar causadas por un traumatismo o una infección. Las infecciones a veces están causadas por la bacteria Brucella abortus. Si las pruebas revelan la presencia de Brucella, los propietarios deben ser conscientes de que esta bacteria puede transmitirse a las personas. Se han producido brotes de brucelosis en el ganado vacuno después del contacto con caballos con bursitis abierta.

La inflamación causada por cruz fistulosa y bursitis nucal engrosa la pared de la bursa. Los sacos bursales se hinchan y pueden romperse si no se protegen. En los casos más avanzados se ven afectados los ligamentos cercanos y las puntas de los huesos espinales, causando a veces la muerte de estos tejidos.

Cuanto antes se inicie el tratamiento, mejor será el pronóstico. El tratamiento que tiene más éxito es la extirpación quirúrgica completa de la bursa infectada. Sin embargo, el coste del tratamiento necesario en los casos de larga duración suele ser importante, y el riesgo de infección humana (en los casos en los que está implicada Brucella) debe considerarse cuidadosamente. Es prudente mantener a los caballos separados del ganado vacuno infectado por Brucella, y al ganado vacuno separado de los caballos con cruces fistulosas con descarga.

Higroma del codo y del corvejón

Tanto el higroma del codo como del corvejón implican el desarrollo de una bursa en una zona en la que antes no había ninguna (bursitis adquirida). Las bursas debajo del corvejón y el codo pueden inflamarse si un caballo sufre un traumatismo al caerse, cocear el establo, tumbarse sobre suelos duros con cama deficiente, montar en la puerta trasera de un remolque, llevar herraduras de hierro que sobresalen de los talones, o por inclinarse o tumbarse durante largos periodos de tiempo.

El higroma del codo y el corvejón rara vez causan cojera, pero pueden desarrollarse hinchazones llenas de líquido sobre y alrededor de la bursa afectada. La bursa puede ser blanda al principio, pero pronto se rodea de una cápsula fibrosa, especialmente en el caso de una lesión recurrente y antigua. La cantidad de hinchazón inicial puede variar. En los casos de larga duración puede producirse una infección.

Si se detecta pronto, la afección puede responder bien a las aplicaciones de agua fría, seguidas en unos días de un drenaje de líquido y una inyección de corticoesteroides por parte de su veterinario. La bursa también puede reducirse de tamaño mediante radioterapia de ultrasonidos. Otro método implica la aplicación de una sustancia llamada contrairritante que irrita la piel y reduce así la inflamación de la bursa. Las bursas más antiguas son más resistentes al tratamiento. Se recomienda la cirugía en los casos avanzados de larga duración o cuando hay infección. Si un higroma de codo ha sido causado por el talón o la herradura, se debe utilizar un protector en la herradura para evitar una nueva lesión. En el caso del higroma del corvejón, modificar el comportamiento del caballo para que no cocee el establo puede ofrecer la única esperanza de una solución permanente.

Tendinitis (tendón arqueado)

La tendinitis es la inflamación de un tendón. La inflamación del tendón puede ser a corto plazo (tendinitis aguda) o acumularse durante un periodo de tiempo (tendinitis crónica). La afección es más frecuente entre los caballos que realizan trabajos rápidos, como los caballos de carreras. Los tendones flexores suelen estar afectados y las extremidades anteriores son más propensas a estar afectadas que las posteriores. La afección rompe las fibras del tendón en diversos grados. Los vasos sanguíneos también se rompen y se puede acumular líquido en el área afectada.

La tendinitis suele aparecer después de que un caballo se ejercita de forma inadecuada a gran velocidad. Los factores que contribuyen pueden incluir fatiga o sobreextensión, mal acondicionamiento y malas condiciones de la pista. La tendinitis también se desarrolla cuando se entrena a los caballos a pesar de la inflamación previa del tendón. El herraje inadecuado aumenta la vulnerabilidad del caballo a la tendinitis, al igual que cualquier malformación de las articulaciones.

Los caballos con tendinitis aguda están muy cojos, con las articulaciones afectadas calientes, doloridas e hinchadas. En la tendinitis crónica los tejidos fibrosos alrededor del tendón se unen, se engrosan y forman cicatrices. El caballo puede parecer sano mientras camina o trota, pero se vuelve cojo de nuevo cuando se pone al galope. Su veterinario puede usar la ecografía para localizar defectos o lesiones que de otra manera serían indetectables.

Los caballos con tendinitis aguda deben reposar en el establo. La hinchazón y la inflamación deben tratarse agresivamente con compresas frías y antiinflamatorios; sin embargo, no se recomiendan las inyecciones de corticoesteroides directamente en el tendón. Dependiendo de la magnitud del daño puede ser necesario sujetar e inmovilizar los tendones inflamados. En algunos casos se recomienda cortar el tendón para disminuir la presión dentro del tendón debido a la acumulación de líquido o sangre. Recientemente, también se han utilizado opciones de tratamiento adicionales (como las inyecciones de células madre o la terapia de ondas de choque). Según la lesión, también se puede recomendar la cirugía.

La rehabilitación tras una tendinitis debe incluir un régimen de ejercicio creciente. Independientemente del tratamiento, el pronóstico de recuperación total en un caballo de carreras es reservado. Sin embargo, se observa un éxito cada vez mayor con los caballos de competición, saltadores y cazadores, y caballos de doma.

Tenosinovitis

La tenosinovitis es la inflamación de la vaina del tendón (una membrana protectora que rodea al tendón, lo que le permite moverse). La vaina del tendón está formada por una membrana sinovial (que produce líquidos sinoviales para lubricar la vaina) y una capa fibrosa. En los caballos con tenosinovitis, la membrana sinovial y por lo general la capa fibrosa están inflamadas. Esto causa un aumento de los líquidos sinoviales y la distensión de la vaina del tendón. Las posibles causas incluyen una respuesta a una lesión traumática o una infección. Cuando se observa en animales jóvenes donde la causa es incierta, la afección se denomina sinovitis idiopática.

La cojera y la inflamación de la vaina del tendón varían en función de la gravedad de la afección. Cuando se trata de una infección, el caballo está notablemente cojo. La tenosinovitis a largo plazo es frecuente en los recubrimientos tendinosos cercanos al corvejón (tenosinovitis) y al menudillo (cuerdas tendinosas).

En los casos en los que se desconoce la causa, no se recomienda un tratamiento inicial. Cuando la inflamación es grave, las compresas frías, los antiinflamatorios no esteroideos y el reposo pueden aliviar los signos. La cirugía realizada con un endoscopio (tenoscopia) puede ser necesaria para tratar algunas afecciones. En casos más prolongados, se pueden probar los contrairritantes (productos que irritan la piel y, por lo tanto, reducen la inflamación dentro de la vaina del tendón) y el vendaje. La tenosinovitis infecciosa requiere antibióticos para todo el organismo y drenaje del lugar infectado.

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