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Trastornos del casco en los caballos

PorStephen B. Adams, DVM, DACVS
Última revisión/modificación abr 2019

Entre los muchos trastornos que pueden afectar al casco de un caballo se encuentran la laminitis, la enfermedad navicular, heridas punzantes, infecciones, el queratoma, la osteítis pedal, la enfermedad piramidal, el gabarro, las grietas, los arañazos, el hormiguillo, la asimetría del talón, la osificación de los cartílagos alares, las aftas, los quistes óseos, los hematomas, los callos, los cancros y las fracturas.

Anatomía del casco del caballo

Anatomía del casco

Quiste óseo en el hueso pedal

Un quiste grande en el hueso pedal (la falange distal) puede causar cojera a largo plazo que va de leve a grave y puede no responder a la medicación antiinflamatoria. Los quistes se suelen diagnosticar primero en caballos jóvenes (de 1 a 3 años de edad), pero también pueden diagnosticarse en caballos viejos. Se desconoce si esta afección poco común está causada por un traumatismo o por un trastorno del desarrollo. Su veterinario puede confirmar el diagnóstico mediante el uso de analgesia regional y radiografías o TC. El debilitamiento progresivo del hueso pedal puede provocar una fractura secundaria. La cirugía se realiza por endoscopia (artroscopia) o a través de la pared del casco, según la localización del quiste. Algunos caballos vuelven a un estado normal de rendimiento después de la cirugía, mientras que otros se pueden utilizar para actividades menos extenuantes, como puede ser la reproducción.

Hematomas de la tapa y la suela

Los hematomas de la suela del casco suelen estar causados por lesiones directas provocadas por piedras, terrenos irregulares u otros traumatismos. Los herrajes defectuosos, especialmente en los caballos con casco plano o herraduras caídas, puede aumentar el riesgo de que se produzcan hematomas, por lo general alrededor del borde exterior de la suela o en la punta del casco. Los hematomas pueden o no estar asociados a la cojera, dependiendo de su gravedad. La suela puede parecer normal o puede aparecer enrojecida o palparse hinchada o húmeda. Si no se trata, el área afectada puede infectarse (un absceso subsolar).

Un callo es un tipo de hematoma que se produce en la suela sobre el apoyo (es decir, el ángulo entre la tapa y la barra). Es más común en el apoyo interno de los cascos delanteros. Los callos pueden surgir de la presión aplicada a la suela por el talón de una herradura mal colocada o dejada demasiado tiempo. Las herraduras demasiado ajustadas en los cuartos o demasiado pequeñas también pueden causar callos.

Los callos pueden estar secos, con solo una inflamación leve, o húmedos, con una inflamación extensa y exudación de un líquido claro. Si la infección se establece, pueden descargar pus. La suela del casco tiene un aspecto descolorido, rojo o amarillo rojizo, y a veces se produce cojera en la pata de apoyo. La aplicación de presión con pinzas de casco puede causar molestias o dolor. Si no se trata rápidamente, un callo puede dar lugar a la formación de un tracto lleno de pus que se extiende hasta donde la tapa del casco se encuentra con la piel (la corona).

El pronóstico de recuperación es favorable. En los hematomas o callos secos no complicados, el primer paso es aliviar la presión sobre la zona afectada. El acortamiento de una puntera demasiado larga o el uso de un tipo apropiado de herradura de barra (como una herradura de tres cuartos) puede aliviar la presión. Un callo que produce pus debe drenarse quirúrgicamente y luego vendarse para permitir un drenaje continuo. Su veterinario también puede recomendar que el área se lave cada uno o dos días hasta que la herida se cure. La suela se debe cubrir hasta que su superficie esté intacta, y el caballo debe mantenerse en un box seco y limpio. Las herraduras protectoras (de rama ancha con una superficie cóncava) se pueden utilizar en caballos predispuestos a sufrir hematomas debido a la caída de las suelas.

Cancro

El cancro es un sobrecrecimiento e infección de los tejidos productores de estrato córneo (epitelio) del casco. Implica la almohadilla dura y flexible en el medio de la planta (la ranilla) y la suela. El pus suele ser obvio. Se desconoce la causa. Aunque se describe con frecuencia como una enfermedad que se observa en caballos mantenidos en ambientes húmedos o insalubres, también se encuentra en caballos bien cuidados.

El cancro se encuentra tanto en los cascos delanteros como en los traseros. Suele comenzar en la parte posterior de la ranilla y aparece en forma de frondas o crecimientos en forma de coliflor. Los tejidos afectados suelen estar cubiertos por una secreción espesa y maloliente. La enfermedad puede extenderse a la suela e incluso a la pared del casco y no mostrar ninguna tendencia a la curación.

El tratamiento debe ser intensivo. Se debe retirar todo el tejido córneo suelto y afectado, y aplicar diariamente un apósito antiséptico o antibiótico. Debe mantenerse un ambiente limpio y seco alrededor de la lesión para permitir la cicatrización, que puede requerir semanas o meses. Observe de cerca durante el periodo de curación para ver si aparece algún recrecimiento anormal. Si es así, debe tratarse rápidamente.

Talones contraídos

Los talones contraídos se desarrollan principalmente en los cascos delanteros de caballos ligeros. La afección puede estar causada por un herraje inadecuado que se acerca a los cuartos. Esto impide la expansión del casco y una presión adecuada de la ranilla. Los cascos secos, el exceso de raspado de la pared y el recorte de las barras hacen que un caballo sea más propenso a tener talones contraídos. Sin embargo, esta afección también puede producirse tras el uso de una herradura inmovilizadora de cascos, como la que se utiliza para la fractura de la tercera falange (hueso pedal).

Cuando el talón está contraído, la ranilla está estrecha y encogida y las barras pueden estar curvadas o casi paralelas entre sí. Los cuartos y los talones están notablemente contraídos y retraídos. El estrato córneo del casco está seco y duro, y puede palparse calor alrededor de los talones y los cuartos. Si el caballo trabaja a gran velocidad, puede quedarse cojo y acortar su longitud de paso.

El pronóstico de recuperación es reservado. En los casos avanzados, la recuperación puede tardar de 6 a 12 meses. Los factores más importantes del tratamiento son la hidratación de los cascos y favorecer la expansión. Esto puede lograrse sumergiendo los cascos diariamente en agua durante 10-14 días, después de lo cual se deben aplicar herraduras correctoras. Los productos para hidratar los cascos que contienen aceites o ceras deben utilizarse con precaución porque pueden impedir que el agua entre en el casco. Los herrajes de recubrimiento, con un máximo de tres clavos en cada rama, favorecen la expansión del casco. Deben evitarse los recortes de los cuartos al igual que un cuarto clavo.

Un veterinario puede adelgazar la pared de los cuartos o surcar las paredes paralelas a la corona para ayudar a expandir los talones. A medida que los cuartos crecen puede ser necesario repetir el procedimiento hasta que los talones y cuartos se hayan expandido con normalidad.

Fractura del hueso navicular

El hueso navicular es un hueso pequeño pero problemático que se encuentra detrás de la articulación del ataúd dentro del casco. Puede fracturarse como consecuencia de un traumatismo o de una lesión por golpes en el casco. También puede romperse como consecuencia de la enfermedad navicular. Sin embargo, no siempre se conoce la causa. La fractura del hueso navicular es mucho menos frecuente que la del hueso pedal y se observa con mayor frecuencia en la extremidad anterior. El dolor puede variar, pero una pinza de cascos normalmente puede localizar el área general de la fractura. La cojera es persistente. Las radiografías y la analgesia regional pueden confirmar el diagnóstico.

El tratamiento consiste en reposo prolongado y recorte corrector, aunque la fractura rara vez se cura del todo, y el pronóstico es de reservado a malo. La reparación quirúrgica con tornillos de tracción es una opción que puede mejorar las posibilidades de recuperación.

Fractura del hueso pedal

Las fracturas del hueso pedal (fractura de la tercera falange, hueso del ataúd, os pedis o falange distal) suelen producirse a alta velocidad (p. ej., durante una carrera) o con menor frecuencia al cocear un objeto duro (como la pared del establo). La lesión por golpe produce una aparición súbita de la cojera. La cojera es grave si la fractura se extiende hasta la articulación adyacente. Las fracturas a través del ala (lado plano) del hueso pedal que no afectan a la articulación pueden producir una cojera menos grave. Las fracturas del hueso del pedal se producen con mayor frecuencia en la extremidad anterior, pero también son frecuentes en la extremidad posterior.

Un caballo que se fractura el hueso pedal inmediatamente se vuelve cojo. La compresión del casco con pinzas de cascos causa dolor. Golpear ligeramente el casco con un martillo también puede causar dolor, y hacer girar al caballo o hacer que gire sobre la pata afectada empeora la cojera. La cojera puede mejorar considerablemente después de 48 horas de reposo, a menos que la fractura se extienda a la articulación.

El diagnóstico se confirma mediante analgesia regional y radiografías. La confirmación radiográfica puede ser difícil inmediatamente después de la lesión porque la fractura puede ser solo una línea de cabello en esta fase. Puede ser necesario repetir la radiografía varios días o semanas después para confirmarla y determinar la extensión de la fractura. Si las radiografías no pueden confirmar la presencia de una fractura, puede ser necesario realizar una gammagrafía o una RM.

El tratamiento conservador de 6-9 meses de reposo suele ser todo lo que se necesita para las fracturas que no afectan a la articulación. El caballo debe volver a competir, aunque la fractura seguirá siendo visible en las radiografías. Es normal colocar una herradura simple de barra con un broche muy detrás de cada cuarto para limitar la expansión y contracción de los talones. En los caballos jóvenes (menores de 3 años de edad), las fracturas en la articulación suelen soldar satisfactoriamente, siempre que se proporcione un periodo de reposo de 12 meses. Los caballos mayores de 3 años tienen un pronóstico de recuperación mucho menos favorable, por lo que se recomienda la inserción quirúrgica de un tornillo óseo. Sin embargo, la infección es una complicación frecuente. Muchas fracturas se curan en presencia de una infección, pero el tornillo debe retirarse en una segunda cirugía para que el caballo vuelva por completo a la competición. La extirpación quirúrgica de una porción de un nervio local puede ser un tratamiento alternativo para algunos caballos.

Queratoma

Un queratoma es una zona dura y engrosada del estrato córneo, situada entre el hueso pedal y la pared del casco, por lo general en el dedo. Se desconoce la causa. La afección se suele formar a nivel de la banda coronaria, pero puede ser difícil de detectar hasta que el crecimiento está muy avanzado. Por lo general, hay un abultamiento de la banda coronaria o de la pared del casco sobre el queratoma, dependiendo de su posición dentro del pie. Al examinar la superficie de la parte inferior del casco delantero del caballo se observa que el crecimiento ha empujado la línea blanca hacia el centro de la suela. La presión de la masa puede encoger el hueso pedal. Se recomienda la extirpación quirúrgica de la masa.

Laminitis (infosura)

El pie de un caballo tiene dos tipos de láminas (capas de tejido). Las láminas sensitivas están adheridas al hueso pedal. Las láminas no sensitivas son las capas de tejido justo dentro del exterior duro del casco. La palabra laminitis significa "inflamación de las láminas" y puede referirse a una inflamación a corto plazo (aguda) o a la enfermedad causada por ataques de inflamación a largo plazo o repetidos (crónicos). La laminitis puede desarrollarse en los cascos delanteros, en los cuatro cascos o solo en los traseros. La laminitis de las extremidades de apoyo puede verse en un solo casco, por lo general como complicación de una cojera grave o una lesión ósea en la extremidad del lado opuesto del cuerpo.

La laminitis aguda se produce cuando las células de las láminas no sensitivas no se adhieren a las láminas sensitivas. Dado que las láminas suspenden el hueso del pedal dentro de la pezuña, el fallo de las fijaciones laminares provoca un desplazamiento catastrófico del hueso pedal. El gran peso del caballo y la tracción de los tendones flexores pueden contribuir al desplazamiento. El hueso pedal puede rotar, hundirse o inclinarse dentro del casco. Si la rotación progresa, se puede formar un agujero a través de la suela del casco.

Se cree que hay tres estados patológicos asociados con la laminitis: 1) enfermedades que causan la propagación de bacterias o toxinas bacterianas a través de la sangre (llamadas sepsis y endotoxemia, respectivamente), 2) trastornos hormonales (como el síndrome metabólico equino) y 3) dolor o incapacidad para utilizar la extremidad del otro lado del cuerpo. Las causas más comunes de la laminitis son la ingestión de demasiado grano, el pastoreo de pastos exuberantes (especialmente en ponis o caballos con sobrepeso) y el ejercicio excesivo o los traumatismos repetitivos. Otras causas incluyen infecciones generalizadas, ingestión de virutas de duramen de nogal negro, retención de placenta después del parto, colitis, cólicos y tratamiento con corticoesteroides y otros medicamentos. El riesgo es mayor en los ponis y en caballos con exceso de peso y en mala forma. El número de casos de laminitis aguda tiende a aumentar cada vez que hay un brote de hierba nueva.

Signos y diagnóstico

La laminitis se considera aguda, subaguda o crónica. La laminitis aguda se da en los primeros días de la infosura antes de que se produzca cualquier desplazamiento del hueso pedal. La laminitis subaguda es la infosura que ha durado más de 3 días pero que aún no implica el desplazamiento del hueso pedal. La laminitis crónica describe a los caballos con desplazamiento del hueso pedal, independientemente de la antigüedad de la afección.

En la laminitis aguda, el caballo está deprimido, no tiene apetito y se levanta con desgana. El caballo se resiste al ejercicio e intenta desviar el peso de los pies afectados. Si se le obliga a caminar, tiene una marcha lenta, encorvada y de pasos cortos. Cada pie, una vez levantado, se baja tan rápido como sea posible.

Por lo general, el calor es evidente en todo el casco, especialmente cerca de la banda coronaria. El dolor puede provocar temblores musculares, y la presión revela sensibilidad en los cascos. La cojera suele ser de moderada a grave en esta etapa. La prueba radiográfica de rotación puede estar presente desde el tercer día. Los caballos con laminitis suelen tener los signos vitales elevados, como aumento de la temperatura corporal, la frecuencia cardiaca y la respiración. En casos excepcionalmente graves, en los que el pronóstico de recuperación es desfavorable, puede salir una secreción sanguinolenta de las bandas coronarias.

En los casos subagudos, el caballo puede presentar alguno o todos los signos anteriores pero en menor grado. A menudo solo hay un leve cambio de postura, con reticencia a caminar y cierto aumento de la sensibilidad en las suelas de los cascos afectados. Los episodios de laminitis aguda o subaguda tienden a reaparecer a intervalos variables y pueden convertirse en una enfermedad crónica.

Los caballos con laminitis crónica suelen estar muy cojos y pueden pasar mucho tiempo tumbados. Los casos de laminitis crónica a largo plazo se caracterizan por cambios en la forma del casco y suelen seguir a uno o varios ataques agudos. Pueden aparecer bandas de crecimiento irregular del cuerno (anillos laminíticos) en el casco, y el casco mismo puede estrecharse y alargarse, con la pared casi vertical en la parte superior (cerca de la banda coronaria) y horizontal en la parte inferior (cerca de la suela). A medida que la afección progresa, la planta se engrosa y se aplana, o comienza a curvarse hacia fuera. Cuando está de pie, el caballo cambia continuamente su peso corporal de un pie al otro. Las radiografías revelan la rotación del hueso pedal, así como un estado de enfermedad en el que el hueso se ha vuelto muy poroso. La parte superior del hueso es forzada hacia abajo y presiona la suela. En casos graves puede atravesar la suela justo por delante de la punta de la ranilla.

Para diagnosticar la laminitis se toma una anamnesis, observando los posibles factores contribuyentes, como una sobrecarga de grano en la dieta. La postura del caballo, cualquier anomalía de los cascos y la resistencia a moverse son partes clave de la exploración física. Los bloqueos de los nervios locales (analgesia regional) también pueden ser útiles. Las radiografías son necesarias para determinar si el hueso pedal está desplazado. Los casos leves sin deformidad visible del casco pueden identificarse mediante radiografías de los pies afectados.

Tratamiento y pronóstico

La laminitis aguda se considera una urgencia médica porque el desplazamiento del hueso pedal puede producirse rápidamente. Si se sospecha laminitis, se debe contactar inmediatamente con el veterinario.

Su veterinario puede recetarle ciertos medicamentos antiinflamatorios no esteroideos para disminuir la inflamación y el dolor. También pueden ser necesarios analgésicos adicionales. No se recomienda la administración de corticoesteroides. Un fármaco diferente llamado acepromacina puede mejorar el flujo sanguíneo a las láminas. Siga las prescripciones exactamente como se describen.

Enfriar el casco afectado colocándolo directamente en agua helada (lo que se denomina hipotermia digital) puede proteger las láminas desde el principio en los caballos con riesgo de desarrollar laminitis séptica. Su veterinario le indicará si esta terapia es adecuada para su caballo.

Durante las primeras 2-3 semanas es importante quitar el herraje estándar, ya que las herraduras ejercen la mayor parte de la tensión sobre la pared del casco y, por tanto, sobre las láminas. Los pies y las suelas deben estar acolchados con una sustancia blanda y resistente que esté inclinada para reducir la presión sobre la parte delantera del casco. Herrar a los caballos con laminitis con herraduras metálicas no suele ser una buena opción hasta aproximadamente 3-4 semanas después del inicio de la laminitis, cuando la estructura laminar puede estar estabilizándose. El tipo de herradura depende del tipo de desplazamiento. Su veterinario le recomendará un tipo apropiado una vez que el herraje sea una opción.

Los tratamientos de la laminitis crónica han intentado restablecer la alineación normal del hueso del ataúd rotado. Esto requiere un recorte correctivo de los cascos y herrar con una herradura apropiada (como herraduras de corazón con barra, herraduras de huevo con barra, herraduras de equilibrio natural o zuecos Steward).

Las opciones quirúrgicas incluyen la separación del tendón flexor digital profundo (tenotomía) y la extirpación de una sección de la pared separada del casco. La tenotomía del flexor digital profundo se realiza con mayor frecuencia en los casos de rotación crónica que no responden a las técnicas de herraje. La aplicación de cuñas en el talón u otras técnicas también es necesaria para estabilizar el hueso pedal después de la cirugía. Las resecciones de la pared del casco se realizan ahora con mucha menos frecuencia que en el pasado. Solo se elimina una pequeña porción de la pared del casco, porque la eliminación de las porciones más grandes causa una inestabilidad grave dentro del casco.

A pesar del tratamiento rápido, el pronóstico es reservado hasta que la recuperación sea completa y no esté alterada la arquitectura del casco.

Enfermedad navicular

La enfermedad navicular es esencialmente una afección degenerativa a largo plazo de la bolsa navicular y del hueso navicular. Implica daños en el interior del hueso navicular, la destrucción del cartílago en la superficie del hueso, la rotura del tendón flexor y el crecimiento anormal del hueso en sus bordes. Por lo tanto, se trata de un síndrome con una evolución compleja de la enfermedad. Es una de las causas más comunes de cojera de las extremidades anteriores a largo plazo en los caballos deportistas. La enfermedad navicular es esencialmente desconocida en ponis y burros.

Se desconoce la causa exacta, pero puede implicar un aumento de la presión dentro del hueso navicular y su irrigación sanguínea. La mayoría de las veces es una enfermedad del caballo de monta más maduro, que no suele aparecer hasta los 8-10 años de edad. La enfermedad navicular puede ser parcialmente hereditaria. La enfermedad navicular es más común en algunas razas (p. ej., caballos de sangre caliente, caballos Cuarto de Milla y Pura Sangre Inglés) y es rara en otras (p. ej., Árabes y Frisones). El herraje defectuoso y la conformación de la parte inferior de la extremidad también pueden ser factores contribuyentes, así como un traumatismo o una lesión por golpes.

Por lo general, la enfermedad navicular es de aparición lenta y sutilmente dañina. Ambos cascos delanteros pueden estar afectados. La cojera suele aparecer y desaparecer al principio de la enfermedad. El paso se acorta y el caballo puede tender a tropezar. Voltear al caballo en un círculo cerrado suele producir un empeoramiento a corto plazo de la cojera. Puede haber dolor en los músculos del hombro después de los cambios de postura y de marcha, lo que da lugar a una queja frecuente de "cojera del hombro".

El diagnóstico se basa en una anamnesis completa y una cuidadosa exploración física. La cojera se puede eliminar en una extremidad mediante el uso de la analgesia regional y puede hacerse más evidente en la otra. Las radiografías pueden mostrar cambios degenerativos que afectan al hueso navicular, incluyendo algunas excrecencias anormales de hueso y la remodelación de este.

Dado que la enfermedad es duradera y degenerativa, en algunos caballos puede controlarse, pero no curarse. En caso de cojera grave, se recomienda reposo. El cuidado de los cascos incluye el recorte y el herraje que restablece la alineación normal de los huesos y el equilibrio. Los antiinflamatorios no esteroideos, junto con un manejo adecuado de los cascos, prolongan el rendimiento útil en algunos caballos. La inyección de corticoesteroides en la articulación del ataúd o en la bursa puede aliviar el dolor, pero no es curativa.

La extirpación quirúrgica de parte del nervio digital palmar ("denervación") puede aliviar el dolor y prolongar la utilidad del caballo, pero no debe considerarse curativa. La extirpación quirúrgica de los nervios puede ir acompañada de complicaciones graves, como la formación de un tumor doloroso o la rotura del tendón flexor digital profundo.

El pronóstico de recuperación es de reservado a malo, pero un plan de tratamiento cuidadosamente diseñado puede prolongar la utilidad de la mayoría de los caballos. Los atletas pueden incluso volver temporalmente al estado de competición. Sin embargo, a lo largo de meses o años, la mayoría de los caballos afectados acaban dejando de responder al tratamiento.

Osteítis pedal

La osteítis pedal se diagnostica cuando los veterinarios ven pérdida de mineral del hueso del ataúd en las radiografías del pie. Esta pérdida de hueso suele producirse debido a la presión, a traumatismos o a la inflamación de la zona a largo plazo o de forma repetida. Se han implicado como causas las lesiones por golpes repetidos, la laminitis, los callos persistentes y los hematomas crónicos en las suelas. La osteítis pedal es común en los caballos de competición y suele estar asociada al trabajo en pistas duras.

Dado que la pérdida ósea es permanente, la presencia de osteítis pedal en las radiografías no siempre indica un problema actual. Su veterinario realizará un examen completo. La cojera puede no ser obvia. Puede haber una acción de zancada o arrastre por delante, con signos de incomodidad en la región del casco. Si hay una inflamación actual, los golpes y la presión de las pinzas de cascos suelen revelar sensibilidad en toda la suela. Los bloqueos locales de los nervios (analgesia regional) también puede ayudar a identificar la fuente del problema. Las radiografías son útiles en el diagnóstico y pueden usarse para ayudar a diferenciar esta afección de otras con signos similares.

El tratamiento implica controlar la enfermedad subyacente. Esto puede incluir un reposo prolongado, medicación antiinflamatoria y un herraje cuidadoso para aliviar la presión de la suela. El pronóstico de recuperación es reservado y depende de la enfermedad subyacente, pero el rendimiento útil de muchos caballos puede prolongarse con un tratamiento adecuado.

Heridas punzantes del pie

Las heridas punzantes se producen como resultado de malas técnicas de herraje, pero también pueden producirse cuando el caballo pisa un cuerpo extraño penetrante. La fijación por clavo implica que se ha introducido un clavo en las estructuras sensitivas del pie, lo que causa dolor grave y cojera. El pinchazo por clavo significa que la capa gruesa y sensible de tejido conectivo debajo de la capa externa de la piel ha sido perforada.

Cuando un cuerpo extraño penetra en la suela del pie, puede introducir microorganismos que pueden causar una infección. Se puede formar fácilmente una bolsa de infección y pus (llamada absceso subsolar). La cojera suele ser grave después de una herida punzante, especialmente cuando el pie soporta peso; el grado de cojera puede ser similar al producido por una fractura. El caballo puede estar de pie y señalar el pie afectado. El pie mostrará un aumento del dolor y puede estar caliente al tacto. La infección puede progresar a la banda coronaria, que puede hincharse y romperse. Posteriormente, las áreas de la cuartilla y el menudillo acumulan líquido y se hinchan. El diagnóstico requiere confirmar el punto de dolor tirando de la herradura, aplicando pinzas de cascos, y recorriendo la zona sospechosa para localizar el cuerpo extraño o su vía de entrada.

Las heridas punzantes en la ranilla o cerca de ella suelen penetrar en estructuras importantes del pie, como la bolsa navicular, la articulación del ataúd o la vaina del tendón flexor digital profundo. La infección resultante es muy grave y requiere un diagnóstico y tratamiento rápidos. Las radiografías pueden ayudar a identificar qué estructuras están afectadas.

El tratamiento rápido con desinfectantes y cataplasmas también es importante para la fijación y el pinchazo por clavos. Asegurar un drenaje adecuado de la herida ayuda a prevenir la formación de abscesos. En el caso de la punción del pie, el pronóstico de recuperación es bueno, siempre que se haga el diagnóstico y se inicie el tratamiento de forma precoz. Si se ha desarrollado un absceso debajo de la suela del casco, el tratamiento puede prolongarse y el pronóstico de recuperación es reservado. Si la infección se disemina a las articulaciones, el pronóstico de recuperación es desfavorable.

Se debe encontrar y retirar cualquier cuerpo extraño, y la zona infectada se debe recortar con una legra para permitir un drenaje adecuado. Si se ha formado un absceso, su veterinario también puede lavar la herida cada 1 o 2 días durante varios tratamientos. El pie debe protegerse (p. ej., guardado en una bota de goma o plástico) hasta que el lugar de la punción haya cicatrizado por completo. La curación tiende a ser mucho más rápida y es más fácil de tratar si la infección entró a través de la tapa en lugar de la suela. Todos los caballos con heridas punzantes del casco deben inmunizarse frente al tétanos. Si el dolor es intenso, la analgesia regional proporciona un alivio temporal. El tratamiento antibiótico no es necesario, siempre que la infección esté localizada y se haya conseguido un buen drenaje. Sin embargo, pueden ser necesarios los antibióticos si la banda coronaria está afectada. Las punciones profundas del pie, que afectan al tendón flexor digital profundo, la bolsa navicular, el hueso navicular o tercera falange necesitan cirugía de urgencia y antibióticos.

Fractura de la apófisis extensora (enfermedad piramidal)

La apófisis extensora del hueso pedal (ataúd) se localiza en la porción anterior del hueso, cerca de la banda coronaria. Puede fracturarse debido a un traumatismo, osteocondrosis, formación ósea inadecuada o por una fractura de separación causada por una tensión excesiva en el tendón. Las extremidades anteriores se ven afectadas con mayor frecuencia que las posteriores. Los fragmentos óseos creados por la fractura pueden o no causar cojera. Dado que la apófisis extensora se localiza cerca de la articulación del ataúd, la artritis secundaria es una complicación probable si no se eliminan los fragmentos. Las fracturas grandes no tratadas pueden causar dilatación de la región del dedo por encima de la corona, produciendo la enfermedad piramidal que le da aspecto piramidal al pie.

La medicación antiinflamatoria administrada por la boca o por inyección puede ser beneficiosa. La cirugía para extraer las piezas fracturadas ha tenido éxito. La extirpación de pequeños fragmentos con un endoscopio (artroscopia) tiene un buen pronóstico.

Gabarro

El gabarro es una inflamación a largo plazo (crónica) del cartílago del hueso pedal que se caracteriza por la muerte del cartílago y uno o más tractos sinusales que se extienden desde el cartílago enfermo a través de la piel. Hoy en día es poco frecuente, pero antes era común en los caballos de tiro.

En la mayoría de los casos, las lesiones en la corona o la cuartilla introducen la infección en los tejidos profundos, formando una úlcera llena de pus llamada absceso. El gabarro también puede producirse después de que la infección entre en el pie a través de una grieta en la pared del casco (véase más adelante). El primer signo es una hinchazón inflamatoria sobre el cartílago, seguida de la formación de vías de drenaje. Durante la fase inflamatoria se produce cojera.

La cirugía para eliminar el tejido y el cartílago enfermos suele tener éxito. Es probable que el tratamiento farmacológico sin cirugía fracase. Sin tratamiento y sin drenaje, el cartílago morirá y los abscesos recidivarán y se extenderán a estructuras profundas, dando lugar a una cojera a largo plazo. Si el daño es extenso y la articulación de la falange distal (ataúd) ha sido invadida, el pronóstico de recuperación es desfavorable.

Fisuras (fisura del casco, fisura del cuarto, fisura del talón)

En las fisuras, las grietas en la pared del casco comienzan en la corona y bajan por el casco. Se cree que se produce debido a la excesiva presión ejercida sobre la pared del casco y la banda coronaria. El herraje inadecuado (como el uso de una herradura pequeña o un retraso en el reajuste de las herraduras) puede ser el culpable.

Una grieta en el tejido córneo que sale de la corona es el signo más evidente de las fisuras. La cojera varía según el lugar y la extensión de la lesión; si hay infección, la cojera puede ir acompañada de una secreción sanguinolenta o llena de pus y de signos de inflamación.

El tratamiento consiste en el recorte y el herraje correctivo para cambiar la distribución del peso en el casco. Se suele recomendar el uso de herraduras de barra. Un veterinario puede eliminar cualquier tejido enfermo de la fisura. Si la fisura se ha infectado, se puede usar un antiséptico. El veterinario también puede estabilizar la fisura con alambres quirúrgicos, tornillos, masilla y/o drenajes. Después se venda el casco hasta que la formación de nuevo tejido córneo sea evidente.

Arañazos (talón grasiento)

Los arañazos, a veces denominados talón grasiento, son una inflamación a largo plazo de la piel en la que la superficie posterior de la cuartilla y el menudillo se agrandan y exudan secreción. A menudo se asocia a una mala higiene del establo, pero no se conoce ninguna causa específica. Los caballos pesados (como los de tiro) son especialmente sensibles, y las extremidades posteriores son las más afectadas. Los Standardbreds suelen verse afectados en primavera, cuando los caminos están húmedos. El uso generalizado de cal en los hipódromos se ha relacionado con los arañazos.

Los arañazos pueden pasar desapercibidos si se ocultan por la "pluma" de la parte posterior de la cuartilla. La piel pica, está sensible y se hincha durante las primeras fases; más tarde se engrosa y pierde todos los pelos excepto los más cortos, que se mantienen en posición vertical. La superficie de la piel es suave, y la secreción grisácea tiene un olor a podrido. Si la afección continúa a largo plazo, pueden aparecer pequeñas masas de tejido (llamadas granulomas). La cojera puede estar presente o no, pero puede ser grave si los tejidos inflamados bajo la piel de la extremidad se infectan. A medida que la afección progresa, la piel de las regiones afectadas se engrosa y se endurece.

El tratamiento persistente y agresivo suele tener éxito. Consiste en eliminar el pelo, lavar y limpiar regularmente con agua tibia y jabón para eliminar toda la secreción blanda, secar y aplicar un apósito astringente. Si aparecen granulomas, un veterinario puede eliminarlos. La infección profunda requiere antibióticos para todo el organismo y vacunación frente al tétanos.

Enfermedad de la línea blanca (hormiguillo, pared hueca)

La enfermedad de la línea blanca (hormiguillo) implica la separación de la pared del casco. La separación probablemente comienza a causa de un estrés anormal de la pared debido a una mala forma del pie o al recorte (p. ej., un dedo largo, talones hundidos). Puede comenzar en los dedos, cuartos o talón. Puede producirse un desplazamiento del hueso pedal, similar a la laminitis. La superficie exterior de la pared puede parecer sólida, pero se puede ver una cavidad entre la pared del casco y las láminas en la superficie solar del pie. Los microorganismos pueden invadir esta cavidad y causar infecciones. Al golpear el exterior de la pared en la punta del pie se produce un sonido hueco sobre la parte afectada. La cojera es infrecuente, pero puede producirse si también hay una infección, un absceso o un desplazamiento del hueso pedal.

La afección se diagnostica con una exploración física y radiografías. Para el tratamiento, el recorte correctivo es fundamental para corregir las tensiones anormales en la pared del casco. Es probable que se elimine toda la pared separada del casco. Su veterinario puede recomendar el uso de un antiséptico tópico. El herraje correctivo (p. ej., una herradura de corazón con barra o una herradura de huevo con barra) es fundamental para proporcionar un soporte adecuado al otro pie y eliminar el estrés de las áreas afectadas.

Talones asimétricos

En los talones asimétricos, la irregularidad de los talones produce un desequilibrio grave del pie. El problema suele ir acompañado de fisuras en los cascos, fisuras profundas entre las partes redondeadas (bulbos) del talón y una infección de la ranilla (aftas). La causa más probable de los talones asimétricos es la presión anormal que se ejerce sobre un lado del pie, por lo general debido a una conformación anormal de la pata o el pie. La enfermedad navicular puede darse al mismo tiempo.

La alineación del talón y el equilibrio del pie se pueden restaurar con el recorte y el herraje correctores. Se usa una herradura de barra completa con una barra diagonal de refuerzo para soportar el cuarto y talón afectados. La mejora probablemente requerirá varios reajustes de la herradura. El pronóstico de recuperación es bueno en los casos no complicados si se aplican sistemáticamente medidas correctoras hasta que se produzca un nuevo crecimiento del casco.

Osificación de los cartílagos alares

La osificación de los cartílagos alares es el endurecimiento (calcificación) del cartílago del hueso del ataúd (pedal). Es más frecuente en los cascos delanteros de caballos pesados que trabajan en superficies duras. También es frecuente en caballos que se emplean para la caza y el salto de vallas, pero es rara en los caballos Pura Sangre Inglés de carreras. Las lesiones repetidas de los cuartos de los pies probablemente son la causa más básica. Un herraje inadecuado que impida el movimiento normal de los cuartos también puede provocar la osificación de los cartílagos alares. Otros casos surgen por traumatismo directo.

La osificación de los cartílagos alares rara vez causa cojera. Un pie estrecho o contraído hace más probable la cojera. También puede producirse cojera si la osificación de los cartílagos alares va acompañada de otra afección, como la enfermedad navicular. La zancada puede acortarse, y montar al caballo por una pendiente puede exagerar el dolor.

Se puede diagnosticar la osificación de los cartílagos alares mediante la exploración y los bloqueos nerviosos; sin embargo, son necesarias las radiografías para su confirmación. Cuando la cojera está presente, con frecuencia resultan útiles las herraduras correctoras para favorecer la expansión de los cuartos y para proteger el pie de las lesiones por golpes. El ranurado de los cascos también puede favorecer la expansión de la pared.

Candidiasis

La candidiasis es una degeneración de la ranilla con infección bacteriana secundaria. Aunque algunas personas culpan a un mal manejo e higiene como su causa, es más probable que esté causada por una mala conformación o recorte del casco y una falta de ejercicio. El ejercicio puede ayudar a limpiar el casco cuando el peso del caballo empuja hacia abajo sobre la ranilla y las estructuras circundantes. La candidiasis también se produce en caballos con los talones cortados (véase anteriormente). La afección es más frecuente en las patas traseras. La zona afectada está húmeda y contiene una secreción negra y espesa con un olor fétido característico, y el tejido de los bordes de la ranilla puede estar muerto. Estos signos son suficientes, de por sí, para establecer el diagnóstico.

El tratamiento debe comenzar proporcionando un lugar seco y limpio bajo los pies, y limpiando el casco, extrayendo todo el material córneo reblandecido. Una loción astringente usada con la limpieza diaria del casco ayuda a la recuperación después de eliminar el tejido enfermo. Además, es necesario equilibrar el casco y someter a los caballos afectados a un programa de ejercicio regular en una zona seca. El uso de una herradura de barra después de que la enfermedad se haya detenido puede ayudar a la ranilla a regenerarse. Aunque puede no causar la afección, se debe evitar un ambiente húmedo en animales con aftas. El pronóstico de recuperación suele ser favorable con cambios adecuados en el herraje y el ejercicio.

Para más información

Consulte también el contenido para veterinarios sobre trastornos del casco en los caballos.